Image: Emilio Martínez Lázaro

Image: Emilio Martínez Lázaro

Cine

Emilio Martínez Lázaro

“En mis peores momentos, siempre he hecho comedia”

26 junio, 2002 02:00

Emilio Martínez Lázaro. Foto: Mercedes Rodríguez

Desengañado por el fracaso de su thriller La voz de su amo, que considera su mejor película, Emilio Martínez Lázaro ha vuelto a la comedia, el género que más gozos le ha reportado en filmes como Amo tu cama rica o Los peores años de nuestra vida. Con El otro lado de la cama, el director madrileño recupera grandes éxitos del pop nacional y regala al espectador prodigiosas interpretaciones cómicas.

La cartelera se va pareciendo cada vez más a la oferta musical del verano. Si llegado junio hay cuatro o cinco temas disputándose el "honor" de alzarse con el título de la canción del verano (y este año, mal que nos pese, se lo van a disputar Bisbal y Rosa), el cine no le va a la zaga. Será sin duda la nueva comedia de Emilio Martínez Lázaro, fogosa, refrescante y simpática, como mandan los cánones estivales, una de las candidatas a hacer el agosto Y además puede entrar sin problemas en ambas competiciones. Porque El otro lado de la cama (que se estrena el 5 de julio) es una comedia musical que recupera grandes éxitos del pop español -Tequila, Los Rodríguez. Kiko Veneno o Mastreta- y en la que se dan cita los mejores ingredientes para el humor desenfrenado: infidelidades, cinismo, desvergöenza, sexo de alcoba y situaciones hilarantes. No en vano, el autor de Los peores años de nuestra vida no tiene ningún problema en abrir la entrevista asegurando que "esta es la comedia más pura de todas las que he hecho". Y no le falta razón.

El riesgo de cruzar el río
-La más pura y, desde luego, la más arriesgada. Porque ¿a qué productor se le ocurre financiar un musical en España?
-Es cierto, pero quien no se arriesga no cruza el río. Yo entiendo perfectamente las reticencias iniciales de los productores, pero mi baza estaba muy clara. Lo que tenía que funcionar en la película eran las escenas, porque el valor de la música y el baile no son tan importantes, no intervienen en la narración dramática del filme, son números que por decirlo de algún modo vienen a culminar unos sentimientos. Pero yo tenía claro desde el principio que podía funcionar. Y cuando lo tuve claro fue cuando vi el musical de Woody Allen. Si Woody no hubiera hecho Todos dicen I love you, yo no hubiera hecho El otro lado de la cama. Fue deteminante.

-De hecho, las coreografías musicales, como en Todos dicen I love you, no tienen nada que ver con la sofisticación.
-Ese es el gran acierto. El tono naturalista, casero, rudimentario de las piezas musicales. Lo difícil de verdad fue encontrar a un coreógrafo que se atreviera con ello. Una misión casi imposible. Hasta que no di con Pedro Berdäyes, un profesional muy imaginativo y responsable, que puede poner a cualquier actor a bailar en dos minutos, no las tuve todas conmigo. Casi todas las escenas de coreografía están pensadas, ensayadas y filmadas el mismo día del rodaje.

-Como ha señalado, las piezas musicales no intervienen directamente en la narración. En este sentido, ¿se puede considerar El otro lado de la cama un musical en el sentido estricto?
-Sí, sí, creo sinceramente que lo es. Opino que para ello los números musicales deben estar integrados en la película, y aquí lo están. Lo que no considero un musical, por el contrario, son esas viejas películas de Fred Astaire en las que lo único que cuenta son los maravillosos bailes, y el resto es intrascendente. Cuando las pongo en vídeo, paso rápidamente de un número a otro, porque lo que va en medio no tiene ninguna importancia.

Personajes y situaciones
-En esta comedia, sin embargo, lo que cuentan son las situaciones provocadas, y no tanto la historia que se nos cuenta. ¿No cree?
-Voy a serle honesto. La historia de esta película es una sandez. Directamente no hay historia. Lo que hay son personajes y situaciones. Eso es lo que requiere la comedia. Gracias a la naturalidad de los actores, con capacidad para imprimir realismo a sus personajes, es posible provocar la risa. En la comedia hay que proponerse que las cosas ocurran de verdad. Si una comedia no es realista, no hay forma de hacer reír. Lo que cuenta es el naturalismo con que se muestran los actores y la acumulación de gags. En La fiera de mi niña, mi comedia preferida, todo lo que hacen los personajes es muy artificial y disparatado, pero funciona tan bien porque los personajes son muy realistas.

