Image: Crónicas de supervivencia en el Festival de Cine Alemán

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Cine

Crónicas de supervivencia en el Festival de Cine Alemán

12 junio, 2018 02:00

El hombre que salió del hielo, de Felix Randau

Christian Petzold inaugura hoy el certamen con En tránsito, una heterodoxa propuesta que se zambulle en el drama de los refugiados. La sección Panorama proyecta diez películas inéditas en España en el 20 aniversario del festival.

El Festival de Cine Alemán de Madrid, que se celebra del 12 al 17 de junio en el Palacio de la Prensa, arranca con En tránsito, la última película de Christian Petzold. El director alemán, que con las magistrales Barbara (2012) y Phoenix (2014) alcanzó la alquimia perfecta de su cine, se zambulle en el drama de los refugiados con una propuesta heterodoxa que adapta la novela Tránsito de Anna Seghers. Petzold nos narra aquí la historia de un refugiado alemán que huye de los campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial para refugiarse en una Francia a un paso de ser ocupada. Lejos de guarecerse en la cómoda distancia de una producción de época, el director coloca a los personajes en escenarios actuales -con coches del siglo XXI, grafitis en las paredes, pantallas planas…- y los viste con ropas a la última moda. De esta manera establece un paralelismo entre lo padecido en el corazón de Europa a mediados del siglo XX y lo que vivimos a día de hoy, recogiendo víctimas de conflictos bélicos dentro de nuestras fronteras.

Pero este filme no será la única crónica de supervivencia que entregará el Festival en su 20 aniversario. Felix Randau presenta El hombre que salió del hielo, un filme en el que fabula con la historia de Otzi, el Hombre de Similaun, una momia de la Edad de Piedra descubierta en 1991 en los Alpes. El director imagina los últimos días de este homínido primitivo y, valiéndose del hecho probado de que fue violentamente asesinado a los 46 años, propone un memorable relato de venganza bajo la brutalidad de la naturaleza salvaje, la del hombre y la de su entorno. Un drama ausente de palabras en el que las emociones se presentan en su forma más cruda y directa. Por su parte, Lars Kraume -que el año pasado presentó Veredict, una película interactiva, en el festival-, estrena en Madrid La Revolución Silenciosa, en la que examina los acontecimientos ocurridos en la revuelta del pueblo húngaro en 1956 y su influencia en un grupo de estudiantes de la Alemania oriental.

Atentos a las óperas primas más estimulantes del cine alemán, la organización ha tenido a bien programar Ella & Nell, un filme en el que la cineasta Aline Chukwuedo revela un talento innato para extraer verdadero interés, tensión y significado de sus imágenes. El relato es mínimo: dos viejas amigas tratando de reencontrarse que se pierden en un bosque practicando senderismo. Una variación de Gerry de Gus Van Sant que, sin embargo, logra encontrar una tensión y un carisma singular. Y Hans Weingartner, que saltó a la escena internacional con The Edukators, se embarca en 303 en una pequeña producción para emprender una road movie en la que, como mandan los cánones del género, el viaje físico se ofrece como reflejo de un trayecto emocional sin marcha atrás.

Además, Robert Schwentke llega a Madrid con El capitán, su regreso a la industria alemana tras más de una década al servicio de Hollywood en superproducciones como Red (2010), R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal (2013) o Divergente: Insurgente. Aquí Schwentke se acerca a los últimos momentos de la II Guerra Mundial a través de un soldado de 19 años, andrajoso y hambriento, que roba el uniforme de un capitán nazi.

La familia y algunos más

El otro eje temático de Panorama es la familia y a su estudio se dedican las películas restantes de la sección. Four Hands, de Oliver Kienle, es la historia de dos hermanas que vieron a su madre asesinada violentamente y que veinte años después deben lidiar con la puesta en libertad de los homicidas que asaltaron su hogar y destrozaron sus vidas. Otra fractura familiar emerge como el motor de Las tres cimas, de Jan Zabeil, un excelente drama que plantea ideas conflictivas en torno a la paternidad. Y en El carrillón, largometraje surgido de un proyecto de fin de carrera, el debutante Peyman Ghalambor encuentra en la figura de A., un niño de trece años, y su camino hacia la libertad y el autoconocimiento, el modo de adentrarse en los conflictos de una infancia perdida y su obligado crecimiento a la madurez precoz.

Y, cerrando la temática familiar, la debutante Sonja Kröner tiene la virtud en El jardín de centrarse en el estudio de sus personajes y en la creación de una atmósfera casi irrespirable, más que en el peso de la trama, de modo que las dinámicas familiares que van conformándose a lo largo de un verano confluyen en un extraordinario relato. La naturaleza se alía a lo largo de todo el metraje para expresar la hostilidad de los conflictos, de las tensiones subterráneas que a cada paso van emergiendo entre los hermanos, sobrinos, hijos.

La angustia y el silencio

Además, el festival propone un viaje por el terror y el horror alemán con el ciclo Angst, compuesto por Nosferatu, vampiro de la noche (1978), de Werner Herzog; El testamento de Dr. Mabuse (1932), de Fritz Lang; Hagazussa (2017), de Lukas Feigelfeld, y La masacre alemana de la motosierra (1990), de Christoph Schlingensoief. Y también habrá cine mudo con la proyección de Espías (1928), de nuevo de Fritz Lang.

En Festival de Cine Alemán también hay espacio para el cine de no-ficción más actual. ¿Quién ejerce el control en las redes? ¿Qué criterios "salvaguardan" la moralidad del flujo cibernético? ¿Qué es "inapropiado" y por qué? En definitiva, ¿quiénes son los censores del siglo XXI? The Cleaners, de Hans Block y Moritz Riesewiec, tiene la capacidad de adentrarnos en los bastidores de las redes sociales y abrirnos los ojos a sus mecanismos más ocultos. Una iluminadora mirada sobre los nuevos paradigmas de la libertad de información y las sombras de la utopía ideológica de los medios sociales.

Y por último Andreas Dresen traerá cine para toda la familia con Timm Thaler o el niño que vendió su risa, una película que no se deja contaminar por los fundamentos industriales de Disney y prefiere aliar su fábula moral con la fantasía clásica y artesanal de Charles Dickens y Roald Dahl. Con la historia del niño que vendió su risa contagiosa para salir de la pobreza -basada en la novela de James Krüss-, Dresen arma una impecable producción que no se queda en la superficie de su estética colorida y caricaturesca, sino que pretende aportar una fresca renovación al género infantil mediante un magnífico guion y un genuino espíritu clásico.

@JavierYusteTosi