Image: Peter Jackson

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Cine

Peter Jackson

El nuevo señor de Hollywood

26 febrero, 2010 01:00

El director neozelandés Peter Jackson. Foto: Begoña Rivas

Tras superproducciones como "El Señor de los Anillos" o "King Kong" el director neozelandés Peter Jackson intenta volver a sus raíces con "The Lovely Bones", que se estrena este viernes en España.

Pocos podían suponer, a finales de los 80 del siglo pasado, que un oscuro realizador neozelandés, conocido por un filme amateur, gore y divertido, con el justo título de Mal gusto (Bad Taste, 1987), se convertiría en el nuevo milenio en uno de los poderosos de Hollywood. Ahora, Peter Jackson se asocia con Spielberg para llevar a la pantalla "Tintín"; trabaja en El Hobbitt; descubre talentos como Neill Blomkamp, y se atreve con best-sellers como The Lovely Bones, de Alice Sebold, pasando de la épica a una fantasía new age, oscura e intimista. Por eso, Peter Jackson es ya uno de los reyes de Hollywood.

Todo hombre tiene un pasado del que arrepentirse. Aunque no sea el caso de Peter Jackson. Mal gusto, su parodia de los Teleñecos, Meet the Feebles, y esa obra maestra del splattstick (mezcla de terror sangriento y humor con gags al estilo del cine mudo), conocida como Braindead (1992), le convirtieron en mito del cine psicotrónico.

Después vendrían experimentos como Criaturas celestiales (1994), recreación de un crimen real que conmocionó Nueva Zelanda en los 50, y Forgotten Silver (1995), falso documental sobre un pionero del cine neozelandés inventado. Dos ejercicios de estilo que demostraban cómo había madurado sin perder un ápice de su frescura inicial. Entonces llegó Hollywood. Todo el mundo sueña con Hollywood. Pero el sueño tiene su lado oscuro. No es que la primera incursión americana de Jackson fuera una pesadilla, pero Agárrame esos fantasmas (The Frighteners, 1996), producida por Robert Zemeckis, no acabó de convencer, pese a que se trata de una comedia de terror con casi todos los elementos Jackson… Faltaba el gore salvaje, las gotas de sexo e irreverencia. La entrada de Jackson en Hollywood fue discreta… Pero pronto empezó a dar que hablar más que con su película estrenada con la que se rumoreaba que quería rodar: una versión de la obra magna de la literatura ‘freak': El Señor de los Anillos.

El antes y el después de los 11 Oscar
Como él mismo recuerda: "Mirando atrás, creo que éramos un poco inocentes. Al comienzo, ninguno de nosotros tenía idea de lo complicado o difícil que podría llegar a ser". Contando con un reparto de lujo, escenarios neozelandeses y magia digital de última generación, Jackson dio forma a su sueño, llevando al cine casi literalmente la obra de Tolkien, recreada con la iconografía tradicionalmente asociada a esta obra. El resultado fue un éxito avalado por once Oscar para El retorno del Rey (2003) y el entusiasmo de millones de espectadores. Pero significó también el fin de la infancia de Jackson.

Adiós al humor y a la originalidad, al estilo ágil y frenético. Un nuevo Jackson, solemne y pomposo, pero contenido en su afán por no decepcionar a los ‘freaks', daba nacimiento a una era de cine fantástico de excesos grandilocuentes. Si El Señor de los Anillos funcionó, King Kong (2005), no. La historia del gorila gigante enamorado, contada con ínfulas conradianas, haciendo evidente lo implícito en el clásico de 1933, no resultó, sin ser un fracaso absoluto. Podía echarse a dormir en los laureles, vivir del merchandising y las ediciones corregidas y aumentadas de El Señor de los Anillos. No lo hizo.

Si por un lado Jackson se ha convertido para algunos en lo que fueran para él figuras paternas como Spielberg, Zemeckis o Lucas, apoyando talentos como Del Toro o Blomkamp, por otro, ha intentado en The Lovely Bones recuperar al Jackson de Criaturas celestiales… Sin conseguirlo. Le guste o no, es un monstruo de Hollywood. Su puesto está en superproducciones como Tintín, películas de ciencia ficción como Halo o Mortal Engines, fantasías como Temeraire o El Hobbitt, aventuras bélicas como Dambusters... Proyectos todos asociados con él. Puede uno imaginar al joven Peter Jackson, gordo y desinhibido, que conocimos en el Teatro Principal de San Sebastián, habitual de la Semana de Cine de Terror, sobrevolando como un fantasma la alfombra roja del Oscar, mirando con pena y nostalgia al nuevo Peter Jackson, delgado, trajeado, millonario... pero ojeroso y más serio que nunca.