Premios Goya 2024: las cinco nominadas a la mejor película reflejan la diversidad del cine español
Los trabajos de Estibaliz Urresola, Víctor Erice, J. A. Bayona, Isabel Coixet y David Trueba reivindican el músculo de nuestra industria.
10 febrero, 2024 03:15Desde una debutante como Estibaliz Urresola hasta una leyenda como Víctor Erice se enfrentan con sus últimas trabajos por el Goya a la mejor película, en una edición de los premios que ofrece una panorámica muy completa del cine español.
Una superproducción como La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona, contrasta con la humildad de 20.000 especies de abejas -ambas películas parten como favoritas- mientras que Un amor, de Isabel Coixet, y Saben aquell, de David Trueba, reivindican el músculo de una industria que ha sabido conquistar al público sin olvidarse del estilo y que han reivindicado a un nuevo star-system con nombres como David Verdaguer, Carolina Yuste, Laia Costa o Hovik Keuchkerian.
20.000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola (15 nominaciones)
Acercamiento a la realidad trans, 20.000 especies de abejas, la primera película de Estibaliz Urresola (Llodio, País Vasco, 1984) ha protagonizado una trayectoria espectacular. Arrancó su periplo en la sección oficial de la Berlinale, un logro importante por sí mismo, y se llevó el Oso de Plata a la mejor interpretación para la pequeña Sofía Otero, que contaba con 9 años en el momento de recoger el galardón.
Después, triunfaría en Málaga con la Biznaga de Oro y el premio a la mejor actriz de reparto (Patricia López Arnaiz), y ha arrasado por ahora en la temporada de premios, imponiéndose como mejor película en los Forqué, los Feroz (en la categoría de drama) y en los Gaudí (en lengua no catalana). A los Goya ha llegado con la hipotética etiqueta de favorita al acumular el mayor número de nominaciones entre las candidatas, con 15.
El filme de Urresola, que estuvo nominada al Goya al mejor cortometraje por Cuerdas en la anterior edición de los Goya, se asienta sobre un realismo de corte sensible que, sin renunciar a los códigos del costumbrismo, busca su singularidad en un proceder elíptico y en una dirección de actores que escapa a toda costa de la artificiosidad.
En el filme, Sofía Otero interpreta a un niño que se rebela contra su identidad de género (no se reconoce en el nombre de Aitor), provocando dudas y temores entre los miembros de su familia, que se encuentra en descomposición. La película la vieron casi 160.000 espectadores en el cine.
“Son datos que hablan de una sociedad que está preparada para una película como esta, con una mirada más comprensiva hacia las diversidades del rasgo humano y capaz de comprenderlas como un valor”, nos explica Urresola en una entrevista reciente. “Creo que si la hubiera estrenado hace cinco años no hubiera habido el mismo boca-oreja”.
La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona (13 nominaciones)
J. A. Bayona resiste en su empeño de hacer cine a lo grande. El éxito mundial de Lo imposible (2012), que ponía en imágenes la historia real de una familia durante el catastrófico tsunami de Tailandia de 2004, le abrió las puertas de Hollywood para dirigir una superproducción como Jurassic World: el reino caído (2018) o capítulos de series de televisión como Penny Dreadful o Los Anillos de Poder, la adaptación de la obra de Tolkien que ha pergeñado Prime Video.
Para La sociedad de la nieve, uno de los proyectos más caros del cine español, el director ha contado con la producción de Netflix para un complicado rodaje de 140 días, que se desarrolló entre Sierra Nevada (Granada) y Madrid. El resultado es impecable, por lo que es probable que la película se lleve un buen puñado de cabezones en las categorías técnicas.
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La sociedad de la nieve ya se impuso entre los académicos a 20.000 especies de abejas y Cerrar los ojos (Víctor Erice) en la votación para representar a España en los Oscar, donde ha logrado colarse en las categorías de mejor película internacional y de maquillaje y peluquería. Además, clausuró Venecia y logró el premio del público de la sección Perlak en San Sebastián.
Es otra de esas historias de personajes al límite que marcan la trayectoria de Bayona. Basado en el libro homónimo de Pablo Vierci, el filme retrata la experiencia real del equipo de rugby uruguayo que se estrelló en avión en un glaciar en el corazón de los Andes, uno de los entornos más inaccesibles y hostiles del planeta, algo que ya abordó Frank Marshall en ¡Viven! (1993) con Ethan Hawke y John Malkovich en el reparto.
“En todos mis filmes hay una especie de insatisfacción con la realidad y la aparición de la fantasía como una huida o un refugio”, explicaba Bayona en El Cultural. “Y en La sociedad de la nieve se establece un diálogo entre los vivos y los muertos, que es una proyección fantástica de la historia real. Ahí es donde encuentro la manera de articular el relato”.
