Image: Darío Facal cultiva sus amistades peligrosas

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Escenarios

Darío Facal cultiva sus amistades peligrosas

El dramaturgo madrileño, al frente de Metatarso Producciones, lleva al Festival de Clásicos en Alcalá su particular lectura del clásico de De Laclos

28 junio, 2013 02:00

Un momento de Las amistades peligrosas de Darío Facal.


Vanidad, lujuria y deseo llegan este sábado al Festival Clásicos en Alcalá con Las amistades peligrosas de Darío Facal y Metatarso Producciones. La batalla dialéctica, epistolar y, por qué no, sexual entre la marquesa de Merteuil (Carmen Conesa) y el vizconde de Valmont (Cristóbal Suárez) se desata en las tablas de la ciudad complutense convirtiendo el clásico de Pierre Choderlos de Laclos en una reflexión contemporánea sobre el tedio, la corrupción, la bajeza, la lucha por el estatus y el abismo del desapego.

Darío Facal, que viene de realizar un doblete en la cartelera madrileña con Las rusas y De par en par, ha tratado de alcanzar con este montaje la hondura del texto original. "Es una adaptación directamente de la novela del siglo XVIII de De Laclos -señala a El Cultural-. No es una nueva versión del actual texto de Christopher Hampton, por eso está justificada su presencia en la programación de Alcalá. Queremos que nuestro montaje sea más fiel al texto original, aunque, eso sí, está traído a la realidad de nuestros días".

Esta versión de Las amistades peligrosas, realizada por Javier L. Patiño, se compone de elementos cotidianos capaces de crear un espacio abstracto e insólito donde se pone en evidencia la universalidad del mensaje a través de la casi totalidad de las 175 epístolas que integran el libro. Las cartas entre ambos protagonistas toman aquí su importancia original a través de la música en directo, que envuelve la escenografía hasta crear un original juego de planos. El collage final nos mostrará una forma de entender la moral y el universo oscuro de libertinaje, traición, sometimiento, profundidad psicológica y sadismo que destila por sí misma la obra de De Laclos, considerada al fin una joya de la literatura francesa de la época.