Shoah, la gran película de Claude Lanzmann, en DVD
El viaje al horror del exterminio cumple 25 años
11 diciembre, 2009 01:00Una escena de la película
Con una sola palabra puede expresarse todo el horror. Shoah es el exterminio mismo, la "solución final" en imágenes, pero también una gran película de Claude Lanzmann que acaba de publicarse en DVD. El año que viene cumple 25 años.
Lanzmann lo tenía claro: los cineastas que han pretendido filmar el holocausto (Spielberg a la cabeza) lo que han acabado haciendo son películas sobre los supervivientes; Shoah va mucho más lejos que eso, y es que pese a trabajar con testigos de primera mano lo que se construye en su obra es la imagen completa del exterminio. Lanzmann trabaja casi como un entomólogo, captura con su cámara decenas de testimonios a los que interroga de forma pausada pero inflexible. Su mirada es inclemente, persistente hasta el paroxismo, filma lágrimas y decaimientos de las víctimas, pero también azota a los culpables sin rubor, utilizando sus propias palabras: como si quisiera "matarlos con la cámara".
No hay espacio en Shoah para los grandes interrogatorios, la película huye de la retórica, de la búsqueda de un "por qué" explicativo, así como de trazar parábolas hermenéuticas y/o solipsistas. Aquí de lo que se trata es de captar el testimonio directo, de construir una mirada global a partir de algo tan sencillo como es el relato oral, la persistencia de la memoria a través de las palabras de los que protagonizaron la Historia. El esqueleto narrativo de Shoah ignora por completo la búsqueda o investigación escalonada de las acciones que desembocaron en los asesinatos masivos de judíos. Lazmann ataca desde un primer momento el exterminio y, para ello, huye de algo parecido a construir una cronología de los hechos ocurridos; él prefiere el relato radial, el desenmascaramiento de las capas, la desnudez y la concretización de los hechos, una cinética dramática rica en círculos y repeticiones alternantes que poco a poco vayan otorgando una visión global del pandemónium acaecido.
De igual forma el realizador evita hacer acopio de las imágenes preexistentes de los campos de exterminio, él otorga su mirada al presente para que éste nos acabe por definir el pasado. Rivaliza con Jean-Luc Godard a la hora de prefijar el valor de las imágenes y se acerca más a las posturas radicales del tándem Jean Marie-Straub-Danièle Huillet focalizando su interés en la palabra como motor para crear imágenes y no al contrario. Lanzmann consigue entonces lo imposible: retrata la cara del mal, pone en escena la muerte, sólo con el uso de las palabras. Pocas películas han llegado tan lejos como Shoah -cabría pensar, por ejemplo, en la brutalidad mostrada en el excelente documental de Rithy Pahn sobre el genocidio camboyano S-21 La máquina roja de matar (2002)- así que es una buena noticia que por fin se haya editado en nuestro país en formato DVD tanto por la necesidad de revisitarla como para todos aquellos que aún no se hayan acercado a una de las películas más importantes de la historia del cine.