El Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria 2009 ya tiene dueño. En el fallo emitido el pasado jueves por la Sociedad General de Autores y Editores, que organiza este Cervantes musical dotado con 60.000 euros, se reconoce la trayectoria creativa de Luis de Pablo (Bilbao, 1930) "por su contribución al enriquecimiento de la vida musical de la comunidad iberoamericana a lo largo de su trayectoria profesional y a través de su labor".

"No tengo otra palabra con la que describir este momento que satisfacción", reconoce De Pablo desde Bremen (Alemania), donde prepara un concierto monográfico y un disco con algunas de las mejores composiciones de su carrera. "En cualquier caso, el Tomás Luis no va a confirmar nada. Tengo claro que quiero ser compositor desde los cinco años". Sobre los prolegómenos de la convocatoria, explica que no se presentó de motu proprio - "no tengo nada contra quien así lo hiciera, pero no es mi forma de proceder" -, sino que fueron una serie de instituciones las que lo propusieron para el premio. "Me enteré del fallo, ayer mismo, en el aeropuerto de Barajas, apunto de coger el primer vuelo a Hamburgo". Eduardo Bautista, presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, fue el encargado de transmitirle la noticia. "Ni me lo figuraba -asegura el compositor-, cuando me llamó estaba en la más dulce de las higueras".

El compositor vasco, ganador del Premio Nacional de Música en 1991, fue elegido entre los 54 compositores de 16 países de España, Portugal e Iberoamérica que concurrían a este galardón, que en anteriores ediciones ha recaído en Harold Gramatges, Celso Garrido-Lecca, Alfredo del Mónaco, Marlos Nobre, Gerardo Gandini y los españoles Antón García Abril, Xavier Montsalvatge y Joan Guinjoan. "¿Qué voy a hacer con los 60.000 &euro? Aún no lo he decidido. Pero le aseguro que no lo gastaré rápidamente. A mi edad, el futuro sigue siendo tan incierto como el de cualquier artista".

A sus 79 años, De Pablo es conocido popularmente por su adscripción, junto a Cristóbal Halffter, José Luis Turina, Antón García Abril, Tomás Marco o el recientemente desaparecido Ramón Barce, a la vanguardista y heterogénea Generación del 51. Entre sus más memorables aportaciones a la historia cultural de la música de nuestro país, se cuentan la presidencia de Juventudes Musicales Españolas entre 1960 y 1963, la organización de la primera Bienal de Música Contemporánea de Madrid, la dirección, junto a su grupo Alea, del primer laboratorio de música electrónica en España, el estreno en el Teatro Real de su cuarta ópera, La señorita Cristina, en 2001, y su estrecha vinculación al cine, donde ha compuesto la banda sonora de una treintena de películas, entre ellas, La Caza de Carlos Saura o El espíritu de la colmena de Víctor Erice.

El jurado de esta edición estuvo compuesto por los catedráticos de musicología Antonio Martín Moreno (Universidad de Granada), ángel Medina (Universidad de Oviedo) y Louis Jambou (Sorbona de París), el crítico y director de la revista Scherzo, Luis Suñén, y el director de la Quincena Musical de San Sebastián, José Antonio Echenique.