William Christie. Foto: Javier del Real.

BENJAMíN G. ROSADO
El director norteamericano William Christie se ha quitado la gorguera para la presentación de Il ritorno d'Ulisse in patria de Monteverdi ante la prensa. Junto a su colega, el director de escena italiano Pier Luigi Pizzi, con quien ya colaboró en L'Orfeo de 2007, se ha mostrado especialmente entusiasta, emocionado a ratos y hasta nostálgico al hablar de las entretelas de su favorita de Monteverdi - "un hombre ha de tener preferencias en la vida", ha dicho- y ante la que no ha podido evitar sentirse "conmovido y curioso" al mismo tiempo. Conmovido por una partitura de juventud (Harvard, Yale) que dice conocer al dedillo (la ha dirigido en más de 60 ocasiones) y curioso por comprobar la reacción de las huestes madrileñas el próximo viernes ante un "drama mediterráneo que nunca antes se había representado".

Han tenido que pasar 369 años desde su estreno en el Teatro San Casiano veneciano, no pocas vicisitudes hasta la recuperación del único manuscrito existente, el lavado generacional de Dallapiccola o Henze y las fastuosas revisiones de Harnoncourt. Le precede, sin embargo, a este Il ritorno la buena acogida de aquel L'Orfeo, en cuya ocasión Christie, ataviado con ropas de época, hizo buen alarde de su destreza con el repertorio monteverdiano y Pizzi se lució con un montaje enormemente sugestivo, quizá algo estático. Pero el lapso entre las dos óperas (33 años) resulta un abismo. Si L'Orfeo pertenece al universo cortesano, a las primeras óperas de palacio y a la etiqueta, Il ritorno obedece al pueblo, a los primeros teatros, al drama popular. ". En ese sentido -apunta Christie-, Giacomo Badoaro, partiendo de la Odisea, consigue un libreto muy shakespeariano, en el que lo cómico y lo dramático se entremezclan en una armonía perfecta". Una evolución con respecto a los planteamientos de L'Orfeo que se percibe también en el aspecto musical, con una pátina menos abundante de instrumentos (con la denominación de origen de Les Arts Florissants de Christie) y un mayor protagonismo de la voz, engarzando el texto y la música como si de una ópera moderna se tratara. En los principales papeles del reparto figuran el tenor surafricano Kobie von Rensburg (Ulises), a quien pudimos ver recientemente en Il trionfo händeliano, también en el Real, y la mezzo inglesa Christien Rice en el papel de Penélope. "Monteverdi pertenece a una generación -ha querido subrayar Pizzi- de jóvenes que, con apenas 20 años, inventaron el humanismo y colocaron al hombre en el centro del universo".

Para L'incoronazione di Poppea, prevista para la próxima temporada, Christie ha bromeado sobre el, siempre polémico, asunto instrumental del repertorio historicista. "Tengo una buena noticia para el Real. Y es que L'incoronazione no requerirá más que dos violines y un contrabajo. Pero lo haré con algunos más. La sala es muy grande. Me lo puedo permitir".