Cerrar los ojos, de Víctor Erice (11 nominaciones)
El filme con el que Víctor Erice (Carranza, Vizcaya, 1940) ha regresado 30 años después de El sol del membrillo (1992), y con el que –presuntamente– cierra una trayectoria legendaria, es una elegía que exorciza proyectos frustrados o pendientes -como la adaptación de la novela de Juan Marsé El embrujo de Shanghai o el final que no llegó a rodar de El sur-, una reflexión sobre la degradación de la memoria y la escenificación del enfrentamiento entre el clasicismo y la modernidad en el cine.
La historia del director Miguel Garay (Manolo Solo), al que es inevitable ver como un trasunto del propio Erice, y su intento del resolver el misterio de la desaparición en uno de sus rodajes del actor Julio Arenas (José Coronado) se estructura a través de fundidos a negro que fragmentan la narrativa, construida a cuatro manos entre el director y Michel Gaztambide, en un filme que apuesta por la comunión entre vida y cine.
El arranque rodado en celuloide, el homenaje a Río Bravo -en el ecuador del filme Garay interpreta con una guitarra y algunos amigos las misma canción que los personajes del filme de Howard Hawks, My Rifle, My Pony and Me- o el magnífico final en una sala de cine son ya parte de la historia de nuestra cine.
“Como espectador, sigo ligado a la sala cinematográfica. Pienso que lo estaré siempre, hasta el fin”, nos aseguraba Erice en una entrevista por el estreno de la película.
Saben aquell, de David Trueba (11 nominaciones)
El biopic del humorista Eugenio es uno de los éxitos más inesperados del año. Encargo de la productora Warner, David Trueba aceptó rodarla con la condición de que le dejaran abordar la figura del cómico como “si fuera un personaje de ficción”.
David Verdaguer parte como favorito en la categoría de mejor actor -ha conquistado ya el Forqué, el Feroz y el Gaudí- por clavar al hombre pegado al pitillo y las gafas oscuras, con esas pose de ser el único que no se lo pasa bien en sus recitales de chistes. El actor está además perfectamente secundado por Carolina Yuste, que interpreta a la cantante Conchita, la mujer del humorista.
Cine realizado con sencillez, bien ambientado en los años sesenta y setenta (desde las célebres boîtes al Un, dos, tres…), con una justa combinación de humor y drama y con algunas elipsis inspiradas, Saben aquell es un sólida propuesta que representa lo mejor de un cine español hecho con solvencia y sentimiento. En definitiva, un gran homenaje a uno de los grandes humoristas de nuestro país.
“No me resultaba atractivo hacer un biopic oficial, una especie de documental realizado con actores, así que dije que no hasta que me cedieron la creatividad”, nos comentaba David Trueba. “Yo quería hacerlo como una película de ficción, me invento un personaje que es Eugenio. Por eso me centro en un fragmento de la vida y cobra mucha importancia el personaje de la mujer. Quiero hacer esta película recuperando algunas anécdotas para transformarlas en escenas cinematográficas".
Un amor, de Isabel Coixet (7 nominaciones)
Era uno de los proyectos más sugerente y esperados de 2023, sobre todo por los nombres involucrados: Isabel Coixet (Barcelona, 1960), nuestra directora más internacional; Laia Costa, la intérprete del momento –ganadora del último Goya a la mejor actriz por Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022) y nominada de nuevo–; y Sara Mesa, la escritora española más celebrada del último lustro por críticos y lectores, en cuya novela homónima se basa la película.
La conjunción de estos tres nombres (a los que se suman los intérpretes Hovik Keuchkerian, Hugo Silva o Francesco Carril) sirve magistralmente a la historia de Nat, una joven traductora que abandona la vida en la ciudad para refugiarse en un pueblo de la España rural, en una destartalada casa con un hostil casero y desconfiados vecinos. Isabel Coixet explora de un modo altamente sensorial la sabiduría física que alcanza la protagonista de la historia cuando, de la mano de un hombre tosco y aparentemente insensible, experimenta un fulgurante despertar sexual.
La película arrancó su camino en la sección oficial de San Sebastián, donde Keuchkerian recibió el premio a la mejor interpretación de reparto, y ha recibido en los Gaudí el galardón al mejor guion adaptado (labor que la directora comparte con la escritora Laura Ferrero), en donde sacrifican una cierta literalidad en pos de la búsqueda del “auténtico espíritu” de la obra original.
“Tengo muchos personajes que llegan a un lugar nuevo y que no está claro cómo son recibidos”, nos contaba Coixet por el estreno del filme. “Eso me obsesiona. También las comunidades pequeñas, cómo te juzgan, cómo no hay nada que se les escape, todo el mundo sabe algo de todo el mundo. Sí, es verdad que es un tema que me interesa y me intriga mucho”.