Image: Segovia, la titiritera itinerante

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Escenarios

Segovia, la titiritera itinerante

Se inaugura la 28° edición del Festival Internacional de Teatro de Títeres Titirimundi

14 mayo, 2014 02:00

Uno de los espectáculos de calle de la pasada edición de Titirimundi

Imaginad que al abrir una puerta de un patio renacentista español os encontráis con un espectáculo de la China oriental. Ese contraste de ambientes, culturas y lugares que se crea es, cuanto menos, original. Es magia. Llama la atención. Segovia, la ciudad románica que se mantiene impermutable, se rasga las vestiduras y queda a merced de los hilos titiriteros. A la orilla del río Ledesma o bajo el acueducto podríamos haber encontrado a Alfonso X el Sabio escribiendo sus cántigas de amor hace muchos años. En cambio, este miércoles se inaugura la 28° edición del Festival Internacional de Teatro de Títeres Titirimundi que se celebra hasta el 18 de mayo. ¿Cuál es la fórmula para llegar a ser uno de los más importantes? "Crear un ambiente festivo en el que se satisfagan todas las inquietudes", resume Julio Michel, director del Festival. Esta edición cuenta con 250 espectáculos, de los cuales 9 son estrenos en España, de 25 compañías tanto nacionales como internacionales donde se aúna vanguardia y tradición.

Los títeres ya eran conocidos en la época griega. Los llamaban neurospasta y Aristóteles les dedicaba algunas palabras. Poco a poco, marionetas y guiñoles se han ido popularizando. Voces agudas y femeninas o, graves para los personajes malvados, impostadas y falsas que al sonido del ti-ti del silbato, los titiriteros traducían lo que las marionetas no podían comunicar. Y de ahí, cuenta la leyenda, radica el nombre. Los profesionales del medio comentan que este arte es, aún, desconocido y se juega con los clichés. "Se piensa en un teatro de guante, de hilos, pero eso es tan solo una parte de los títeres. Aún sigue existiendo esa idea falsa de que es una expresión menor para los niños", explica Michel.

Es justo esta ausencia la que les llevó a organizar, en el año 1985, la primera edición de Titirimundi. "Es un lugar de encuentro y promoción. Nació cuando era aún un arte completamente desconocido". Es así como comenzó siendo un evento local de la ciudad de Segovia pero a medida que iba creciendo se fue expandiendo por diferentes ciudades (Ávila, Burgos, León, Salamanca, Valladolid, Zamora, Madrid y Barañáin). Este año han llegado hasta Galicia, "colaborando en un festival de allí", matiza el director de Titirimundi. Una de las compañías que participa es El espejo negro, que el mes que viene cumple 25 años de historia. "Fue uno de los primeros festivales que nos ofreció la oportunidad de mostrar nuestro trabajo. Es una pequeña pausa en el camino para reecontrarte con los amigos y los profesionales, además de con la propia Segovia", apunta Ángel Valvente, director de la compañía.


The Table de Blind Summit

Estrenos, humor, circo y reposiciones

Entre los estrenos se podrá ver la performance The Table de la británica y puntera Blind Summit, quienes participaron en la ceremonia de apertura de los últimos Juegos Olímpicos de Londres. Se configura como un homenaje al arte del títere a través de las últimas doce horas de vida de una marioneta cascarrabias. Algo huele a podrido, de Elvis Alatac, El capote y Sobre la cuerda floja de la chilena Teatro Milagros y La Boucherie Renard, de la compañía belga Boîte à clous, son otras de las representaciones. También estarán Escena Miriñaque, que ya pasaron por Teatralia con su espectáculo para la primera infancia Cucu Haiku, y Eugenia Manzanera con ¡Corpore oh!.

Una de las reposiciones con las que cuenta esta edición es La cabra de El espejo negro. Una función que se creó en el año 2000 y que la compañía ha recuperado bajo la petición de Julio Michel. El espejo negro ha sido merecedora de dos Premios Max por sus espectáculos para la infancia y La cabra estuvo nominada a ellos. Valvente matiza: "Es un espectáculo para familias en la que se hace un homenaje al mundo gitano, a una forma de vida e idiosincrasia de ser". Apunta que se trata de un espectáculo en el que la cabra de gomaespuma tiene más importancia que los humanos.


El capote de Teatro Milagros

De manera paralela, otro de los objetivos de Titirimundi son los talleres. "Hay algunos para niños que se inician durante el año y así se va entrando en la formación de los pequeños. Pero también tenemos talleres para profesionales, artistas plásticos y profesores como el de talla de madera", cuenta su director. Incluso llevaron a cabo un taller de sombras de manos a cargo de un maestro japonés. Por si fuera poco, Titiricole se configura como una extensión donde los niños son los protagonistas de las obras. "Las crean en las escuelas y todas las mañanas durante el festival las representan. Así se fomenta la afición y el conocimiento". Y para completar una edición más de Titirimundi, hay una exposición de cien muñecos de gomaespuma de los diseñadores de Los Lunnis que recorre la historia de la compañía que trabaja también para la televisión.

De modo que el teatro de calle y de títeres hace que tanto pequeños como adultos se adentren en un mundo de fantasía. Un viaje imaginario de ensoñaciones y emociones. Así que, ¿hay mejor manera de abrir y cerrar el Festival que transportando a los viajeros a un universo imaginario de Julio Verne, como metáfora del tiempo y de la vida? esto será de mano de Carrusel Maqique. Se abren puertas, se cierran telones, Segovia se convierte en festival, se cierran los ojos, se reabren y se funde en el mundo de los sueños. Para todos los públicos.