Elena Anaya: "Pamela Anderson es una gran actriz y tiene algo especial, parece de una película de Bergman"
- La actriz española comparte rodaje en Cataluña con la estadounidense y acaba de estrenar en Audible la ficción sonora '1984', adaptación de la distopía de Orwell.
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A sus 49 años, Elena Anaya (Palencia, 1975) aún se considera "una joven promesa". Y eso que la actriz tiene ya una larga filmografía compuesta por todo tipo de películas: en España y en Hollywood, de autor y de superhéroes (Wonder Woman, 2017), grandes superproducciones y algún proyecto chapucero que no llegó a estrenarse y en el que además de actuar tenía que hacer de script, de técnico de sonido y de cuidadora de un loro. Eso también fue en Hollywood, porque allí no todo son rodajes faraónicos, como bien nos mostró James Franco al contarnos la historia real que inspiró The Disaster Artist.
Cuando Almodóvar llamó a Elena Anaya para protagonizar La piel que habito —con la que ganaría el Goya a mejor actriz en 2011— de pura alegría se abrazó a un gendarme en una calle de París. Aquella película le abrió las puertas a trabajar para otro gran director, Woody Allen, en Rifkin's Festival (2020), aunque aquella experiencia no fue tan agradable.
Varios proyectos la han mantenido muy ocupada este año. En mayo estrenó la serie Las largas sombras, de Clara Roquet. Ahora acaba de estrenar en Audible la ficción sonora 1984, que adapta la célebre novela distópica de George Orwell. En ella interpreta a Julia y comparte protagonismo con Eric Massip, que hace el papel de Winston. Gonzalo de Castro pone voz a O'Brien y Víctor Clavijo presta la suya al temible Gran Hermano. La producción cuenta con sonido envolvente Dolby Atmos y la banda sonora ha sido compuesta por Matt Bellamy, cantante de Muse.
Además, Anaya está rodando en una mansión de Cataluña Rosebush Pruning, dirigida por Karim Aïnouz y escrita por Efthimis Filippou, guionista habitual de Yorgos Lanthimos, basándose en Las manos en los bolsillos (1965), el debut de Marco Bellocchio. Se trata de un thriller protagonizado por una familia disfuncional donde comparte cámara con Pamela Anderson, Elle Fanning, Riley Keough, Callum Turner, Jamie Bell, Lukas Gage y Tracy Letts.
Pregunta. ¿Qué nos puede avanzar de esta película?
Respuesta. Aún no he rodado pero he estado ensayando. Ha sido un proceso creativo maravilloso, una experiencia muy divertida y enriquecedora con gente con mucho talento, mucho oficio y muchas ganas.
P. Pamela Anderson acaba de sorprender a todo el mundo como actriz seria en The Last Showgirl, que ha ganado el premio especial del jurado en San Sebastián, e incluso su nombre suena como candidata al Oscar a mejor actriz. ¿Cómo es ella?
R. Es maravillosa, un ser muy querible. Independientemente de la imagen que tengamos cada uno de ella (porque es difícil que alguien no tenga una imagen de Pamela Anderson), es una mujer muy transparente, con un corazón que irradia luz y amor.
P. ¿Diría que es una buena actriz?
R. Absolutamente. Hemos ensayado juntas y puedo decir que es una gran actriz, con muchas ganas. Cada vida es única, pero la suya ha sido muy peculiar y ella ha extraído un aprendizaje muy grande de ella, y además ella tiene algo muy especial de serie. Parece una actriz de una película de Bergman.
P. ¿Cree que a la sociedad le cuesta admitir que un personaje célebre dé un giro a su carrera y se salga de la imagen estereotipada que la gente tiene de ella?
R. La sociedad puede ser muy injusta con algunas personas y el negocio también, pero Pamela todavía es muy joven y le queda mucha vida por delante. Ha deseado durante mucho tiempo llegar al lugar en el que está ahora, y se le nota de una manera muy sana.
"Los dos minutos de odio de '1984' se parecen mucho a las redes sociales"
P. Acaba de estrenar en Audible la ficción sonora 1984, adaptación de la novela de Orwell. ¿Cómo ha sido la experiencia?
R. Impactante. Nos hemos sumergido en ese mundo distópico que inventó Orwell hace 75 años como advertencia de lo que puede ocurrir si damos demasiado poder a nuestros gobernantes, y se parece mucho al mundo real.
