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Óscar 2019, del multiverso al biopic
El multiverso entra de lleno en la Academia de Hollywood, que este domingo, 24, demostrará que es posible reunir un catálogo repleto de dimensiones paralelas.
21 febrero, 2019 23:00Más allá de las numerosas controversias suscitadas por la 91ª edición de los Premios Óscar -de la anecdótica ausencia de un maestro de ceremonias al miope destierro a las franjas publicitarias de la entrega de cuatro estatuillas y la posterior rectificación por parte de la organización-, los galardones de la Academia de Hollywood, y más aún el conjunto de filmes nominados, permite establecer un revelador mapa de situación del cine norteamericano contemporáneo. Un ejercicio cartográfico que este año esconde su particular sistema de referencia en el interior de la película favorita en la categoría de Mejor Filme de Animación: Spider-Man: Un nuevo universo. Esta sorprendente obra metanarrativa, una de las propuestas más originales de la factoría Marvel en años, pivota en torno a un concepto esencial del imaginario del cómic: el multiverso. Acuñado en 1895 por el psicólogo William James, el concepto de multiverso, que apunta a la existencia de dimensiones paralelas, ha sido fagocitado por Marvel como estrategia comercial para la ampliación de su catálogo de personajes y para la conquista de mercados con exigencias específicas. Una realidad múltiple perfectamente aplicable al conjunto de la industria del cine estadounidense. De hecho, la Academia de Hollywood estuvo a punto de abrir en canal su multiverso al proponer, el pasado mes de agosto, la creación de la categoría de Mejor Película Popular, con la que se pretendía visibilizar la difusa frontera entre el espectáculo de masas y la obra de valor autoral. Felizmente, la Academia dejó para la posteridad la polémica escisión entre industria y arte, permitiendo así, por ejemplo, la nominación en la categoría de Mejor Película de un título como Black Panther, una cinta que no solo ha revolucionado los patrones de comportamiento de la taquilla -dando a luz al superéxito de base "minoritaria", en alusión al público afroamericano- sino que ha demostrado la conveniencia de incorporar a la nómina de Hollywood a un cineasta forjado en el indie como Ryan Coogler, que se dio a conocer en 2013 con Fruitvale Station, una demostración de que en el multiverso del cine americano los saltos entre dimensiones son posibles.
Modelo multirracial
Entre los títulos nominados a Mejor Película, la cuestión que, por su transversalidad, mejor permite observar la convivencia de diferentes modelos productivos (diversas “dimensiones”) es seguramente el retrato de una Norteamérica multirracial. En la mencionada Black Panther, el sometimiento del pueblo afroamericano se aborda, en clave parabólica, a través de la existencia de un reino africano oculto, Wakanda, que se debate entre la guerra contra el opresor y la mediación pacífica. Por su parte, en la tibia y descaradamente edificante Green Book de Peter Farrelly, producida por DreamWorks Pictures (uno de los ocho grandes estudios de Hollywood), la amistad entre un inculto chófer italoamericano (Viggo Mortensen) y un flemático pianista negro (Mahershala Ali) canaliza un canto a la tolerancia que es al mismo tiempo una invectiva contra la intolerancia de la América imaginada por Donald Trump. Un ejercicio de nostalgia de la era Obama que es posible rastrear incluso en Spider-Man, protagonizada por un alter ego afroamericano del hombre araña llamado Miles Morales, cuya creación, a manos del escritor de cómics Brian Michael Bendis en 2011, tuvo como inspiración la victoria en las urnas del primer presidente negro de los Estados Unidos.Por su parte, en la "dimensión" indie, encontramos nominadas a Mejor Película a la puesta en forma de Spike Lee con Infiltrado en el KKKlan, una película que, con su atrevida combinación de comedia satírica y drama intimista, comparte más de lo que parece con El vicio del poder, la vigorosa obra de agitación de Adam McKay sobre la estrepitosa escalada al poder absoluto de Dick Cheney interpretado por un Christian Bale que, en su interiorizada encarnación del hermético vicepresidente americano, alumbra las contradicciones de la naturaleza humana con mucha más elocuencia que el sobreexcitado Rami Malek de Bohemian Rhapsody, probable ganador del Óscar al Mejor Actor.El abrazo de Hollywood a 'Roma' sería una declaración contra Trump y la entrada de Netflix en la meca del cine
El vicio del olvido
He aquí una película que se expresa tanto a través de lo que muestra como de lo que deja fuera de campo. Nada más astuto que relegar a George W. Bush a la categoría de convidado de piedra: Sam Rockwell, en la piel del expresidente, está nominado en la categoría de Mejor Actor Secundario, pero quizá merecería el Óscar al Mejor Extra. Y lo mismo ocurre con los personajes afroamericanos, de Colin Powell a Condoleezza Rice. Más que ninguna otra de las nominadas, El vicio del poder se erige en atronador testimonio del abandono del pueblo afroamericano, o el retrato de una nación que ha omitido, de forma recurrente, la mera existencia de una parte relevante de su ciudadanía.![](https://s1.elespanol.com/2019/02/21/el-cultural/cine/cine_377975722_220333740_510x295.jpg)