Image: Albert Dupontel: Las guerras comienzan por motivos económicos y algunos sacan provecho

Image: Albert Dupontel: "Las guerras comienzan por motivos económicos y algunos sacan provecho"

Cine

Albert Dupontel: "Las guerras comienzan por motivos económicos y algunos sacan provecho"

El cineasta estrena Nos vemos allá arriba, adaptación al cine de la novela homónima de Pierre Lemaitre

29 junio, 2018 02:00

Albert Dupontel

Ganadora del premio Goncourt la novela Nos vemos allá arriba (Salamandra), de Pierre Lemaitre, ha sido un gran éxito no solo en Francia, también en nuestro país, donde miles de lectores se han dejado conquistar por esta historia "más grande que la vida". Ambientada en la Segunda Guerra Mundial narra la amistad entre Édouard, un artista homosexual rico heredero pero distanciado de su familia al que da vida el actor argentino Nahuel Pérez Biscayart, y de Albert, un "hombre común", con el que forma un insólito tándem en el que el malvado Pradelle se erigirá como antagonista. Con estilo guiñolesco y desmedido inspirado en el universo de los dibujos animados, el actor y director Albert Dupontel (St. Germaine-en Laye, 1964) realiza una vibrante adaptación en la que la desmedida historia de Edouard y Albert se convierte en una sátira demoledora del nacionalismo como arma política con la que se enriquecen unos pocos. Historia de tintes freudianos sobre la compleja relación entre un joven artista desfigurado y su autoritario padre o una prístina denuncia de cómo las guerras acaban convirtiéndose en lucrativos negocios para unos pocos.

Pregunta.- ¿Por qué quiso adaptar esta novela de Pierre Lemaitre?
Respuesta.- Tuve la oportunidad de leerla un año antes de su publicación y pensé que era muy inspiradora. La leí como un elegante panfleto contra la era presente. Todos los personajes me parecen muy modernos. Vemos cosas que marcan el mundo contemporáneo como una pequeña minoría que domina el mundo y las grandes empresas están llenas de personajes como Pradelle y Marcel Pericourt (los villanos de la función) que persiguen a los numerosos Albert Maillard que tratan de sobrevivir. La película también cuenta la historia de un padre arrepentido por el hijo que ha descuidado. Finalmente, la trama del timo de los monumentos le da un verdadero ritmo y dirección a la historia. Cuando conocí a Lemaitre él me confirmó mi interpretación del libro y eso me dio el coraje para hacerlo.

P.- ¿Qué sabía del período histórico y cómo quería reflejarlo?
R.- Investigué mucho sobre este periodo a través de los libros Erich Maria Remarque, El miedo, de Gabriel Chevalier, Tormenta de hierro, de Erenst Jünger o Bajo el fuego, de Henri Barbusse. También vi muchas películas como la adaptación de Sin novedad en el frente de Remarque que hizo Lewis Milestone para el cine en 1930. Otras películas que me inspiraron fueron Alas (1927), de William Wellman, o Senderos de gloria (1957), de Stanley Kubrick.

P.- ¿Quería hacer una sátira del nacionalismo con la trama de la estafa de los monumentos funerarios?
R.- Es una manera de criticar las guerras en general y la glorificación de la Muerte que es un leitmotiv a través de los tiempos (llamamos a las avenidas en memoria de los generales, el Arco de Triunfo en París lleva el nombre de batallas interminables...). La mayoría de las guerras comienzan por motivos económicos y tienden a ser especialmente provechosas para algunos (Pradelle es el ejemplo de esto). El timo de los monumentos fue inventado por Pierre Lemaitre pero podría haber sucedido y el negocio de los ataúdes es un hecho histórico, hubo quien se enriqueció con todos aquellos muertos, lo cual es una muestra de cinismo.

Un momento de Nos vemos allá arriba

P.- ¿Qué cree que significa la idea de máscara en la película?
R.- La idea que desarrollamos con Cecile Kretschmar (que fue la persona que desarrolló las máscaras en el filme) era que estas expresaban los estados de ánimo del protagonista: tristeza, ironía, abstracción. Sacamos la inspiración del Arte de la época porque imaginamos a Edouard siendo un artista de su propio tiempo: del cubismo al realismo, había mucho por explorar. La primera máscara, la azul veneciana, le permite encontrar un rostro humano, la de profesor académico, con la lengua colgando, refleja su desdén de la pintura académica. Cuando renuncias a que el protagonista tenga un rostro humano parece que estás renunciando a sus sentimientos íntimos y no tenía por qué ser así.

P.- ¿Ve a los dos personales principales como opuestos pero complementarios?
R.- Édouard Pericourt representa al artista absoluto, la mente genial. Además de tener mucho talento tiene una mente lúcida capaz de captar lo que sucede en el mundo lo cual le lleva a estar muy enfadado. Convierte su ira en venganza pero es una ira inteligente y poética, no una trivial. Por otra parte, Albert es un hombre corriente, una víctima de su tiempo. En la vida real lo más probable es que sus caminos jamás se hubieran cruzado pero la guerra hace posible y significativo ese encuentro.

P.- ¿De qué forma aborda el clásico enfrentamiento padre-hijo?
R.- En este caso, la distancia entre ambos surge de un profundo desacuerdo en valores. Edouard es un artista que desprecia los valores burgueses y capitalistas de su padre para quien, en cambio, es doloroso pensar que su propio hijo desprecia lo que ha construido.

P.- Hay algo operístico en la película, ¿cómo lo aborda?
R.- Me lo ha dicho mucha gente con lo cual no niego que sea así pero ha sido inconsciente. Kretschmar trabaja mucho para los escenarios operísticos. Mucha gente también ha apuntado a referencias de El fantasma de la ópera, debido a las máscaras, pero de nuevo si me he inspirado en esa obra de Victor Hugo no ha sido de forma consciente.

P.- La película tiene un estilo rocambolesco con elementos del cómic y el cartoon, ¿cómo los incorpora?
R.- Ese estilo inspirado en los dibujos animados está desde mi primera película, Bernie (1996), y pensé que esta manera generosa de filmar podría funcionar para esta adaptación. En el libro ya existe esa combinación entre comedia y tragedia. El punto exacto de equilibrio surge de los actores aunque llevó su tiempo en los ensayos encontrar el tono exacto que necesitábamos. Esa combinación para mí representa de una buena manera cómo yo veo la vida real: una montaña rusa emocional.

P.- ¿Es complicado para usted dirigir y ser el actor principal al mismo tiempo?
R.- Nunca fue parte del plan que yo interpretara a Albert Maillard. Uno de mis actores favoritos iba a hacer ese papel pero unos meses antes de comenzar a rodar tuvo que renunciar. Comencé a buscar a otra persona pero no la encontré así que al final tuve que hacerlo yo. Fue más una necesidad que un deseo porque sabía que hacer las dos cosas a la vez sería agotador y efectivamente lo fue. Poco a poco, escuchando a otros actores, Albert Maillard nació. Además, a pesar de ese agotamiento, actuar y dirigir al mismo tiempo te ayuda a establecer lazos con los otros actores que tienden a dar más de sí mismos.

@juansarda