Image: Ben Wheatley: “Los teléfonos móviles han arruinado el thriller”

Image: Ben Wheatley: “Los teléfonos móviles han arruinado el thriller”

Cine

Ben Wheatley: “Los teléfonos móviles han arruinado el thriller”

21 abril, 2017 02:00

Ben Wheatley (derecha) conversa con Cillian Murphy en el rodaje de Free Fire

Comedia negra, falso documental, terror, ciencia ficción... A Ben Wheatley sólo le faltaba el cine de acción y un empujón de Martin Scorsese para hacerle el guiño definitivo a Hollywood. El director británico habla con El Cultural sobre Free Fire, la nueva película del autor de High Rise, que se presenta en el Festival de Cine de Autor de Barcelona a partir del 27 de abril.

Ben Wheatley (Essex, 1972) se dedica al cine con la urgencia y el ahínco de una carrera a contrarreloj. Rueda a destajo y siempre estrena género. Quizás para compensar la incorporación tardía al oficio. Su ópera prima, el drama criminal Down Terrace, se filmó en ocho días y se estrenó en 2009. De modo que el debut en la dirección, aunque lleno de premura, al británico ya le pilló con 37 años. El hoy autor de culto ha explorado, a su manera, el falso documental (Steve Coogan: The Inside Story), la comedia negra (Turistas), el terror psicológico (Kill List), el cine histórico (A Field in England) y la ciencia ficción (High Rise), siempre con giros aplaudidos por inesperados y satíricos.

Su nuevo filme, Free Fire, es un tributo al cine de acción de los años setenta y su tarjeta de presentación en EEUU. Produce Martin Scorsese y en el elenco figuran los cotizados Cillian Murphy, Brie Larson y Armie Hammer. La película está protagonizada por un par de terroristas del IRA que acuerdan la compra de rifles a traficantes surafricanos en un almacén aislado de Massachusetts.

"Ya no siento nada con el actual cine de acción, se ha perdido la emoción. Para hacer reaccionar al público tienes que destruir una torre de pisos -lamentaba Wheatley en diciembre en la primera edición del Festival de Macao, donde Free Fire se hizo con el premio al Mejor Guión-. He estado repasando mis películas favoritas, RoboCop (Paul Verhoeven, 1987) incluida, y me he preguntado por qué eran excitantes. Mi conclusión es que retratan la acción a un nivel personal. El final de Harry el sucio (Don Siegel, 1971), por ejemplo, son dos tipos disparándose".

Tarantino, howard hawks...

Y es en ese aspecto donde el director pone el acento. Más aún, Wheatley centra la trama en el tiroteo entre las dos bandas. La andanada de balas todavía no tiene fecha de estreno en nuestro país, pero abre la próxima edición del Festival Internacional de Cinema d'Autor de Barcelona (D'A), que se celebrará del 27 de abril al 7 de mayo.

Pregunta.- ¿Qué películas veía en su adolescencia?
Respuesta.- Me gustaban mucho John Carpenter y Scorsese. Si no fuera por Taxi Driver, yo no estaría aquí. Esa película despertó mi ambición de ser director. Pero estos tipos no vienen de la nada. Asalto a la comisaría del distrito 13, por ejemplo, es Río Bravo (Howard Hawks, 1959). Sucede como con Tarantino, que filtra muchas influencias. Hay tantas oleadas en su cine de Kubrick, Melville, John Williams… Reservoir Dogs, sin ir más lejos, está inspirada en una película llamada City on Fire (Ringo Lam, 1987).

P.- ¿Cómo ha sido la colaboración con Scorsese?
R.- Cuando Martin filmó Hugo, pasó mucho tiempo en Reino Unido. Durante su estancia quiso echarle un vistazo a lo que estábamos haciendo los cineastas locales. En una entrevista nombró mi película Kill List, de modo que, como gran fan suyo, le dije a mi agente en EEUU que me hacía más ilusión conocerle que rodar una superproducción en Hollywood. Cuando fui a rodar Turistas a Nueva York conseguí hablar con él. No importa lo que pase en el futuro, sé que el pináculo de mi carrera ha sido una charla con Scorsese. Es un tipo muy generoso y cercano. Había visto todas mis películas, extras incluidos. Aluciné. A partir de ahí, estuvimos en contacto y me dijo que cuando tuviera un guión, se lo enviara. Así lo hice.

P.- ¿Ha pensado que la película puede convertirse en un título de culto?
R.- Depende de cuál sea su definición de ‘película de culto', porque, en mi opinión, son aquellas que fracasan estrepitosamente en taquilla y, una década después, son rehabilitadas por el público. No quiero estrellarme, porque entonces estaré jodido. Como mucho quiero que Free Fire sea una película taquillera de serie B.

Sesiones de medianoche

P.- Pero, por ejemplo, Pulp Fiction (Tarantino, 1995) funcionó muy bien en taquilla y es una película de culto...
R.- Ahí me pilla. Es un terreno embarrado. Pulp Fiction es una combinación de cine de autor con elementos de género. Para mí, una película de culto sería Cabeza borradora (David Lynch, 1977) o el cine de Jodorowsky. Son esos títulos que se proyectan en sesiones de medianoche a las que acude un grupo de gente una y otra vez para celebrarlas, porque en su estreno, nadie lo hizo. Quiero que mi película sea vista una y otra vez, pero antes de su leyenda, me gustaría que tuviera una vida saludable en el cine.

