Carlota Álvarez Basso
Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.
Si pienso en las palabras "cine" y "verano", inmediatamente me asalta el recuerdo de la película Midnight in Paris de Woody Allen, de 2011. No precisamente por la cinta, que me recordó mis días de estudiante universitaria en París, sino por el marco incomparable en el que pude verla: el cine de verano "Coliseo de San Andrés" en Córdoba.Los cines de verano son una antigua tradición cordobesa y, a día de hoy, todavía quedan en pie 4 auténticas joyas en su casco antiguo. Todos ellos son un ejemplo genuino de la vida cultural y social de la ciudad: el mencionado Coliseo, que empezó a funcionar en 1935; el Cine Delicias, de 1943; el Cine Fuenseca, de 1945, y el Cine Olimpia, que abrió sus puertas en 1947. A estos se ha unido recientemente otro recinto mítico, la Plaza de Toros.
Desde mediados de junio hasta mediados de septiembre, se proyectan en sus pantallas gigantes y a luz de la luna,las últimas películas comerciales y algunos clásicos de la cinematografía internacional. Estas maravillas arquitectónicas, la mayoría de propiedad municipal (si bien son explotados por empresas privadas), se instalan en amplios espacios comunes que existen entre patios de vecinos que lindan con sus casas privadas. Los residentes se ahorran la entrada y suelen ver las películas asomados a sus balcones… ¡es muy cómico!
El ambiente suele ser familiar y la experiencia resulta única. ¡Ver cine al aire libre, tomándote una copa en un ambigú, con el cielo como techo y rodeado de maravillosas casas cordobesas es un lujo al alcance de todos los bolsillos.
¡Vayan a Córdoba y no se pierdan sus cines de verano!