P. ¿Cómo definiría a Julia, su personaje?
R. Julia se define a sí misma como una tía muy lista. Representa el individualismo en un sistema que lo prohíbe completamente. Todos tienen que ser iguales, hablar igual y hasta pensar de la misma manera. Ella no es alguien que sueñe con cambiar la realidad, se resigna a vivir en ese régimen, pero lleva muchos resistiendo y buscando su manera de ser ella misma, de hacer las cosas que la mantienen viva y conectada consigo misma, o algo tan sencillo como conseguir café, que se ha convertido en un producto de lujo. Mientras, hace creer al régimen que trabaja a su favor. También es un personaje que representa la sensualidad y muchas más cosas. Sin embargo, el personaje da un giro que me resultó muy impactante, porque yo, como ella, pensaba que nadie te puede obligar a pensar de una determinada manera.
P. ¿Qué paralelismos encuentra entre 1984 y el mundo actual?
R. Muchísimos, y es algo aterrador. Nosotros también vivimos en un sistema donde somos observados e incluso nos graban. Pensamos que con poner una pegatina a la cámara de nuestro ordenador es suficiente, pero también nos graban la voz y la reconocen. En 1984 existe el neolenguaje, un invento para que los ciudadanos tengan cada vez menos palabras con las que comunicarse. Los habitantes de esa sociedad se han olvidado de escribir, todo lo graban porque es más sencillo y, por supuesto, controlable. Eso me remite a nuestra tendencia cada vez mayor a mandar mensajes de audio en vez de texto, y eso de alguna manera también nos está incapacitando para escribir.
»Orwell también inventó una especie de inteligencia artificial capaz de escribir novelas, o la música enlatada, algo que me recuerda a Spotify. Y esos dos minutos de odio obligatorios en los que toda la población tenía que gritar y vaciar su ira ante una pantalla con imágenes propagandísticas se parecen mucho a las redes sociales, donde de manera anónima se vuelca odio y se ataca a otra gente.
P. Hace poco protagonizó la serie Las largas sombras, dirigida por Clara Roquet. ¿Qué impresión le dejó su participación en ese proyecto?
R. Fue una experiencia muy bonita. Yo ya había conocido a Clara Roquet y me enamoré de su inteligencia y su talento, y esperaba poder trabajar con ella algún día. Después de conocerla vi Libertad y terminó de fascinarme. Y después de trabajar con ella cuatro meses, la quiero en mi vida para siempre, como amiga, como compañera y como directora. El trabajo fue muy bonito y generó una energía maravillosa. Éramos un montón de actrices y podría haber sido todo lo contrario, pero fue un rodaje delicioso, y creo que a la gente le ha gustado mucho la serie.
P. Clara Roquet forma parte de una generación de cineastas jóvenes españolas que está triunfando. ¿Cree que en los últimos años, afortunadamente, se está visibiliando cada vez más el talento femenino en nuestro cine, o es algo puntual?
R. A mí siempre me gustó muchísimo el cine de Isabel Coixet y de Icíar Bollaín. Han hecho grandísimas películas que han contribuido a mi amor por el cine. Ahora hay más, muy talentosas y muy listas, con una mirada, una personalidad y una manera de contar historias que me vuelven loca. Estoy deseando ver Los destellos [de Pilar Palomero] y también la nueva de Carla Simón [Romería, que se estrenará en 2025]. Esta nueva generación de directoras está alcanzando una gran belleza en su narrativa. Me seduce mucho su magnetismo, su sencillez y su falta de prepotencia.
"Hice 'Van Helsing' porque me obligó mi representante. Me presenté al casting con una gran cresta amarilla y aun así me cogieron"
P. Con tantos proyectos, ¿cómo logra compaginar su vida profesional y su vida privada?
R. Es dificilísimo, pero ese equilibrio lo he perseguido desde pequeña. Empecé a trabajar con 19 años y creo que la última borrachera salvaje fue antes de eso, porque vi que no se podía compaginar.
P. En el mundo del espectáculo es fácil perderse si no se tienen los pies en el suelo, ¿no?
R. A mí siempre me asustó mucho eso. Más que perderme, tropezar y meterme la leche de mi vida. Hay que aprender a vivir con lo justo para poder decir que no a algunos proyectos que no son los adecuados.
P. Una persona con una trayectoria como la suya se ha ganado el derecho a ser muy selectiva con los proyectos que le ofrecen.
R. Yo siempre lo fui. Dije que no a mi segundo proyecto pensando que jamás me iban a volver a llamar para hacer una película. Tuve mucho arrojo porque no tenía ni un duro, ya me veía haciendo hamburguesas o poniendo copas. Dije que no porque no lo vi claro y no me equivoqué, ya que justo después me llamó Fernando León de Aranoa para hacer Familia. Desde el principio he seguido mi instinto tras la primera lectura de guion.
