'Los días que vendrán' gana un Festival de Málaga digno y excesivo
Carlos Marques-Marcet gana como mejor director y la Biznaga de Oro para películas españolas y la mexicana Las niñas bien, la que se concede a latinoamericanas. Esto no es Berlín se lleva el premio Especial del Jurado.
25 marzo, 2019 01:00El cine catalán sigue arrasando en el Festival de Málaga, que por cuarta vez consecutiva dio su máximo premio a una producción llegada de esa turbulenta zona ibérica. El cine, por suerte, vive ajeno a las tensiones políticas y Els dies que vindran (o Los días que vendrán), del barcelonés Carlos Marqués-Marcet (Barcelona, 1983) ganó la Biznaga de Oro a la mejor película española presentada durante el certamen. Ha sido un gran triunfo ya que la película también ha obtenido la Biznaga de Plata para la mejor dirección, y otra para para la mejor actriz, Maria Rodríguez Soto.
Tercera película del director, Marques-Marcet ya ganó con su debut, 10.000 km (2014), la Biznaga de Oro en el Festival hace cuatro años y repite premio gordo con su mejor película. En Los días que vendrán vemos el proceso que atraviesa una pareja (David Verdaguer y su novia en la vida real, la también actriz Rodríguez Soto), desde que se enteran de su embarazo (más que no deseado, no esperado) hasta el nacimiento de la niña. La curiosidad del asunto es que Verdaguer y Rodríguez son pareja en la vida real y lo que vemos en pantalla es la verdadera transformación del cuerpo de ella, ya que nos proponen un interesante juego entre ficción y realidad. Son ellos pero no exactamente (ella es periodista en paro y él abogado) aunque eso no quita para que esta película rezume autenticidad. Contada sin ocultar las penas y temores de un paso vital de tamaña importancia, es un hermoso canto a la vida.
El festival de Málaga ha presentado este año 22 películas en sección oficial a competición a sumar las de inauguración y clausura, ambas fuera de concurso, en un mix entre filmes españoles (comedias madrileñas y dramas catalanes, en resumen) e iberoamericanos en el que se hace un poco de trampa porque después dan sendas Biznagas de Oro a la mejor película con lo cual las películas no acaban de competir entre sí. La Biznaga de Oro para la mejor película iberoamericana ha sido para la mexicana Las niñas bien, de Alejandra Márquez-Abella, película ambientada en los años 80 que cuenta la debacle de una familia riquísima de la elite del país después de una hecatombe financiera que acabó con los bancos y hundió la economía mexicana. Contada a través de la mirada de una mujer ociosa que sueña con “vivir en El Corte Inglés y ser novia de Julio Iglesias”, la directora realiza un retrato demoledor de una clase alta mexicana frívola e inconsciente de sus actos hasta extremos terroríficos.
La Biznaga de Plata Premio Especial del jurado ha sido para otra producción mexicana ambientada en los años 80, Esto no es Berlín, de Hari Sama. La película también ha ganado la Biznaga de Plata del Jurado de la Crítica, del que hemos formado parte Jennifer Green, Beatriz Martínez Gómez y yo mismo. Nos cuenta una historia muy distinta a la de Las niñas bien aunque aquí también protagoniza, si no la elite más absoluta, sí la clase media-alta del D.F. Cuenta la peripecia de dos adolescentes (el premiado como secundario Mauro Sánchez Navarro aunque inexplicablemente no el protagonista, Xabiani Ponce de León) deseosos de formar parte de la escena artística underground. Los 80 fueron años de una brutal subversión con sus luces y la sombra ominosa de la heroína y el SIDA y el filme refleja tanto la época como la odisea emocional de los jóvenes con sensibilidad.
En resumen, ha sido un buen Festival de Málaga con un solo pero: el exceso de películas. Además de las tres máximas ganadoras, las tres de gran calidad, ha habido destellos de talento en filmes como Staff Only, en el que Neus Ballús ofrece un conmovedor retrato de una adolescente que despierta a la vida, o en El doble más quince, donde Mikel Rueda arriesga al contarnos el romance entre una mujer que frisa los 50 y un adolescente. Y me he divertido con Antes de la quema, en la que Fernando Colomo ofrece un chispeante retrato del narcotráfico de hachís en Cádiz, y con ¿Qué te juegas?, en la que Inés de León logra una comedia con ecos de Wilder que convence por su ritmo.
En la parte sudamericana, destacan otros títulos como la colombiana Niña errante, película colombiana que ofrece una hermosa galería de personajes femeninos a partir de la figura de una huérfana que se reúne con sus desconocidas hermanas a la muerte del padre, o la argentina Aire, de Arturo Castro Godoy, en la que vemos un tenso y palpitante reflejo del Buenos Aires de hoy a través de la odisea de una mujer que quiere reunirse con su hijo accidentado. Había, sin embargo, cinco o seis películas malas o muy malas (la palma se la lleva Insumisas, cubana, mejor no hablar de ella) y con menos títulos habría sido más difícil para muchos periodistas perderse las que sí valían la pena.
El argentino Oscar Martínez es un buen actor al que hemos visto brillar en filmes como El ciudadano ilustre (2016). No es que esté mal en Yo, mi mujer y mi mujer muerta, es que no me gustó la película y me sorprende que haya ganado la Biznaga de Plata como mejor actor por su papel en ella como desconsolado viudo que descubre en España que su mujer tenía una doble vida. Sí comparto las sendas Biznagas a Maggie Civantos por su personaje de hermana descarriada en la divertida Antes de la quema, película que también se ha llevado el premio del público, y a Carolina Ramírez por Niña errante.