Image: Rafael Amargo y Manuel Molina bailan y cantan al duende más flamenco de Lorca

Image: Rafael Amargo y Manuel Molina bailan y cantan al duende más flamenco de Lorca

Escenarios

Rafael Amargo y Manuel Molina bailan y cantan al duende más flamenco de Lorca

Con La difícil sencillez, adaptación de un texto del poeta granadino, abren la nueva temporada de los Teatros del Canal

19 agosto, 2009 02:00

Amargo, en un momento de la representación. Foto: EFE

EFE
Juego y teoría del duende, la conferencia de Lorca sobre la magia del arte, es el eje en torno al que gravita La difícil sencillez, "un traje a medida" que se ha hecho Rafael Amargo, "cosido" con el texto y la música de Manuel Molina -ex Lole y Manuel-, y con el que abre mañana la temporada de los Teatros del Canal.

Nueve bailarines, doce músicos en directo y las "pinceladas" del cantante, guitarrista y poeta Manuel Molina como artista invitado componen el elenco del espectáculo, dirigido por Pilar Távora, y para el que ha creado el vestuario el diseñador valenciano Francis Montesinos.

El bailaor y coreógrafo Rafael Amargo, consciente de "la responsabilidad y la dificultad" que supone adaptar un texto del poeta granadino, "con más motivo tratándose de una conferencia", ha explicado hoy que se siente en un momento "muy libre" de su vida, en el que nada lo ata. El "artista", como a él le gusta que le llamen y no "bailaor" o "bailarín", asegura que es "un profundo lorquiano" y ha recordado que fue una adaptación de la obra Poeta en Nueva York la que le hizo merecedor de un Premio Max de las Artes Escénicas en 2003 como mejor intérprete masculino de danza.

Amargo afirma además que existe un "vínculo familiar" entre él y Lorca: el poeta era primo de su abuelo Rafael, que era cartero y se encargaba de llevarle al poeta en persona la correspondencia "comprometida" que éste mantenía, por ejemplo, con Salvador Dalí.

La difícil sencillez, un montaje que se estrenó en julio en el festival valenciano Sagunt a Escena y que estará en los Teatros del Canal hasta el 20 de septiembre, supone para Amargo un reencuentro con el flamenco más austero, con el arte que se sitúa "cerca de la muerte, en el borde de la herida".

Ese, dice, es el único lugar donde puede brotar el duende "de los pies a la cabeza", como cuando "uno está solo en casa y se pone a llorar sin motivo aparente". El duende, detalla, es algo "con lo que uno nace y luego se 'lo hace'", una magia que está presente "en todas las artes" y no sólo en el flamenco.

El cantaor Manuel Molina ha reconocido la gran responsabilidad que ha supuesto para él la escritura de los textos de un espectáculo basado en el "maestro por excelencia" para los poetas, que sostenía que el duende es "un poder y no un obrar, un luchar y no un pensar; no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo".

"La difícil sencillez versa sobre aquello que está tan cerca que pasamos sin fijarnos en ello, algo tan fácil que se hace difícil", vamos, resume, un montaje "lleno de sencilleces". Para Molina -que formó pareja artística y sentimental con Lole Montoya durante más de 20 años- el duende está en "la entrega" a su creación por parte del artista, y no en el trabajo sino en la inspiración. "Yo no he trabajado en mi vida, afortunadamente", ha asegurado riéndose el que fuera componente del dúo que fue precursor del nuevo flamenco.

El diseñador valenciano Francis Montesinos ha mostrado su admiración por el contenido del discurso pronunciado por Lorca en 1933 en Buenos Aires y La Habana, se ha confesado también "lorquiano" y ha reconocido que ha trabajado mucho "gracias a Lorca".

Para el diseñador, encargarse del vestuario de La difícil sencillez ha supuesto "una tarea complicada" para la que ha buscado realizar un trabajo "limpio y sutil", centrado en "lo auténtico" y en las líneas maestras y puesto siempre "al servicio de las necesidades" del movimiento de los bailarines.