Buenos tiempos para el terror (en las series)
El terror atraviesa un momento especialmente dulce en la televisión con títulos como 'Servant', '30 monedas' o 'The Stand'
19 enero, 2021 10:19La comedia y el thriller, sobre todo en su variante procedimental, han sido los géneros que mejor se han adaptado al ritmo impuesto por la televisión tradicional. Su velocidad, que fue incrementándose con el paso de las décadas en paralelo a la evolución del medio, los convertía en el vehículo perfecto para mantener firme la cadencia que imponía una parrilla de programación en la que las ficciones tenían que convivir con informativos, magacines y anuncios publicitarios. Sin embargo, con la llegada del cable, primero y, sobre todo, con la expansión del streaming y la disolución de la vieja TV en el inabordable océano del Video On Demand (VOD), que facilita el consumo de series sin sujeción horaria alguna, sin obligación de continuidad y sin interrupciones publicitarias, el horizonte creativo ha ampliado sus fronteras y cada vez es más habitual que otros géneros menos frecuentados por la teleserialidad encuentren acomodo en las diferentes plataformas (principalmente porque la búsqueda de públicos de nicho así lo exige).
Valga este preámbulo para impulsar la idea de que el terror atraviesa un momento especialmente dulce en lo que a producciones para la ficción serial televisiva se refiere. El primer pilar sobre el que sostener semejante tesis no es otro que el estreno, el pasado viernes, de la segunda temporada de Servant (2019-?), la serie de Apple TV creada por Tony Basgallop que narra las tumultuosas vicisitudes que atraviesan los Turner, un matrimonio de clase alta -ella, popular periodista de televisión; él, chef reputado – incapaz de asumir la muerte de su hijo recién nacido: tan inadmisible les parece la tragedia que sustituyen el cuerpo del bebé por el de un muñeco a fin de que la madre, que suprime el recuerdo del fallecimiento de su primogénito, siga con su vida mientras el padre da pábulo a la mascarada con tal de que su relación de pareja logre unos mínimos de estabilidad. Tan abominables comportamientos, que establecen conexiones tangenciales con algunos episodios de Black Mirror (Charlie Brooker, 2011-?), no conformarán el tuétano terrorífico de la serie, un horror que se desatará cuando en casa de los Turner aparezca Leanne Grayson (Nell Tiger Free), la niñera contratada para que se ocupe de un muñeco al que, oscuras artes mediante, le insuflará el aliento de la vida transmutando su piel de látex en carne y sangre.
La segunda entrega arranca con la reproducción del trauma -la búsqueda del niño, raptado por los familiares de Leanne tras la fiesta de bautizo con la que terminaba la primera temporada- pero, sobre todo, con la fidelidad a una impronta visual basada en una perturbadora concepción del espacio, en el pausado compás que orquesta los largos travellings que mapean la casa de los Turner como tratando de buscar qué se esconde entre sus paredes y en la construcción de una atmósfera inquietante sin recurrir a los efectismos. El responsable de este diseño visual no es otro que M. Night Shyamalan, cineasta que desde que filmara El sexto sentido (1999) se ha dedicado a renovar incesantemente el imaginario del fantástico. Servant no solo sirve como ilustración de las posibilidades que la nueva coyuntura ‘televisiva’ ofrece -hace unos años, en la primera década de este siglo, una serie como esta solo hubiera tenido cabida en el cable- sino también como ejemplo fehaciente del poderío reclutador de las nuevas plataformas que a golpe de talonario incorporan a sus filas a cineastas de renombre, de Shyamalan a David Lynch pasando por Nicolas Winding Refn. Pero aun hay otro factor a tener en cuenta: en la teleficción de Apple TV participan como directoras Julia Ducournau (Raw), Isabella Eklöf (guionista de Border y directora de la polémica Holiday, aunque su argumento no forme parte del grueso de motivos adscribible al género fantástico) y Lisa Brühlmann (Blue My Mind), tres jóvenes realizadoras cuya obra se integra en ese ramillete de películas que han agitado el género fantástico en los últimos años.
