Las estrellas fugaces de Luhrmann
'El gran Gatsby' abre el festival de Cannes con esa clase de fidelidad literaria que se vuelve en contra de la película. | En la impactante 'Heli', Amat Escalante retrata con pulso hiperrealista la metástasis social de la violencia mexicana.
16 mayo, 2013 02:00Leonardo DiCaprio, Carey Mulligan y Joel Edgerton en El gran Gatsby, de Baz Luhrmann
El problema que esta vez no ha resuelto el director de Romeo + Julieta es que no se ha despegado de la novela todo lo que una versión cinematográfica hubiera requerido. A pesar de manejar un material literario perfectamente congruente con su obra (romance + tragedia + épica + barroquismo), o quizá precisamente por ello, Luhrmann peca de fidelidad literaria. Es decir, una clase de fidelidad que se vuelve en contra de la película. Sobre todo allí donde la imagen no alcanza a expresar lo que la voz en off de Carroway -tan pegada al texto de Scott Fitzgerald- nos indica que debemos sentir. Las citas directas a Casablanca, El crepúsculo de los dioses y Ciudadano Kane tampoco logran disfrazar el dispositivo. Ni los aires de jazz y los acordes de Gershwin. Solo son parches evocadores. Los fuegos artificiales en la mansión disneyana de Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio hace lo que puede y lo hace muy bien), en una fiesta que debería haber dejado en paños menores a los desenfrenos discoqueteros de Moulin Rouge (y no lo hace), concentran el espíritu kitsch, cartoonesco, colorido y extasiado del film.
"Mi vida tiene que ser como esto", dice Gatsby. Y el primer plano de DiCaprio corta a un cometa fulgurante surcando veloz la noche estrellada. Momentos así son los que provocan tanta fascinación como rechazo en el cine de Luhrmann. Sus arrebatos de ingenio invaden la película, se apropian de ella. Pero no son más que gags visuales. Meras travesuras. No penetran en el corazón del drama. Cuando alcanzamos su momento climático, éste se ha cobrado la factura de unos personajes incapaces de llevar y sostener la acción -son tan superficiales todos ellos-, porque la acción está en los fuegos artificiales y las copas de champán. Y en las cámaras flotantes. Y en el vestuario. Y en la música. Y en un diseño de producción concebido como espectáculo y verdadero tema de la película. Eso es el cine de Luhrmann, expuesto aquí con todos sus atractivos y fragilidades. La traición al texto no pasaba entonces por la mente del director australiano -las palabras desfilan garabateadas por la pantalla, impresas en 3D, en un recurso tan viejo como ineficaz-, pero en el proceso traiciona el espíritu. Del frenesí vital a la penumbra melancólica, la tragedia de Gatsby, Daisy (Carey Mulligan) y Tom Buchanam (Joel Edgerton), a la que asiste como un guardián de secretos el narrador Calloway, se precipita hacia un vacío emocional que no provoca ni frío ni calor, si acaso impaciencia.
Fotograma de Heli de Amat Escalante
Escalante ya había demostrado con Los bastardos que era capaz de hacer equilibrios entre el cine de género y la radicalidad autoral. En Heli lleva su discurso sobre el terror cotidiano más lejos, lo depura con rigor, su ética encuentra su estética. La tragedia de una familia contada desde cierta neutralidad afectiva, casi como si fuera uno de esos informes de la infamia que pueblan la novelas de Bolaño -sin variar el gesto, un niño pasa de jugar a la wii a apalear a un rehén-, se convierte en una corrosiva metáfora sobre la devastadora penetración de la violencia en todas las capas de la sociedad, especialmente en la de aquellos que han decidido mantenerse al margen. Escalante no concibe esa violencia desde el espectáculo, sino desde la certeza de su grotesca brutalidad, ordinaria y cotidiana, desde el estado de terror que va tejiendo la sofocante atmósfera de la película. El mérito es de un guión bien trazado (cuyo conclusivo final quizá no hacía falta), pero sobre todo de un cineasta que narra desde los márgenes de la acción, con pulso y dedicación al detalle, sondeando el alma del drama a partir de sus personajes, arrastrándonos sabiamente hacia algo parecido al espanto. Una gran película.