Image: El reto era conseguir que el realismo no se comiera al thriller y viceversa

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Cine

"El reto era conseguir que el realismo no se comiera al thriller y viceversa"

21 octubre, 2016 02:00

Isaki Lacuesta e Isa Campo estrenan La próxima piel.

Isa Campo e Isaki Lacuesta estrenan La próxima piel una historia de alta emotividad y grandes personajes en la que los cineastas utilizan con talento las mejores armas del thriller.

Después de ganar en el último Festival de Málaga los premios a la mejor dirección para Isa Campo e Isaki Lacuesta, el premio especial del Jurado y el de mejor actriz para Emma Suárez, además del concedido por la crítica, La próxima piel llega a nuestras pantallas para contarnos una historia de alta emotividad y grandes personajes en la que los cineastas utilizan con talento las mejores armas del thriller. La historia de un joven francés, Fréderic Bourdin, que se hizo pasar por un adolescente desaparecido de EEUU, que fue llevada al cine por Jean Paul Salomé en 2010 (El Camaleón), sirve como punto de inspiración para un drama que sigue por derroteros totalmente distintos. Un joven (pletórico Alex Monner) aparece en un pueblo del Pirineo para convivir con una madre a la que lleva ocho años sin ver, los mismos que lleva desaparecido. El "resucitado" hijo es acogido con entusiasmo por esa madre que, como Penélope, ha pasado el tiempo hilando y deshilando, esperando que alguna vez aparezca. En su entorno más próximo, nadie tiene tan claro que sea quien dice ser. Con estos mimbres, La próxima piel es una película que reflexiona sobre "la identidad y la impostura" de la mano del director que ganó la Concha de Oro en San Sebastián con Los pasos dobles (2011) y que triunfó con aquella Los condenados (2009), donde Isa era co-guionista, que guardaba algún punto de conexión con este filme.

P.- ¿Qué papel juega el simpar Bourdin en la génesis de esta película?
Isaki Lacuesta (IL).- A Bourdin lo descubrimos leyendo el Punt Diari de Girona porque lo atraparon en un centro de menores haciéndose pasar por un chaval que tenía quince años menos. Después escribió al productor (Paco Poch) diciendo que sabía que estábamos haciendo una película sobre él. En realidad, esta película es casi la historia contraria a la suya.
Isa Campo (IC).- Bourdin nos dio pie a descubrir historias de otros chavales que estaban en esa situación. La suya es una historia muy peculiar pero hay más casos parecidos.

P.- ¿Por qué la madre acepta tan rápidamente a un hijo que no sabe si es suyo?
IC.- La madre vive en un limbo. Ese tiempo de espera es una vida que no es vida. De repente aparece alguien que dice que es su hijo y te agarras a un clavo ardiendo. El drama de los desaparecidos es brutal. Si un ser querido se muere, puedes iniciar una vida nueva o incluso puedes matarte. Pero ella no se puede ni siquiera mover del pueblo porque tiene que estar allí por si vuelve su hijo.
IL.- Ella no quiere ver lo que tiene delante, pero cree que es él a toda costa. Esa es mi lectura. La aparición, la amnesia y la impostura dan lugar a vínculos nuevos pese a que todo el pasado y el entorno crean lastres muy difíciles de superar. Surge una historia de amor entre la madre y el hijo porque ellos quieren. Esto pasa también con el drama de los desaparecidos en Argentina. Cuando él aparece, ella puede rehacer su vida y puede comenzar a vivirla como pensaba que sería. Ese "no tiempo" de espera además se multiplica en ese pueblo pequeño. Allí saben cómo eras y lo que pasó aunque no lo verbalicen nunca. De todos modos, no somos de trabajar a partir de un tema. Partimos de una situación para jugar con todas las emociones y la psicología. Esta es sobre todo una película de emociones.
IC.- Hay un momento que el personaje de Sergi López lo dice, si se hubiera presentado una niña la hubiera reconocido igual. Todos los personajes juegan con los mecanismos de la memoria para manipular a los demás a su favor. Llega un punto en el que a ella le da igual si es o no es su hijo de verdad. Él va tanteando hasta dónde puede llegar y ve que ella lo acepta todo. De repente, se pone a convivir con un hombretón que vete a saber lo que habrá hecho en su vida anterior, lo cual es arriesgado, pero ella decide que es su madre.