Ese trabajo de cantera, esa apuesta por los nuevos valores también ha estado muy presente en la trayectoria de Álex de la Iglesia, productor de los debuts de Eduardo Casanova (Pieles), Zoe Berriatúa (En las estrellas) o Paul Urkijo (Errementari). Precisamente, apenas 48 horas separaron el estreno de Servant y el cierre de la temporada inaugural de 30 monedas (Álex de la Iglesia, 2020-?), teleficción trufada de homenajes a películas de serie B y a realizadores tan dispares como John Carpenter, William Friedkin, Larry Cohen o Jorge Grau que utiliza el pequeño pueblo de Pedraza como escenario para una lucha entre el bien y el mal, entre una secta herética que pretende hacerse con el poder de la iglesia católica juntando las treinta monedas por las Judas vendió a Jesucristo, y un improvisado grupo de defensores formado por el cura del pueblo, el alcalde y la veterinaria que tratará de evitar, a toda costa, que sus enemigos reúnan las maléficas reliquias y puedan invocar al mismísimo demonio. Que una cadena como HBO apueste por una producción tan atrevida como esta -asumiendo el riesgo que conlleva no solo invertir en una serie de género, sino también comprometerse con el tono que imprime De la Iglesia a sus creaciones y con las numerosas referencias de carácter local que aparecen en 30 monedas- y que, además, la haya convertido en material exportable, es otra señal del buen estado por el que pasa el terror, algo que también acredita el otro gran estreno de HBO en 2020, Territorio Lovecraft (Misha Green, 2020).
Pero Servant y 30 monedas no están solas. Este mes de enero, además de la recuperación por parte del canal Dark de la miniserie japonesa Crow’s Blood (Yasushi Akimoto, 2016), también ha hecho acto de aparición The Stand, adaptación de la novela de Stephen King Apocalipsis a cargo de los showrunners Josh Boone y Benjamin Cavell en la que la liberación involuntaria de un arma biológica causará la muerte de casi toda la población mundial; solo sobrevivirá un pequeño grupo de elegidos que se atrincherará en la localidad de Boulder para hacer frente a las amenazas de corte sobrenatural que les acechan. Esta nueva versión del texto original del autor de Maine, que ya fue adaptada por él mismo y por Mick Garris en forma de miniserie en 1994, es uno de los grandes lanzamientos de la CBS -en nuestro país se ve a través de StarzPlay- y mejora con creces las hechuras técnicas de su antecesora: el abaratamiento de los efectos especiales con la llegada del digital y el aumento de los presupuestos de las producciones televisivas permite que se logren unos resultados impensables no hace tanto. La proliferación de adaptaciones seriales de la obra de Stephen King es una constante en los últimos tiempos. El boom empezó con la fallida La cúpula (Brian K. Vaughan, 2013-2015) a la que le siguieron las anodinas 22.11.63 (Bridget Carpenter, 2016), La niebla (Cristian Torpe, 2017) y Castle Rock (Sam Shaw & Dustin Thomason, 2018-2019). Las mejores versiones teleseriales de los libros del autor de Carrie llegaron con Mr. Mercedes (2017-2019), el thriller llevado a la pequeña pantalla por David E. Kelley y protagonizado por Brendan Gleeson, y sobre todo con El visitante (2020), conducido con mano maestra por Richard Price (guionista de The Wire o de The Night Of entre otras). El carrusel no se detendrá aquí, puesto que Pablo Larraín (Neruda, Ema) ya está rodando su versión de Lisey’s Story, mientras que Jason y Peter Filardi preparan Chapelwaite, versión serial del relato corto Jerusalem’s Lot.
Las horror stories van cobrando relevancia dentro del vasto panorama catódico, una importancia que hasta ahora solo se daba en casos excepcionales como el aterrizaje de Mike Flanagan en Netflix con sus La maldición de Hill House (2018) y La maldición de Bly Manor (2020), en fenómenos como The Walking Dead (Frank Darabont, Angela Kang, Robert Kirkman, Tony Moore & Charlie Adlard, 2010-?) o en series como Penny Dreadful (John Logan, 2014-2016) y American Horror Story (Brad Falchuk & Ryan Murphy, 2011-?). En líneas generales, el terror o bien apenas tenía continuidad, como sucedió con la angustiante Marianne (Samuel Bodin, 2019), o bien no tenía impacto en la conversación social ni en la esfera crítica -y aquí pueden incluirse desde el reboot serial de El exorcista (Jeremy Slater, 2017-2018) a la interesante The Strain (Guillermo del Toro & Chuck Hogan, 2014-2017)- una tendencia que, como la propia televisión, parece que está empezando a cambiar.