Talk to me
Director: Kasi Lemmons
13 marzo, 2008 01:00Hasta cierto punto, Talk to me es una hagiografía de ese popular "radio talk show man", pues el filme persigue su figura mediante unos rítmicos y fluidos planos-secuencia. La cámara le acompaña desde su etapa como locutor de radio en la prisión donde cumplía condena hasta los últimos días de su vida. Hasta cierto punto, la película de Kasi Lemmons, pese a evitar ciertos clichés del biopic, acaba refugiándose en la particular ecuación narrativa del cine convencional compuesta por: presentación, ascensión, éxtasis y exceso, caída en picado y, finalmente, muerte. Pero Talk to me, afortunadamente, va más allá del carácter biográfico de un particular: es la recreación, casi melancólica, de una época convulsiva donde se dio muerte a la libertad ideológica justo cuando ésta empezaba a dar sus primeros pasos. Un montaje de imágenes a ritmo de funk n'soul que revindican todo un estilo de vida basado en la libertad de expresión, la revolución sexual y la glorificación de la práctica de todo tipo de excesos. Un tiempo colorista, callejero, irreverente, prácticamente alucinógeno. Y la música, claro, una excelente banda sonora compuesta por James Brown, Solomon Burke, Sam Cooke, Booker T, Sly and the family Stone, Sam & Dave, Otis Redding.... Son músicos impresionantes.
Pero aún hay más. Pues si distanciamos contexto y personajes, nos encontramos con una historia de amor: la de dos hombres que encontraron su complemento perfecto en su antagonista. La locura (matizada) de Greene contra el rigor (estirado) de su manáger Dewey Hughes. El genio y el agente, sí, de acuerdo; pero también el exceso y el autocontrol, o dicho de otra forma, el cuerpo y la cabeza. El cásting está clavado. Frente a la anarquía compulsiva de Don Cheadle, todo un monstruo de la interpretación al que se le concede libertad absoluta, el estatismo y la sosez de Chiwetel Ejiofor, un cuerpo que denota presencia pero de movimientos torpes. Ciertamente Talk to me es una crónica de una amistad entre hombres, una relación simbiótica (y de cierta ósmosis), tan accidentada como emocionante. El cúmulo de intenciones no desestabiliza el ritmo de la película. El flow de Petey Greene se transmite a las imágenes acompasado por las continuas canciones que adornan la narración. Lemmons busca emular al Paul Thomas Anderson de Boogie Nights (1997) mitificando al locutor de igual forma que hiciera Bob Fosse con Lenny Bruce en Lenny (1974). Pero claro, hablar de P.T.A. y de Fosse son palabras mayores. Lemmons está lejos de tener la fuerza plástica del primero y es bastante menos mordaz que el segundo. Pero eso no convierte a Talk to me en un show descafeinado, ni mucho menos, pero sí suaviza una buena película que podría haber sido excelente.