"A lo mejor no te puedes ir cinco meses a rodar a Groenlandia porque en esa época estás dándole la teta a tu hijo"
P. Usted ha hecho todo tipo de películas, desde La piel que habito a Wonder Woman. ¿De qué depende que diga que sí o no a un papel?
R. La historia es primodrial; si no hay historia, no hay nada más. Esto se aplica a todo, da igual si es un wéstern en Almería hecho con cuatro amigos o una comedia musical en Hollywood. El personaje también importa. A veces la historia está muy bien pero te das cuenta de que ese personaje no aporta nada. Y aunque una película pase esos dos filtros, hay otros factores importantes. A lo mejor no te puedes ir cinco meses a rodar a Groenlandia porque en esa época estás dándole la teta a tu hijo. Y dices: prefiero quedarme al lado de estos cachorros el tiempo que haga falta, Groenlandia puede esperar. Ya he dado muchas vueltas por el mundo y ahora vuelvo a estar otra vez en la casilla de salida, aunque no por mucho tiempo.
P. ¿Cómo recuerda su salto a Hollywood? ¿Cómo se dio?
R. Fue forzado porque no me apetecía nada. La primera película grande que hice fue Van Helsing, porque me obligó mi representante. Hice el casting un poco con desgana. Fue enLondres y el día anterior me fui a Camden, me compré un jabón para hacer crestas de punki y me presenté al casting con una enorme cresta amarilla. Además, le dije que era capaz de volar. Me dijo que estaba loca de remate y pensé que no me cogería, pero me dio el personaje. Además era un papel pequeño pero fue estirándose como un chicle y al final me mataron en la penúltima página.
P. O sea, que se abrió camino en Hollywood a pesar de que intentó autoboicotearse.
R. Sí, un poco.
P. Usted ganó el Goya a mejor actriz por La piel que habito. ¿Cómo recuerda aquel papel y el trabajo con Almodóvar?
R. Lo disfruté mucho. Estaba en Francia cuando me llamó Esther [García Rodríguez, productora de El Deseo] para decirme que Pedro me haría una prueba para su próxima película. Estaba en la calle y le dije a un policía "perdona, pero te voy a abrazar", y le di un abrazo muy fuerte y después me fui corriendo. Después hice una prueba con Pedro que duró muchísimas horas y cuando terminé, como no podía contarle nada a nadie, lo celebré deslizándome de rodillas como los futbolistas en un parque muy grande que hay frente a su casa. Disfruté mucho formando parte de ese proyecto, era muy divertido trabajar con Pedro y con Antonio [Banderas], tienen mucha comedia juntos y eso hacía un poco difícil entrar y salir todo el rato del papel, pero aprendí mucho. Además me hizo muy feliz ganar el Goya y que estuviera mi madre conmigo en ese momento.
P. Precisamente La piel que habito fue la película que hizo a Woody Allen fijarse en usted y ficharla para Rifkin's Festival, pero, según ha contado alguna vez, trabajar con Woody Allen fue muy difícil.
R. Sí, ya lo he contado muchas veces. Él tiene una técnica que consiste en decirte unos comentarios muy duros para intentar que cambies tu manera de actuar, y he conocido actores que me han dicho que a ellos les dijo las mismas frases. Pero a pesar de eso me sigue pareciendo un genio. Ha hecho muchísimas películas y casi todas me gustan mucho. Solo tengo palabras de admiración hacia él.
"Lo que más me preocupa del cine es que haya 50 personas opinando sobre el contenido"
P. La industria del cine ha cambiado mucho en los últimos años, especialmente con el auge de las plataformas de streaming. ¿Cómo cree que está afectando esto al cine?
R. Me parece que las historias se pueden contar en formatos que no necesariamente tienen que estar destinados a las salas de cine, pero me preocupa seriamente el futuro de estas. Sin salas de cine la vida sería muy diferente. Pero lo que más me preocupa es que haya 50 personas opinando sobre el contenido. A veces se escriben series entre no sé cuántos guionistas con muchas personas en la producción, y se modifican mucho. A mí me gusta que los proyectos tengan una personalidad y que se permita que el director no sea una simple pieza de un proceso manipulado por mucha gente.
P. Usted ha trabajado en proyectos que exploran temas como el género y la sexualidad, como Habitación en Roma, y también en Las largas sombras se alude al tema. ¿Qué papel cree que tiene el cine en la visibilización de asuntos y debates sociales?
R. El cine ayuda a normalizar. Nos puede ayiudar a ver la realidad como es y a ser más empáticos, a ponernos en el lugar del otro. Es algo que debemos practicar más como sociedad, para no volvernos egoístas.
P. ¿Se ve algún día detrás de la cámara?
R. De momento no. Me gusta mucho actuar.