Marta Nieto se prepara para rodar una escena. Foto: Elástica Films

Marta Nieto se prepara para rodar una escena. Foto: Elástica Films

Cine

La actriz Marta Nieto debuta en la dirección: "Quería abordar la infancia trans desde la serenidad"

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Marta Nieto (Murcia, 1982) atraviesa uno de los momentos más dulces de su carrera, quizá solo comparable a ese 2019 en el que fue premiada en Venecia como mejor intérprete femenina de la sección Orizzonti por Madre, filme de Rodrigo Sorogoyen en el que demostraba con un soberbio trabajo que era algo más que una buena actriz.

Ahora, a su éxito en el teatro –en 2023 recibió el premio Max por La infamia y durante buena parte de 2024 ha estado de gira con el Vania x Vania de Pablo Remón– suma su debut en la dirección con La mitad de Ana, filme que también escribe y protagoniza y que, tras estrenarse en la sección oficial de Seminci, llega a las salas el 10 de enero.

Se trata de la historia de una madre y una hija que tratan de encontrar su lugar en el mundo: la primera, porque la vida ha arrasado con sus ilusiones y proyectos, orillándola al papel de madre soltera un poco desastre, y la segunda, porque inicia una exploración de su identidad de género.

Pregunta. ¿Siempre quiso dirigir una película?

Respuesta. Ha sido algo muy orgánico, que he ido asumiendo poco a poco. Como espectadora, a veces echaba de menos un cine con una sensibilidad determinada, y pensé que podía intentar hacerlo yo misma.

P. A partir de ahí, ¿cómo se construye el proyecto?

R. Escribí un tratamiento que presenté en la primera edición de las Residencias de la Academia de Cine. Tuve la suerte de que eligieron mi proyecto y esto, de repente, refrendó mi pulsión inicial de querer contar una historia. Después, la productora María Zamora leyó el guión y quiso entrar en la película. También me animó a que la dirigiera y me di cuenta de que tenía sentido, porque solo yo sabía la sensación que quería transmitir.

P. ¿Lo de protagonizarla sí lo tenía claro?

R. No, lo iba a hacer otra actriz, pero al final no fue posible. Estábamos cerca del rodaje y María Zamora me dijo que lo hiciera yo. Para mí, era como optar por el mal menor. Ahora miro hacia atrás y pienso que si de primeras hubiera sabido que iba a hacer todo esto, escribir, dirigir y protagonizar, quizá no me hubiera atrevido.

P. ¿Su trabajo como actriz ha sido una formación para ponerse al otro lado de la cámara?

R. El criterio se va afinando con las personas que te impresionan. Siempre es interesante ver las decisiones que toma un buen director o directora en las circunstancias tan extremas e intensas de un rodaje: dónde coloca la cámara, cómo planifica… Es como el reflejo de su personalidad. Pero siempre pensé que era una labor que me quedaba grande.

P. ¿Y ha sido para tanto?

R. En realidad, no. El descubrimiento es parte del proceso creativo y me di cuenta de que sabía mucho más de lo que creía, porque he trabajado mucho. La clave está en rodearse de gente que sabe más que tú y en sacar lo mejor de cada uno de ellos. Me encanta esa labor humana, esa sinergia de energías, caracteres y creatividades, que hay que proteger y poner al servicio del filme.

Identidades y espejos

P. ¿De dónde nace esta historia?

R. Mi maternidad fue muy intensa y quise escribir sobre ello. Apareció el tema de la identidad, con este personaje que se esconde tras el traje de madre y que ha olvidado lo que le resultaba importante. Cuando entró Beatriz Herzog como coguionista, se nos ocurrió que sería interesante relacionarlo con otro tipo de exploración de la identidad, la infancia trans. Queríamos generar un espejo entre madre e hija.

Marta Nieto con Noa Álvares, que interpreta a su hija en la ficción

Marta Nieto con Noa Álvares, que interpreta a su hija en la ficción

P. El cine está muy atento a este asunto.

R. Cuando empezamos a escribir no había Ley Trans ni se había estrenado 20.000 especies de abejas [Estibaliz Urresola, 2023]. Hemos tenido que ir adaptando la película al contexto para que siguiera teniendo sentido. Ahora todo el mundo tiene una opinión, algo que no ocurría cuando empezamos el proyecto. Por eso, La mitad de Ana pretende abordar esta conversación desde la serenidad, sin dar respuestas.

P. Muchas directoras están abordando el tema de la maternidad. ¿Encuentra elementos en común?

R. El cine refleja hoy la maternidad de una manera más poliédrica. Durante mucho tiempo, las películas que abordaban el tema estaban escritas y dirigidas por hombres, que es algo superlícito, pero ahora también lo estamos narrando nosotras, lo que amplía la experiencia. Es una vivencia muy extrema e intensa y hay tantos tipos de maternidades como mujeres. Antes se romantizaba, pero ahora hay claroscuros y complejidad, aunque sigue siendo igual de hermosa en su esencia. Pero también es dura, difícil, con todas sus conquistas y utopías. Una está todo el tiempo intentando hacer lo mejor, pero sin saber cómo.

P. ¿Cómo ha sido trabajar con la pequeña Noa Álvarez?

R. Es una gran actriz. Apareció cuatro o cinco meses antes de empezar a rodar, y estuvimos ensayando para generar un vínculo entre nosotras. Para mí era muy importante lo lúdico, que el set fuera un espacio creativo, de diversión, de juego… Aunque la historia sea dramática. No quería llevarla a un lugar doloroso porque sí.

P. ¿De donde viene la fascinación con el cuadro Un mundo, de Ángeles Santos?

R. Buscábamos una pintura que nos ayudara a entender el punto de vista de Ana de una manera práctica y concreta. Un mundo resultó perfecto porque tiene infinitas posibilidades: es expresionista, infantil, oscuro, alegre... Además, la vida de Ángeles Santos nos rimaba con la historia y queríamos honrarla.

P. ¿Cómo quería que fuera visualmente la película?

R. Con Julián Elizalde, el director de fotografía, pensamos mucho en cómo mira el mundo una artista frustrada. A partir de ahí, el filme funciona como un borrador de esa mitad que Ana ha abandonado, pero que de alguna manera sigue estando presente. Este borrador, con estás imágenes un poco borrosas, fuera de foco, reflejadas, fraccionadas, se va poniendo nítido conforme avanza la película y Ana se va conectando y puede darle salida a su arte. Este era el asunto, transmitir este desasosiego que genera estar rota.