P.- ¿Qué ha significado contar con un reparto de estrellas internacionales?
R.- Facilita las cosas a todos los niveles. Para eso sirve el star system. Cuando los actores tienen fans en todo el mundo, significa que sus películas van a tener mucha audiencia. Y, técnicamente, no implica ningún cambio en el trabajo, porque lo habitual es que los actores que son famosos sean muy muy buenos en lo suyo (risas). Eso ya lo comprobé en High Rise con Tom Hiddleston.

P.- Hay rumores de que va a repetir con Tom en la adaptación del cómic Hard Boiled.
R.-Todavía es pronto, es una película difícil. Mi próximo proyecto es una cinta de ciencia ficción llamada Freak Shift, que empezaremos a rodar el mes que viene.

P.- ¿Qué opina del giro que le han dado directores de cine de autor como Jeff Nichols (Midnight Special) y Denis Villeneuve (La llegada) al género de la ciencia ficción? R.- Es interesante ver proyectos más cerebrales. Freak Shift trata de un cuerpo de policía integrado por mujeres que construyen un camión especial para enfrentarse a unos monstruos que salen de la tierra, así que no tiene mucho que ver con La llegada (carcajadas). Pero será divertida. Tendrá la tensión y la acción de Free Fire, y el componente coral de High Rise.

Estética de los setenta

Una imagen de la película

P.- Tanto Free Fire como High Rise están ambientadas en los años setenta. ¿Es su década cinematográfica favorita?
R.- Es cierto que he rodado dos películas seguidas ambientadas en esa década, pero mi interés en el cine va de los años treinta hasta la actualidad. De hecho, en Free Fire se filtra la estética de los setenta, pero hay influencia de Posesión Infernal y Terroríficamente muertos, de Sam Raimi, de Tom y Jerry, de Los Tres Chiflados…, así que no es una actualización del cine de Scorsese o de Walter Hill, sino todo un revoltijo.

P.- ¿Qué hay de la música, tiene algún vínculo personal con Annie's Song, de John Denver? La canción tiene una cualidad paródica a lo largo de la película.
R.- Es una canción que recuerdo de cuando era niño. No hay una segunda intención, no quiero hacer reír con esa elección, Cuando rodé Turistas, mi productor ejecutivo, Edgar Wright, me dio un consejo: "En las primeras fases de edición, no tengas miedo de la música pop". Siempre me he resistido a incluir canciones de éxito en mis bandas sonoras, porque soy un chico de bajo presupuesto, no me gusta pagar, y la música pop es muy cara. Al final, lo que hago es incluir música que está en mi Ipod. Annie's Song es una canción que he oído mucho y que adoro, pero además pensé que era la canción más horrible para desangrarse hasta morir.

P.- ¿Por qué decidió ambientar Free Fire en una sola localización?
R.- Después de rodar A Field in England en la campiña de Surrey, me sedujo la idea de filmar a un grupo de gente malherida atrapada en un espacio. A este punto de partida se sumó mi deseo de reducir el cine de acción a su forma más pura. De ahí que haya ambientado Free Fire en los setenta, porque si hoy en día un grupo de personas estuviera herida y metida en un buen lío, enseguida llamarían a una ambulancia. Los teléfonos móviles han arruinado el thriller.

P.- Imagino que la continuidad ha sido todo un quebradero de cabeza. ¿Cómo lo resolvió?
R.- Cada explosión y cada disparo tenían que ser decididos seis semanas antes de rodar. Aunque hay improvisación en los diálogos, no la hay en la acción. Construimos el set completo en Minecraft para saber dónde estaban los pilares y para poder desplazarnos de espacio a espacio, Cuando encontramos el almacén que serviría de set, dibujamos mapas y situamos a cada personaje en las diferentes secuencias para evitar fallos de raccord.

P.- ¿Qué ventajas implica utilizar un videojuego de construcción en el diseño de producción?
R.- Estoy muy al día en informática, pero no soy diseñador 3D. Minecraft, en cambio, es muy fácil de usar. Es como Lego. Se desarrolla en un mundo plano, sin montañas ni relieves, en el que construyes con ladrillos. Es una app muy barata y estimula la imaginación. Te gastas 20 euros en la descarga y en sólo un par horas construyes muros y pilares, rellenas el espacio. Te permite caminar en vivo por el set, con lo que dispones de una aproximación del aspecto que tendrán los escenarios, y ajustar las lentes, emplear un gran angular o una lente de largo. Lo volveré a usar. La alternativa es ir a una empresa y que te desarrollen el escenario en 3D por 20 ó 30.000 libras...

Cuantos más géneros mejor

P.- Además de ser un director prolífico, alterna esta dedicación con tareas como productor ejecutivo. ¿A qué responde ese ritmo de trabajo y su fijación con no repetir géneros?
R.- Filmar es genial. No entiendo cómo hay gente que espera varios años entre películas. Me encanta estar en el set y rodar. Mientras cuente con financiación, voy a rodar tan rápido y tantos filmes como pueda, y cuantos más géneros diferentes, mejor. Después de Kill List, como a todo el mundo le gustó, pensé que si rodaba otra película de terror estaría acabado y tendría que hacer cine de terror durante el resto de mi vida. Y no quiero eso.

@BegoDonat