Image: Harmony Lessons, el acoso escolar en toda su crudeza

Image: Harmony Lessons, el acoso escolar en toda su crudeza

Cine

Harmony Lessons, el acoso escolar en toda su crudeza

La película kazaja encandila en la Berlinale, en una jornada en que se asomó el fantasma de River Phoenix y Tornatore mostró su última joya

14 febrero, 2013 01:00

Fotograma de The Best Offer, de Giuseppe Tornatore.


Confieso mi desconocimiento absoluto de la cinematografía de Kazajistán, ese país que hizo popular Borat (primero repudiado y después reivindicado) y en realidad vuelvo a confesar que lo desconozco casi todo salvo que formó parte de la Unión Soviética y tengo una vaga idea sobre un presidente con aires dictatoriales que eso sí ha enriquecido al país a base de explotar sus recursos naturales. La curiosidad por un lugar tan remoto convertía la visión de Harmony Lessons, presentada esta mañana, en una verdadera incógnita. No sé si la película ganará el Oso de Oro porque las decisiones de los jurados son imprevisbles. Lo que sí tengo claro es que Harmony Lessons, dirigida por Emir Baigazin, un joven de 28 años, es la mejor película que he visto estos días.

La película cuenta la historia de Aslan un adolescente que debe rondar los catorce años y que tiene graves problemas para comunicarse. Vive con su abuela de manera mísera en una casa atestada de cucarachas a las que se dedica a torturar (cosa que por cierto yo también hacía cuando era pequeño). En el colegio, vive acosado por otro chaval, Bolat, líder de la escuela a base de palizas y amenazas, el clásico matón que todos hemos conocido. Sirviéndose constantemente de metáforas basadas en la brutalidad de la naturaleza, donde ya se sabe que el pez grande se come al chico cuando no lo devora, Baigazin construye una película modélica alrededor de la lucha por la supervivencia y la brutalidad en un entorno de miseria que solo acentúa esa barbarie.

El bullying en las escuelas, asunto recurrente de suplementos dominicales, ha sido poco transitado por el cine y esta película lo refleja de manera espléndida en toda su crudeza. Aslan, ese chico guapo de ojos caídos que vive la pesadilla no solo de la violencia física, también otra quizá incluso peor, el aislamiento social, se convierte en un símbolo de las víctimas de la estupidez y la crueldad a la que tendemos los seres humanos. Haciendo un uso fantástico de las elipsis, el filme recrea a la perfección esa atmósfera de dolor y soledad de un joven atrapado por un sistema despótico del que no sabe cómo huir. Sería una pena que lo exótico de su lugar de origen asuste a algunos espectadores si la película se estrena en España, Harmony Lessons habla de cosas que conocemos muy bien en nuestro país y en todos, refleja emociones sin filtros de ninguna clase con un talento descomunal y es una de las mejores películas que he visto no solo estos días, también desde hace bastante tiempo. Ojalá gane el Oso de Oro, los aplausos de la sala de prensa desde luego la hacen desde ya una de las grandes favoritas.

Veinte años después, por motivos que desconozco, el realizador George Sluizer, ha decido terminar Dark Blood, la película que estaba rodando cuando falleció River Phoenix por sobredosis. Utilizando una técnica semejante a la empleada en la resurrección de la Avaricia de Eric Von Stronheim, es decir, sustituyendo las partes que no pudieron ser filmadas con fotografías y en este caso la voz en off del cineasta explicando lo que no vemos y nunca podremos ver, queda claro que había suficiente material rodado como para justificar el estreno. De esta manera, dos décadas después de su muerte Phoenix ha vuelto a ser el protagonista de la Berlinale y su fantasma, como el del padre de Hamlet, se ha paseado hoy por Potsdamer Platz haciendo aun más grande su ausencia.

Dark Blood hubiera podido ser una buena película y es a pesar de estar cercenada es una película correcta que adquiere desde luego la mayor parte de su importancia por ser la última del malogrado actor. Trata sobre una pareja de cincuentones, una estrella de Hollywood y su atractiva esposa (interpretados por Jonathan Pryce y Judy Davis), perdidos por el cañón del Colorado. Cuando su coche se estropea en medio de la nada, no tendrán más remedio que confiar en la buena fe de Phoenix, un joven atormentado que vive retirado en medio del desierto convencido de que el fin del mundo está cerca y desolado por la muerte de su esposa por radiación nuclear. Phoenix resulta ser un loco peligroso, un iluminado no tanto "malo" como inconsciente que les hará la vida imposible y el filme trata sobre la fina línea que separa a los seres civilizados de la barbarie cuando se les pone a prueba. La emoción en la sala al asistir a los últimos planos que rodó Phoenix horas antes de su muerte, era palpable.

Giuseppe Tornatore se hizo mundialmente famoso cuando Cinema Paradiso (1988) ganó un Oscar y se convirtió en un éxito mundial. Desde entonces, el cineasta ha tenido una irregular carrera y un tropezón importante con la última, Baaria (2009), una superproducción que no he visto pero recibió palos por todas partes y fue un sonoro fracaso. The Best Offer, su nuevo título, presentada dentro de las Galas del Festival, supone una redención en toda regla y es una fascinante película. Protagonizada por Geoffrey Rush en la piel de un vendedor de antigüedades millonario nos propone una historia fascinante con sorpresa final que te deja de piedra.

Todo comienza cuando Rush, en la piel del metódico, pulcro pero interiormente destrozado Virgil Malcolm, recibe el encargo de una misteriosa joven heredera de vender las obras de arte de su padre. Víctima de una enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, el anticuario y la enferma poco a poco se irán conociendo hablando con una pared en medio. En un ambiente de lujo y sofisticación con las casas de subastas de arte de por medio, Tornatore construye una película modélica sobre la soledad y los peligros de querer sortearla, sobre el engaño, la atracción, la vejez, el dinero y la vida misma. Además, es muy divertida.The Best Offer va a ser un enorme éxito del cine europeo, una de esas películas que el público disfruta intensamente y que encienden los debates a la salida del cine. No se la pierdan.