Image: Documenta Madrid

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Cine

Documenta Madrid

Bajo una nueva dirección, el certamen busca nuevo público

3 mayo, 2013 02:00

The Gatekeepers

En su décimo año, la cita madrileña del cine documental se renueva. Bajo la dirección de Mikel Olaciregui, reduce el número de películas pero apuesta por producciones de prestigio y filmes de carácter más popular. El documental español tendrá una sección propia y un ciclo retrospectivo.

Su fundador y director a lo largo de nueve años, Antonio Delgado, fue cesado el pasado mes de septiembre. El Festival Documenta Madrid, la cita cinematográfica de mayor envergadura en la ciudad, entraba así en el borroso limbo de la intemperie cultural que asola a los certámenes cinematográficos desde hace dos años: el tijeretazo o la desaparición. Finalmente se apostó por lo primero (un 20% del presupuesto) y por una reformulación de sus líneas generales. Al frente de la Cineteca de Matadero, sede central del festival, un nuevo gestor fue entonces designado por el Ayuntamiento de Madrid. Mikel Olaciregui, quien fuera director del Festival de San Sebastián durante una década, asumía el reto de "llenar las salas" y acercar al público el "cine de lo real", tradicionalmente al margen del perímetro comercial del cine.

Documenta Madrid celebra por tanto su décima edición con varios retos por delante: aumentar su prestigio internacional y simplificar las secciones, debido a una visión más sintetizadora de lo que debe representar el certamen. "Había una oferta muy amplia y dispersa, y nosotros hemos apostado por una clarificación de criterios, que pasa por una mayor exigencia en la búsqueda de películas con una demanda importante". De la media de alrededor de 200 películas, entre cortos y largos, proyectadas en ediciones anteriores, se pasa ahora a 75. Se ofrece Documenta Madrid como espacio para tomarle la temperatura a las inquietudes de los documentalistas más exitosos, con una selección de quince filmes en la sección internacional avalados por éxitos comerciales y premios de prestigio. "Puede que se nos eche en cara que apostamos por lo mainstream -explica Olaciregui-, pero creemos que bastante limitada es ya la demanda de documentales como para restringirla más".

El filme de inauguración es paradigmático. The Gatekeepers (Dror Moreh) es una coproducción europea que fue nominada al Oscar y cuyo interés fundamental es que, por primera vez, varios ex agentes del servicio secreto israelí reflexionan públicamente sobre las prácticas del Shin Bet en las últimas décadas, arrojando luz a temas de especial controversia. "Nadie entiende mejor el conflicto entre Israel y Palestina como estos seis hombres a los que entrevisto en la película, y que nunca antes han hablado delante de una cámara -sostiene el director de la cinta-. Cuando ellos hablan, los líderes escuchan. La película abre un diálogo entre los poderosos y el público que durante medio siglo se ha evitado". Quien ganara un Oscar con Murder on a Sunday Morning (2001), Jean-Xavier de Lestrade, presenta a su vez The Staircase 2. The Last Chance, un thriller documental que recoge el testigo de la miniserie de 2004 en la que se narraba con todo tipo de detalles el caso del misterioso asesinato de Kathleen Peterson. En línea con el conjunto de obras maestras formado por Paradise Lost, la película sigue a lo largo de los años el proceso judicial en el que el marido de la víctima era el acusado.

El factor político y los rincones oscuros de la historia reciente no están ausentes de la selección. La producción mexicana El alcalde explora las relaciones entre crimen, política y narcotráfico en el norte de México, presentando la historia de un alcalde, Mauricio Fernández, que se toma la justicia por su mano para hacer preservar la paz. La extraordinaria The Act of Killing (Joshua Oppenheimer), producida por el mismísimo Werner Herzog, se inscribe en la estirpe de documentales que, como el clásico Shoah (Claude Lanzmann) o S-21: La máquina roja de matar (Rithy Panh), aportan evidencias y espacios de confesión de exterminios históricos, en este caso a través de los testimonios (y reescenificaciones) de miembros de los escuadrones de la muerte de Indonesia durante 1965, cuando más de un millón de personas fueron asesinadas. El filme In the Darkroom (Nadav Schirman) es un fascinante retrato, entre humano, ideológico y político, de Magdalena Koop, quien estuvo casada con el terrorista más buscado del mundo: Carlos "El Chacal".

Fotograma de 'El alcalde'

Diversos asuntos de interés general son los que abordan Google y el cerebro mundial (Ben Lewis), una coproducción entre Gran Bretaña y España en torno a los peligros y las utopías del conocimiento de Internet, y la controvertida Mea Maxima Culpa: Silence in the House of God, dirigida por Alex Gibney, que explora los casos de abuso sexual por parte del clero estadounidense. "No es un ataque a la fe -ha dicho Gibney, que ganó el Oscar con el documental sobre los horrores de Irak Taxi to the Other Side-, sino que quiero mostrar qué les ocurre a instituciones tan convencidas de su bondad que no pueden imaginar el mal que llega a anidar en su interior". Los testimonios de víctimas ocupan el centro del filme, al igual que en otra suerte de retratos que se abren a realidades y dramas sociales de toda índole, como Fallen City (Zhao Qi), en torno a la milagrosa reconstrucción de una ciudad china tras el terremoto de Sichúan; Metamorphosen (Sebastian Mez), sobre una comunidad rusa que vive en una de las zonas de mayor contaminación radioactiva del planeta, o Winter Nomads (Manuekl von Stürler), una odisea de trashumancia invernal en compañía de dos pastores a través de una región suizo-francesa.

Fotograma de 'The Act of Killing'

El cine documental en primera persona, que tanta presencia ha adquirido en los últimos años al amparo de las tecnologías digitales, habrá que buscarlo en filmes como Elena (Pietra Costa), Forget Me Not (David Sieveking) o El otro día (Ignacio Agüero). La presencia iberoamericana -con cintas de México, Portugal, Brasil, Chile...- es nutrida en la sección internacional, que incluye una película de producción española íntegra, Seré asesinado (Justin Webster), rodada en Guatemala. Se trata de una investigación del escalofriante caso de Rodrigo Rosenberg, abogado que sabía que iba a ser asesinado por una conspiración político-criminal y grabó antes de su muerte un vídeo que casi provocó la caí- da del Gobierno guatemalteco al ser subido a YouTube. Otra suerte de confesión es la del protagonista de la cinta portuguesa Terra de ninguem (Salomé Lamas), un mercenario que, sentado en una silla, cuenta su dilatada vida clandestina y revela haber cometido crímenes por encargo de los GAL.

El documental español en todo caso está reservado para la sección "Panorama" del festival, que agrupa trece largometrajes. Entre ellos, el magnífico A la sombra de la cruz (que estrenó el Festival Punto de Vista), espeluznante retrato de la educación que reciben los niños internados en la escuela del Valle de los Caídos. En paralelo, el festival programa una retrospectiva sobre los años de la Transición, uno de los periodos más vigorosos y creativos del documental español, con títulos esenciales como El desencanto, de Chávarri, Informe general de Pere Portabella, Mientras el cuerpo aguante, de Trueba, o Queridísimos verdugos, de Basilio Martín Patino.