Meterse en líos
1. Cahiers du Cinéma. En primer lugar, la mera existencia de esta revista es una buena noticia. Y lo es porque en España se necesitaba una publicación que discutiera a fondo de cine y lo hicera atenta al propio cine en sí y no al fulgor de las estrellas (además de El Cultural, claro está, y perdón por el autobombo). Me la leo todos los meses y reconozco que disfruto tanto con la calidad (que la hay) de algunos textos como odiándola con toda mi alma. Hablaré de lo segundo. No acabo de entender por qué todos los críticos están siempre de acuerdo, basta ver las puntuaciones de la última página para detectar un cierto aire sectario. Me fastidia, y bastante, que una película como Un cuento de Navidad, de Arnaud Desplechin, reciba una turba de críticas elogiosas mientras Slumdog Millionaire sea despreciada. El motivo, me temo, es simple. Un cuento de Navidad es una película densa hasta el aburrimiento llena de referencias eruditas que sólo puede gustar a los inciados. Slumdog, en cambio, le gusta a todo el mundo. El cine francés, y sus muchos acólitos, caen en un defecto que señala Albert Sánchez Piñol hablando de los escritores catalanes en una entrevista en Qué leer. Cito textualmente: “Por lo general, estos se muestran demasiado influenciados por el modelo de religiosidad artística importado de Francia, por esa pedantería según la cual lo importante son las vivencias, el existencialismo, el ego del autor, su capacidad de erigirse en cronista de su tiempo. ¡La ficción no ha sido solo eso! Kafka explicaba su realidad, si bien simbolizada. Moby Dick despliega tensión con un oponente poderosísimo. Muchos escritores, en vez de hablar de conflictos, hablan de problemas, lo que resulta aburridísimo”. Se puede decir más alto, pero no mejor.
2. Los judíos. Llega a mis manos un interesante artículo de Haaretz, el periódico más importante y serio de Israel, en el que su autor, un tal Bradley Burston, dice cosas muy interesantes. Hablando sobre el fracaso de Vals con Bashir en la gala de los Oscar el autor dice que “los israelíes pueden captar el mensaje con claridad. Hollywood sabe perfectamente cómo le gustan los judíos: como víctimas. Objetivos de un genocidio (...) Así es como nos quieren: encorvados y vestidos con harapos”. Para Burston, “la narrativa de Israel no concuerda con los intereses de quienes van en limousina por Los ángeles. Los problemas son demasiado grandes y demasiado complicados”. Y el autor cita varios ejemplos, como un diálogo sardónico, y ficticio, que Kate Winslet mantuvo con el cómico Ricky Gervais en 2005 en la serie satírica Extras, mucho antes de que la actriz rodara El lector:
- Gervais: Es admirable que utilices tu fama para mantener viva la llama del Holocausto.
- Winslet: Por favor, no lo hago por eso. ¿Quién necesita otra película sobre el Holocausto? Lo hago porque me he dado cuenta de que cuando haces una película sobre este tema te dan un Oscar y después de cuatro nominaciones ya le tengo ganas. Ahora sólo quiero hacer La maldita Lista de Schindler o El pianista. Y me llevaré el jodido premio.
- Gervais: Buen plan.
Efectivamente, como señala Burston, la actriz finalmente se llevó el Oscar por El lector, un drama sobre la época nazi, y no por Revolutionary Road, donde su trabajo es superior.
Está claro, a Hollywood le gustan los judíos, pero “encorvados y cubiertos de harapos”.
PD: Dije en un post que Vals con Bashir y La clase no me parecen gran cosa. Son buenas películas. Me refería a que no comparto el entusiasmo fervoroso de algunos. Pero es evidente que son producciones más que notables. Lo digo, más que nada, porque hay quien se lo ha tomado muy a pecho. Y tienen razón. Mea culpa.