-En este sentido, la aportación de los actores (Guillermo Toledo, Ernesto Alterio, Natalia Verbeke, Paz Vega, Alberto San Juan, María Esteve) es crucial.
-Fundamental. He tenido la suerte de contar con una generación de actores sobresalientes. Para que una comedia salga bien, no sólo hace falta que el guionista construya buenos gags o que el director tenga las cosas claras, lo que considero fundamental son los actores. Y el actor cómico es una especialización. Un actor puede ser un grandísimo clásico, pero luego no sirve para hacer reír. Eso de la vis cómica existe, es algo que hay que tener. Y los de esta película están asombrosamente dotados para la comedia. Además, propusieron muchas ideas durante los ensayos, inventaron muchas líneas de diálogo y eso sólo ocurre cuando hay una vocación auténtica.

-El otro lado de la cama supone su vuelta a la comedia después de ocho años. Como Billy Wilder, ¿dirige dramas cuando se siente bien y comedias cuando se siente mal?
-Absolutamente. En mis peores momentos, siempre he hecho comedia. Y al revés. En mi caso ciertamente ha sido así. Creo que tiene su explicación en que toda comedia disfraza un profundo pesimismo. Una manera de ver las cosas malas es a través del prisma de la comedia, para poder reírnos de lo desagradable y así encontrar un cierto modo de escapismo. La risa es pesimista porque siempre va dirigida a sublimar la pobreza del ser humano en las situaciones de la vida. Así que mi próximo proyecto también será una comedia, que ya tengo medio escrita, que tendrá algo de policíaco, como mi película anterior.

Tremendamente fogosa
-¿Y será igual de fogosa que ésta? Porque el sexo está presente en el filme desde el mismo título.
-Sí, bueno, eso es algo que realmente no había calculado. Mucha gente, y entre ellos Fernando Trueba, me ha dicho lo mismo al ver la película. Pero es algo que no había pensado. Me he dado cuenta después, de que efectivamente es tremendamente fogosa.

-¿El mal momento por el que ha pasado tiene algo que ver, precisamente, con el fracaso de su anterior filme, La voz de su amo?
-En gran parte, sí. He tenido tan mala experiencia con esa película. Sinceramente, considero que es la mejor que he hecho nunca, y que posiblemente haga, pero me he dado cuenta de lo difícil que es llenar salas con cine negro en este país. Estoy un poco desengañado. La gente está predispuesta a ver comedias, pero lejos de ahí es tremendamente complicado conectar con el público. Incluso los premios ya nacen con cierta predisposición. Todos los jurados me comentaban que La voz de su amo era la película que más les había gustado, pero luego no la votaban porque no entraba en los cánones del cine español. ¿Qué le parece?

-¿Dónde está el pesimismo oculto de El otro lado de la cama?
-En el gran camelo de la monogamia. Todo el mundo quiere mantenerla por convención social o costumbres adquiridas, pero ya debe- ríamos habernos dado cuenta de que la monogamia es una gran mentira. Que además produce risa, porque los cuernos es un gran motivo para el humor. En realidad, durante la película nos reímos de lo mal que lo pasan los personajes, pero lo pasan mal por motivos de infidelidad. ¿Por qué nos reímos de que alguien lo pase mal por unos cuernos y no porque tenga cáncer? En ambas situaciones se pasa muy mal, ¿no? Simplemente porque los cuernos es una situación estúpida a la cual se ha llegado culturalmente. En este sentido es una película muy simple, yo diría que abstracta, es la hipersituación de la comedia. Es tan abstracta que casi no se puede contar de qué trata. Son unos amigos que tienen unas amigas y se ponen los cuernos mutuamente. Ya está.

La fórmula de grandes éxitos
"La idea de incluir éxitos es algo que se ha hecho en casi todos los grandes musicales del cine. Las canciones de Cantando bajo la lluvia ya eran tremendamente conocidas antes del estreno de la película", asegura Martínez Lázaro, quien ha recurrido a la misma fórmula para añadir "un plus de complicidad con el espectador, y máxime a un público español, que tiene un oído musical como de piedra pómez". Una jugada comercial muy adecuada en los "tiempos OT" que corren. Con los arreglos musicales de Luis Mendo y las voces de los propios actores (que no tienen desperdicio), el filme ofrece versiones de conocidos temas como Dime que me quieres, de Tequila; Luna de miel, de Mastreta; Las chicas son guerreras, de Coz; Mucho mejor, de Los Rodríguez, o Echo de menos, de Kiko Veneno. "La idea era hacer una película con canciones que no vayan a pasar nunca de moda", afirma el realizador, quien una vez más ha contado con Roque Baños para la composición del score original.