Image: Nobuhiro Suwa: Quiero iluminar el mundo tan oscuro en el que vivimos

Image: Nobuhiro Suwa: "Quiero iluminar el mundo tan oscuro en el que vivimos"

Cine

Nobuhiro Suwa: "Quiero iluminar el mundo tan oscuro en el que vivimos"

27 abril, 2018 02:00

Nobuhiro Suwa da indicaciones bajo la mirada de Jean-Pierre Léaud

El más europeo de toda una generación de directores japoneses regresa tras nueve años de silencio con El león duerme esta noche, una emocionante reflexión sobre la muerte y un homenaje al cine y la fascinación de crear historias. La película está protagonizada por la leyenda francesa Jean-Pierre Léaud.

Nueve años han pasado ya desde que Nobuhiro Suwa (Hiroshima, 1960) estrenara en la Quincena de Realizadores de Cannes Yuki & Nina (2009), un delicado viaje al mundo infantil dirigido a cuatro manos con el actor y director francés Hippolyte Girandon. Aquella película fue la primera que el cineasta japonés estrenó en España -si no tenemos en cuenta el filme colectivo Paris, je t'aime (2006), en el que firmó un fragmento protagonizado por Juliette Binoche-, aunque en 2008 la distribuidora Intermedio lanzó en nuestro país una caja con tres de sus cuatro películas anteriores: 2/Duo (1997), M/Other (1999) y Un couple parfait (2005), todas ellas descarnadas exploraciones de la pareja en las que Suwa toma el relevo de esa modernidad que alumbró Europa en los años 60. Fuera de esta compilación quedó H Story (2001), en la que ponía en escena el intento de un director japonés (él mismo) de rodar un remake del Hiroshima, mom amour (1959) de Alain Resnais.

H Story supuso además el inicio de una colaboración con el cine europeo que, tras las mencionadas Un couple parfait -con Valeria Bruni-Tedeschi y Bruno Tordeschini como protagonistas- y Yuki & Nina, Suwa nunca ha abandonado. Tampoco en El león duerme esta noche, película que se estrena este viernes en España y que vuelve a mostrar la filiación del japonés a la Nouvelle Vague al situar en el centro de la acción al actor Jean-Pierre Léaud, el Antonio Doiniel de Los 400 golpes (1960), de Francois Truffaut. En la película, estrenada en la sección oficial del Festival de San Sebastián, Léaud interpreta a un actor anciano que aprovecha un descanso en la filmación de la película que rueda en el sur de Francia para visitar a un antiguo amor de juventud, aunque solo encontrará a su fantasma. La melancolía, sin embargo, quedará interrumpida por un grupo de niños que intentan convencerle para que protagonice una película de terror que están preparando. De esta manera, el filme, atravesado de una irresistible ligereza, se convierte en una reflexión sobre la muerte (o, más bien, en una celebración de la vida) y en un homenaje al acto de hacer cine. "Vivimos en un mundo oscuro. Si en esta película hay mayor ligereza y luminosidad que en mis obras anteriores tal vez sea porque en el mundo real encontramos cada vez más dificultades y precisamos más luz que nos ilumine", asegura Suwa.

Pregunta.- ¿Cómo se produjo el encuentro con Léaud?
Respuesta.- Nos conocimos en el Festival de La Roche-sur-Yon en 2012 y comenzamos a desear, de forma natural, la creación de una película. Como intérprete Jean-Pierre tiene una presencia muy poética. Normalmente, la mayoría de los actores intentan que el público crea que sus personajes pueden existir en el mundo real. Sin embargo, parece que Jean-Pierre solo existe en la pantalla. Por eso se da en él una convivencia entre lo real y lo irreal que es muy especial.

P.- ¿Desde el principio la idea era reflexionar sobre la muerte a través de una historia de fantasmas?
R.- Llegué a la conclusión de que solo un fantasma, que es algo irreal, podía convivir bien con esa presencia tan especial de Jean-Pierre, y por esta razón empecé a pensar en el tema de la muerte. Por supuesto, yo tampoco soy joven y me he encontrado con la muerte de varias personas cercanas. Pero, tal y como se extrae de la película, la muerte y la vida conviven. Jean-Pierre y yo quisimos expresar que vivir es algo maravilloso. Y para ello, creo que era necesario ser conscientes de la muerte.

Fotograma de El león duerme esta noche

P.- Siempre ha dado mucho espacio a los actores para improvisar. ¿Léaud se prestó al juego?
R.- Todas las escenas con los niños se hicieron improvisando. Ellos se movían y hablaban libremente y eso obligaba a Jean-Pierre a adaptarse a lo que hacían. Sin embargo, a él no le gusta la improvisación aunque no me lo había dicho cuando empezamos a rodar. En la época de la Nouvelle Vague improvisaban los directores, no los actores. Él necesita instrucciones concretas sobre cuantos pasos debe caminar, cuantos segundos parar… Y así, de repente, surgía una improvisación inesperada y explosiva. Sus movimientos son como la danza de un cuerpo dividido entre el sufrimiento y la alegría.

P.- No hay nada terrorífico en la aparición de los fantasmas, algo que quizá se ajusta más al tratamiento de la muerte del cine oriental, ¿no cree?
R.- Para los japoneses no hay mucha distancia entre el mundo de los muertos y el mundo de los vivos. La muerte es algo absurdo, pero forma parte de la vida diaria. Además, en el cine no hay gran diferencia entre un fantasma y un ser vivo pues ambos son imágenes. Y en esta película parece que los muertos están mucho más vivos que los propios vivos, e incluso trasmiten cierta alegría.

Jean-Pierre y yo queríamos expresar que vivir es maravilloso y para ello era necesario ser consciente de la muerte"

P.- Hay en la película además una reivindicación de la belleza que esconden los rodajes de cine que recuerda a La noche americana (1973).
R.- Es curioso que lo mencione porque, aunque no se lo dije a Jean-Pierre, mi idea era que volviera a interpretar al Alphonse de la película de Truffaut. Antes de empezar el rodaje les dije a los niños: "Vais a hacer dos películas; una se titula El león duerme esta noche y vamos a hacerla juntos. La otra vais a hacerla vosotros solos y tenéis que pensar todo por vuestra cuenta". En realidad ellos pensaron cómo hacer su película y yo estaba siguiendo sus pasos. Puede que desease encontrarme con una película novel, como si emprendiese el rodaje por primera vez.

P.- ¿Por qué situó la acción en el sur de Francia?
R.- La elección del sur fue fundamental para que Tom Harari, nuestro operador jefe, creara esa luz tan maravillosa. Su manera de concebir la fotografía es muy audaz. No le di indicaciones muy precisas, pero ambos compartíamos la mismavisión. Sentíamos que en la película convivían lo real y lo fantástico. No alcanzaba con el simple naturalismo.

@JavierYusteTosi