José Serrano golpea dos veces en Madrid
Un ensayo de la producción. Foto: Fernando Marcos
Esta tarde se presenta en el Teatro de la Zarzuela de Madrid un programa doble que acoge dos señalados títulos del género chico: La reina mora y Alma de Dios son textos de mucho tronío, que figuran entre los más granado de un autor tan acreditado como José Serrano, un hombre de teatro sagaz y dotado de un lenguaje musical ten directo como fresco, sencillo pero de excelente factura. Un melodista excepcional. Números como la célebre Canción del gitano de la segunda obra son de los que se recuerdan y tararean durante toda la vida. Aunque, y así se hacía antes, lo que se destacaba en primer lugar era habitualmente el nombre de los libretistas.
Los hermanos Álvarez Quintero escribieron el texto de La reina mora, destinada a una Rosario Pino a la que faltaba poco para pasarse al teatro de verso y estrenada el 11 de diciembre de 1903 en el Apolo madrileño. Se trata de un sainete andaluz en el que se dan cita, entre otros números, un duelo de coplas y un hermoso dúo de enamorados. Alma de Dios, que vio la luz el 17 de diciembre de 1907 en el Cómico de la capital, ilustra palabras de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez y fue encumbrada por la pareja de grandes actores Loreto Prado y Enrique Chicote, que supieron recrear ese mundo proletario de la sociedad madrileña de extracción más baja.
Para estas representaciones se cuenta con repartos solventes, encabezados por, entre otros, Cristina Faus, una voz de mezzo ya curtida y muy profesional, César San Martín, Miguel Caiceo, Jesús Castejón, que dirige la escena también y Cristina Marcos. Anotemos las intervenciones de la soprano Ruth González, de muy fresco timbre de ligera (El niño de los pájaros de La reina mora), y del tenor Alejandro Roy, de muy timbrada voz lírica. En el foso, junto a la Orquesta de la Comunidad, se sitúa José María Moreno, nuevo en esta plaza. El joven maestro es titular de la Capella Mallorquina y ha sido nombrado director artístico del Teatro Principal de Palma.