Image: De Álex de la Iglesia a Lope

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Cine

De Álex de la Iglesia a Lope

Destacada presencia española en el Lido

1 septiembre, 2010 02:00

Arriba: Tarantino (presidente del jurado) y el cineasta Robert Rodríguez. Abajo: Darren Aronofsky, Natalie Portman y Vincent Cassel.

Con Quentin Tarantino presidiendo su jurado el Festival de Venecia se echa andar hoy. Su director, Marco Müller, ha apostado esta edición por cineastas jóvenes e independientes con la intención de tapar la ausencia de nombres consagrados en la sección oficial. Entre estos autores que compiten por el León de Oro sobresalen Sofía Coppola, que llega con su comedia dramática 'Somewhere', y Darren Aronofsky, cuyo thriller 'Black Swan' (con Natalie Portman) inaugura oficialmente el certamen. Por otro lado, el cine español ha conseguido colocar una nutrida representación, en la que destaca Álex de la Iglesia, con su 'Balada triste de trompeta', único filme nacional que aspira a hacerse con el preciado galardón. Además, José Luis Guerín presenta 'Guest', y Lluís Galter, 'Caracremada'. 'Lope', que se proyecta el próximo día 11, cierra nuestra presencia en el Lido.

Bendecida por una inmensa campaña de promoción sólo al alcance de las producciones nacionales con una televisión detrás, Lope llega hoy mismo a las pantallas dispuesta a consolidar la mediática acogida de numerosas películas históricas: de Alatriste a Los Borgia pasando por Ágora, todas han intentado seducir al gran público con adaptaciones y peripecias históricas.

La película, dirigida por el brasileño Andrucha Waddington y protagonizada por Alberto Amman (el chico de Celda 211), Pilar López de Ayala y Leonor Watling, no llegará al certamen hasta la semana que viene, el viernes 11, cuando, casi al final de su recorrido, se enfrente al juicio de la crítica internacional. Lope propone una curiosa mezcla entre drama épico, denuncia social y retrato saltarín y luminoso de los tormentosos amoríos del dramaturgo. "Hay biografías tan fabulosas que parecen inventadas -explica Waddington-. La vida de Lope de Vega es una de ellas: un sinfín de aventuras y amores tan increíbles, tan excitantes y apasionados, que parecen escritos por un novelista llevado por su febril imaginación".

De esta manera, Lope es tanto el relato vertiginoso de las correrías de un joven atolondrado y talentoso que ansía el éxito sobre las tablas como una velada crítica al oscurantismo y la intolerancia de la época (o no) que convierten su vida en un infierno. Claro que el intenso dramatismo de las últimas secuencias queda un tanto desdibujado ante el tono juvenil y triunfalista de un metraje en el que la poesía del maestro sirve como contrapunto culto a una narración académica pero briosa. En palabras del director, se trataba de convertir la ciertamente azarosa vida del bardo en un "espectáculo", en una apuesta que también hace valer su tono didáctico y ejemplarizante.

Hambre de éxito. Para Waddington, Lope es un joven que viene de una clase social baja y que sueña con alcanzar ese mundo que hoy logran los grandes deportistas y las supermodelos. "Es un joven que acaba de descubrir su vocación y tiene hambre de ser reconocido, y que, sin saberlo, es uno de los mayores genios de la historia. Un joven con las mismas ambiciones y sueños que los jóvenes de hoy, y que a la vez debe decidirse entre el amor de dos mujeres. Creo que eso es lo que hace de este proyecto una película actual. Una película que aunque pase en otro tiempo la filmamos como si pasara hoy, sin la distancia de las películas de época".

Alberto Amman, que ha ganado aplomo desde su famosa película con Daniel Monzón, presta su silueta a un personaje que, como todo genio que se precie, saborea el reconocimiento y la gloria pero también la burla y la incomprensión de sus coetáneos: "El tema de fondo de Lope es la dificultad para saltarse las normas. Aunque Lope tiene que pagar un precio muy caro por su osadía, también acaba consiguiendo lo que busca a base de tenacidad. A mí me gusta decir que la película es una precuela porque termina cuando comienza a ser reconocido y se convierte en un hombre".

Alex de la Iglesia será, sin embargo, el gran protagonista español de Venecia ya que ha logrado que su última producción, Balada triste de trompeta, se cuele en la sección oficial a concurso junto a algunas de las mejores luminarias del cine mundial. Tras el éxito comercial de su filme en inglés Los crímenes de Oxford, De la Iglesia regresa a la comedia oscura que tan bien ha manejado en su cine con una película que él mismo clasifica como "muy intestinal".

Vuelta a los 70. Hay ecos en el Balada... de Muertos de risa (1999) ya que el cineasta regresa tanto a los años 70 como a los personajes salidos del mundo del espectáculo. Carlos Areces, Santiago Segura o Carmen Maura están en el reparto de una historia localizada en un circo y protagonizada por payasos malvados. De la Iglesia, que está terminando la película a toda prisa y según cuenta en su propio blog no la verá terminada hasta la proyección en Italia el próximo martes, ha definido como "grotesco" el tono del filme, un registro que ya ha abordado con éxito en algunas ocasiones como El día de la bestia (1995) o La comunidad (2000). Venganzas, asesinatos y como telón de fondo una España delirante. "Es una película bruta", ha dicho el director, "porque trata sobre esa bipolaridad que tengo. Por una parte, soy un tío infantil pero por otro lado tengo mucha rabia y dolor dentro. Es algo que está muy relacionado con este país". Tras la Palma de Oro en Cannes (Uncle Boonme Who Can recall his Past Lives, producida por Luis Miñarro) y la doble presencia en Locarno (La vida sublime, de Daniel Villamediana, y el corto Te vas, de Cristina Molina), el cine producido en Barcelona sigue demostrando su tirón en los grandes festivales. Guest, presentada ayer en el certamen, es un proyecto muy personal de José Luis Guerín (seleccionado también en Toronto y San Sebastián). Se trata de una suma de las grabaciones que el director ha realizado a lo largo de un año en el que ha sido invitado a festivales de cine de todo el mundo. Finalmente, Caracremada, debut de Lluís Galter, trata la vida del último maqui.

Sofia Coppola, Ozon y Hellman

A falta de más de una semana de su final, la Mostra de Venecia aún no ha descubierto muchas de sus bazas. Ante las críticas, el director Marco Müller ha hecho una selección "clásica" en la que brillan grandes nombres de prestigio. Inauguró Darren Aronofsky con el thriller Black Swan encabezando la nutrida presencia estadounidense. Le siguió Julian Schnabel con Miral, presentada ayer, en la que aporta su mirada al conflicto judíopalestino. Hoy mismo Sofia Coppola es la estrella con Somewhere, en la que regresa a los ambientes sofisticados y la introspección psicológica que tan buenos resultados le ha dado. Ozon proyectará mañana Potiche, drama familiar ambientado en los 70 con Catherine Deneuve y Gérard Depardieu. Y, el día 7, Vincent Gallo a buen seguro hará mucho ruido con Promises Written in Water, sobre la que no ha querido avanzar ni un solo dato. Hay mucha expectación con el regreso de Monte Hellman, mito del underground de los 70, que concursa con su primera película en veinte años, el thriller Road to Nowhere.