Dalton Trumbo
El combate incesante
8 diciembre, 2005 01:00Dalton Trumbo
Fue uno de los guionistas más combativos y honestos de Hollywood. Junto al actor John Garfield, seguramente fue el más perjudicado por la "caza de brujas" de los años cincuenta. Mañana se cumple el centenario de Dalton Trumbo, autor de guiones como Vacaciones en Roma, Espartaco, éxodo y Johnny cogió su fusil, que también dirigió. Carlos F. Heredero repasa su trayectoria.
Se llamaba en realidad Dalton Trumbo y todo esto sucedía en el tiempo del sapo, como él mismo llamó, en un libro de ensayos subtitulado Un estudio de la inquisición en América, a esa época tan aciaga. Eran los días de una negra pesadilla: los Estados Unidos vivían bajo la paranoia de la "guerra fría", la "caza de brujas" impulsada por el maccathysmo exigía a los cineastas de Hollywood que se convirtieran en delatores y, a los que se negaban, o bien se les metía en la cárcel o bien se les incluía en las "listas negras", o bien las dos cosas una detrás de otra, como le sucedió a nuestro protagonista.
Eran tiempos ciertamente viscosos. Tanto que a Dalton Trumbo lo denuncia la madre de Ginger Rogers tras ver cómo su hija interpreta, en 1944, una película de Edward Dmytryk con título sospechoso (Tender Comrade: en realidad, una cita tomada de un poema de Robert Louis Stevenson) en la que el guión de nuestro hombre le hace decir cosas tan subversivas como: "repartir, repartir todo equitativamente, eso es la democracia". Tiempos en los que la cultura americana liberal y de izquierdas (Clifford Oddets, Robert Rossen, Elia Kazan, Edward Dmytryk o Budd Schulberg) "se traiciona a sí misma para salvar sus piscinas", como explica Orson Welles.
Tiempos que Dalton Trumbo, militante comunista y activista del sindicato de guionistas, vive de manera muy diferente. Viene de un humilde pueblecito de Colorado y ha tenido que abandonar la universidad, tras la muerte de su padre, para trabajar en una panadería -con el fin de mantener a su familia- mientras que simultáneamente empieza a escribir en diversas publicaciones. En 1935 le contrata la Warner, primero como lector y después como guionista de la serie B, pero luego lo despide por negarse a dimitir como miembro del sindicato, tras lo que recala en la Columbia y en la RKO. Historias narradas en películas de John Farrow, Victor Fleming o Sam Wood (para quien escribe Espejismo de amor, con la que consigue ya una nominación al Oscar en 1940) llevan su firma.
En 1939, pocos días antes de que las tropas nazis invadan Polonia, Trumbo publica Johnny got his Gun, virulenta diatriba antibelicista que aparece en el momento más inoportuno, lo que le lleva a intentar retirar y frenar la difusión de la novela cuando, poco después, Hitler entra en la Unión Soviética. Llega un momento, incluso, en que el escritor entrega al FBI las cartas de quienes le escriben pidiendo ejemplares del libro por entender que tales misivas cuestionan su lealtad al esfuerzo de guerra aliado, lo que constituye el episodio más oscuro y controvertido de su biografía.
Exilio mexicano
Su carrera se interrumpe cuando su decidida y coherente oposición a la "caza de brujas", como integrante de "los diez de Hollywood", da finalmente con sus huesos en la cárcel. Convertido en destacado blacklisted, emigra con su familia a México y empieza a escribir guiones (que Hollywood le paga a precio de miseria) bajo nombres falsos o con la cobertura de otras personas. Nacen así sus mejores trabajos, dirigidos por cineastas como Joseph Lewis (Gun Crazy, 1950), Joseph Losey (The Prowler, 1951) o Delmer Daves (Cowboy, 1958), antes de descubrirse que el nombre de Robert Rich es sólo una "tapadera". Es entonces, ya en 1960, cuando consigue firmar como Dalton Trumbo los importantes guiones de Espartaco (Kubrick) y éxodo (Preminger), tras lo que impone su verdadero nombre en los títulos de crédito de obras como El último atardecer (R. Aldrich, 1961), Los valientes andan solos (D. Millar, 1962), Castillos en la arena (V. Minnelli, 1965) u Orgullo de estirpe (J. Frankenheimer, 1971).
Su energía inagotable le lleva también, en 1964, a escribir junto a Luis Buñuel el guión cinematográfico de su más famosa novela, con la intención de que fuera realizado por el cineasta español. El proyecto no fructifica, sin embargo, hasta que el propio Dalton Trumbo se hace cargo de la dirección en 1971. Surge así una obra inclasificable y heterodoxa, hecha de tanta convicción como pudor y libertad para dar forma al alegato antibélico más brutal y desasosegante que se ha filmado nunca: Johnny cogió su fusil. Una obra que, cuando llega a las pantallas, resuena sobre los ecos de la guerra de Vietnam. Veinte años después de salir de la cárcel, el maverick por excelencia sigue al frente del combate, pero la película es su verdadero canto del cisne. En 1976 un ataque al corazón acaba con su vida.