P.- ¿Cuál es el papel de la impostura?
IL.- Se trata de ver cómo mienten y cómo se autoengañan. Cómo se equivocan. Ese era uno de los retos para los actores también, trabajar estas dobles capas. En cada secuencia, los actores tenían que saber si mentían o se auto engañaban, y no eran intercambiables. Con los actores hablamos mucho rato sobre lo que estaban sintiendo exactamente en ese momento. El rodaje fue muy bonito porque tuvimos muchas conversaciones con los actores y el equipo técnico en un hotel que parecía el de El resplandor. A veces parece que todo vale, por eso no hay ambigüedad. Por eso tenía que haber un final unívoco. Como decía el coguionista Fran Araujo, sorprendente pero inevitable.

P.- En Los condenados ya jugaban con el misterio y la intriga. Aquí se adentran hasta el final.
IL.- Los condenados era una película con mucha más distancia emocional. Aquí se trata de entender a los personajes desde dentro. A Alex no sabes muy bien qué le pasa pero puedes ir indagando. Es una película más emocional. El mayor reto era conseguir que el realismo no se comiera al thriller y viceversa. Por ejemplo, hay un momento en el que Emma Suárez le da a su hijo las llaves de su casa por primera vez. Lo rodamos con un plano general. Después me quedé pensando si no era mejor hacer un plano detalle, como Hitchcock o Brian de Palma que hubieran hecho toda la secuencia girando sobre esta llave. En realidad no lo conoce o no sabe quién es él. Cuando llegamos al montaje, Isa y el montador me convencieron de que no utilizara el plano detalle porque esta película es más realista y las expectativas no se crean de esta manera. Si pones un plano con la llave, esperas que la mate con la llave.

Una imagen de la película

P.- Hay algo de tragedia griega, sobre todo del mito de Edipo en la película. ¿Lo creen de esta manera?
IC.- No es una película de incesto como La luna de Bertolucci, aunque sí que hay este amor incondicional de la madre. El amor de un padre es algo insensato. Biológicamente estamos hechos para que nuestro hijo de año y medio nos parezca precioso y no lo matemos. Esta es una película sobre la impostura que acaba siendo una tragedia griega.

P.- El personaje del suplantador siempre resulta muy misterioso. Ese Alex Monner que nunca sabemos si es o no es.
IL.- Es alguien que está pendiente de los demás. El tío que se sienta siempre delante de una puerta. Es bonito lo que hace Alex con los acentos, empieza con el tono francés y tiene distintos tonos de catalán y habla también en castellano. Alex traspasa mucho la cámara. Él tenía ganas de que fuera una película física y tiene esa presencia muy rotunda.
IC.- Jugamos con los estereotipos y la planificación. Gabriel (Monner) es el carismático que viene de un mundo que nadie sabe muy bien cómo es. Es un poco el salvaje que se mete en sociedad, además en un pueblo pequeño, y entre él y su madre deciden cuáles van a ser sus nuevas identidades.

P.- ¿Y por qué ese título de La próxima piel?
IL.- Había un título alternativo que era Deshielo. Nos gustaba la idea de que la "próxima piel" sea la que se haga por sí misma, no de forma vicarial como pasa cuando eres adolescente, que la piel la forman tus padres. El personaje de Emma y el de Alex se van a crear juntos una piel. También estaba esa idea en Los condenados o La leyenda del tiempo, eso de que la vida nos va escribiendo encima todo. Se dice que a partir de los 40 somos responsables de nuestro rostro. Toda su historia está escrita en el cuerpo de Alex o en el rostro de Emma.

P.- La figura del padrastro, al que da vida Sergi López, como en los cuentos clásicos es el antagonista.
IC.- Al final el malo es un buenazo. Es a lo que me refería con jugar con los estereotipos y la planificación.
IL.- En cuanto a la puesta en escena de lo que estoy más contento es del cambio de perspectivas. Invitamos al espectador a ver la película desde una perspectiva y desde otra y es algo que quizá no hubiéramos sabido hacer hace unos años. Vamos a entender a cada personaje más que dividirlos en buenos o malos. Es lo que decían los clásicos, intenta darle al enemigo los mejores argumentos, si no haces cine maniqueo.

P.- Sorprende el romance homosexual…
IL.- Hay espectadores a los que no les gusta porque les parece que está poco planteado. Cuando les preguntas si les hubiera parecido normal si se hubiera enrollado con la chica, te dicen que sí. Bueno, con ella se han mirado una vez y con él quince. Vamos dejando pistas. Parece que si es una historia homosexual, tengas que dejarlo todo más claro. La homosexualidad no es un tema en la película como tampoco lo era en Los pasos dobles, es algo que está allí.

@juansarda