Image: Antonio Chavarrías

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Cine

Antonio Chavarrías

"Con mecenazgo o no, el cine va a sobrevivir"

3 febrero, 2012 01:00

Juan Diego botto en Dictado

El último filme del productor y director Antonio Chavarrías, Dictado, competirá en la 62 Berlinale (del 9 al 19 de febrero). Única presencia española a concurso, el filme es un cuento perverso que hibrida el drama psicológico y el cine de terror. Chavarrías, que ha hablado con El Cultural sobre su filme, peleará por el Oso de Oro dentro de una nutrida selección internacional con nombres como Soderbergh y Zhang Yimou.

Antonio Chavarrías (Barcelona, 1956) es una figura ciertamente atípica en el cine español. Productor heterodoxo de cineastas tan dispares como Marc Recha (Pau y su hermano), Agustí Villaronga (Aro Tolbukhin: en la mente de un asesino) y Claudia Llosa (La teta asustada), también es un director de largas elipsis pero con un mundo personal muy reconocible. Susanna (1996), Volverás (2003) y Las vidas de Celia (2006) son los hitos de una cuidada filmografía de apenas ocho títulos. El último de ellos, Dictado, verá la luz con todos los honores en la próxima Berlinale, donde se presenta a competición. Es un festival que a Chavarrías le ha dado suerte: en 2009 ganó allí el Oso de Oro como productor con la mencionada película de Llosa. Ahora regresa con un trabajo firmado por él mismo en el que propone un cuento perverso protagonizado por un psicópata celoso (Juan Diego Botto), su esposa y madre vocacional (Bárbara Lennie) y una inquietante niña de siete años (Mágica Pérez) que trastorna de forma dramática una ídilica relación de pareja. La culpa, los celos, el instinto de supervivencia, la maternidad o la locura son los asuntos de un filme plagado de misterios, como un híbrido entre un drama psicológico y una película de terror que cuestiona nuestra capacidad para romper los lazos con la lógica y creer en la reencarnación.

-¿En algún momento se planteó que Dictado fuera una película de género?
-Hay mucha gente que lo está percibiendo de esta manera y no me parece mal, pero es una consecuencia, no era el objetivo. Yo me planteé la película como un cuento entre la tragedia y la esperanza... Era la propia historia la que te llevaba a esos elementos de suspense. Me gustaban sobre todo los personajes y su desarrollo.

-¿Podríamos decir que esta es la historia de un hombre que lleva sus celos hasta la patología?
-Yo siempre lo he visto como alguien que no quiere ser expulsado del paraíso, es un sentimiento que conocemos todos. Es la tragedia de alguien que no es capaz de afrontar dos situaciones que en realidad son la misma. Cuando es un niño, se siente desplazado cuando su padre conoce a otra mujer y tiene que convivir con los hijos de ésta. Después, ya casado, vuelve a sentirse amenazado cuando aparece esta niña. La pregunta es hasta dónde estamos dispuestos a llegar para evitar ser expulsados del paraíso. Se radicaliza mucho por dos motivos. El primero, porque lleva muy marcado el sentimiento de culpa. Y tiene miedo. Entra en un estado casi de terror.

El monstruo interior

-La idea de que el monstruo puede anidar en nosotros también era una idea crucial en Las vidas de Celia. ¿Encuentra relaciones entre ambos filmes?
-Eso es algo inconsciente. Todas mis películas están relacionadas porque hay una serie de elementos que se repiten. Por ejemplo, la familia. Volverás está estructurada en torno a la rivalidad de dos hermanos y en Celia esa rivalidad reaparece entre dos hermanas. En cuanto al monstruo, siempre me ha conmovido Frankenstein, ese engendro que huye y que se esconde. A veces tengo la sensación de que estoy haciendo siempre la misma película. Como un pintor que pintara nuevas capas sobre el mismo lienzo aunque el autor en realidad no tiene por qué ser consciente de sus obsesiones. Simplemente se repiten.

Como buena película de suspense, Dictado pone en entredicho las convicciones del espectador. En este caso, nos enfrenta a nuestra propia capacidad para creer en lo mágico cuando el protagonista comienza a plantearse sus propias convicciones al enfrentarse a extraños fenómenos que cree sobrenaturales.

"Daniel es un profesor que como puede intuirse trabaja en un colegio más bien laico o, en cualquier caso, muy alejado de toda imaginería religiosa. Con nosotros siempre convive ese miedo a la muerte, ese misterio. El éxito del cine de terror surge de esos miedos atávicos. Nuestro miedo a la oscuridad está en nuestro ADN, como el temor al lobo del bosque. Si el protagonista hubiera sido una persona con creencias religiosas, lo más posible es que se enfrentara mejor a eso porque entra dentro de su idea de lo verosímil. Él, sin embargo, pierde el control porque lo ve como una experiencia mucho más aterradora".

Filmada en su mayoría con planos cortos, los rostros de los actores establecen los márgenes de una tragedia que nos permite identificarnos con sus puntos de vista y que desemboca en un final catártico al que parecen arrojados como marionetas en una función macabra.

Para Chavarrías, todo comienza con Sófocles: "Lo vemos ya en el plano que abre la película: el niño, con el padre frente a las estrellas, pide un deseo pero el destino es mucho más fuerte que su voluntad y sale derrotado de esa lucha. Eso es pura tragedia griega. El plano del final es muy parecido y cierra esa estructura clásica. Muchas veces comentaba con el equipo el ejemplo de Edipo, ese hombre que está condenado a acostarse con su madre y a matar a su padre. Por mucho que pelea desesperadamente contra ello, no puede evitarlo".

Proximidad actoral

Otro mito presente en Dictado, el de Crimen y castigo, o el de Corazón delator de Edgar Allan Poe: "Yo siempre he querido pensar que no hay maldad en la niña, él simplemente quiere protegerse. Y hasta cierto punto, también tiene que pagar por ese pecado. El castigo tiene siempre algo de redención".

-Llama la atención que dos actores tan atractivos como Juan Diego Botto y Bárbara Lennie salgan "feos".
-Por una parte, me gusta que los actores no hagan trabajo de composición de personaje sino que los hagan propios, que imaginen que esa situación podría sucederle a ellos. Relacionado con esa proximidad, no me gustan los grandes maquillajes ni que vayan muy disfrazados. Eso al equipo le descolocaba porque no están acostumbrados. Tampoco ilumino más que lo mínimo porque busco el realismo. No por aquello del feísmo, sino porque la realidad es tan bonita que lo mejor es no tocarla.

En estos tiempos de crisis y cambios es insoslayable abordar a Chavarrías como uno de los productores más activos y heterogéneos de España, y preguntarle por los inciertas transformaciones que se van a producir con el cambio de Gobierno: "Yo hablaría de un clima de incertidumbre muy preocupante. Por ejemplo, nadie sabe qué va a pasar con TVE y esos 200 millones que le han recortado de presupuesto. A largo plazo puede ser positivo fomentar el mecenazgo pero en España no existe una tradición como la hay en Estados Unidos o en Brasil, donde está funcionando muy bien. Va a ser muy complicado que eso se asiente más en un entorno de crisis. El problema es que si el nuevo Gobierno cambia la ley de golpe y se crea un vacío entonces puede sobrevenir un verdadero desastre. De todos modos, quiero ser optimista porque creo que el cine, con mecenazgo o no, va a sobrevivir. Además, el cine español cuenta con un mercado internacional cada vez más sólido y no creo que el Estado esté dispuesto a quedarse sin cine porque es la imagen que damos de nuestro país. Es cultura y es importante".