Escenarios

Solo Rolling

La banda de Mick Jagger y Keith Richards aparcó los números de circo y dejó en el Bernabéu un melancólico regusto a blues

26 junio, 2014 02:00


Los Rolling Stones interpretando Like A Rolling Stone, el clásico de Bob Dylan, anoche en el Santiago Bernabéu.

No fue de los mejores. Tampoco de los peores. Pero fueron los Rolling Stones. A las 21,50 horas de ayer, Mick Jagger saltaba al escenario del Bernabéu con Jumping Jack Flash. El delirio estaba garantizado por un público intergeneracional en el que no faltaban las párvulas miradas de quienes ya habían firmado su tierno pacto con el diablo. Y solo Rolling. Sin globos, sin monstruos de plástico ni demás artificios mecánicos. Tan solo dos grandes pantallas flanqueando el escenario (y una central, más pequeña) desvelaban a las 54.000 almas los detalles de sus Satánicas Majestades, incluidos los cambios de vestuario de Mick Jagger (que debió arrasar con las camisas de El Corte Inglés), el catálogo de guitarras de Ron Wood (Fender mediante) y los toscos, sinuosos y canallas aspavientos de Keith Richards. El tour 14 On Fire había comenzado.

Eran las 22,15 cuando salpicaron los primeros acordes del dylaniano Like a Rolling Stone, tema acertadamente elegido por el público que puso a prueba la armónica de Jagger. Aún suena como la locomotora de un costa a costa. Keith Richards disparó su guitarra a las gradas, inflamadas ya sin remedio y entregadas a la causa satánica. Allí se abrieron las puertas del Hades. Cerbero, con las cabezas de Jagger, Richards y Wood (Charlie Watts es un santo), propició el progresivo aquelarre. Sigue habiendo química, la de toda la tabla de elementos. Mientras, Chuck Leavel destiló con sus teclados añejo rock and roll con unos arreglos que sonaban a barrica de Tennessee. A las 22,35 Jagger ya había presentado a toda la banda, en la que destacó Lisa Fisher, algo más que coros, algo más que una voz. En el metro número 30 de la rampa de 30 metros midió su corpulencia con Jagger, que intentó sin éxito subirse a una voz capaz de dejar sin respiración a todo el estadio.

Solo Rolling Stones, pues. Porque a las 22,43 Keith Richards pide escenario. Se acerca al micrófono y salta un blues que acompaña en acústico Ron Wood. Auténtico, esencial, primitivo. El Bernabeu se convirtió en un algodonal salpicado por las luces/velas de los móviles. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que Richards lleva marcada en su cara las muescas de toda una vida, como los presidiarios la pared en la que cuentan sus días. Cerca de las 22,50 Jagger arranca el duelo con un castigado Mick Taylor pertrechado con una cazadora galáctica. El asalto acaba convertido en un festival de guitarras protagonizado por Richards, Wood y el ex Rolling. Consciente o inconscientemente en la sesión de anoche había una melancolía blusera con raíz. Por eso fueron solo Rolling Stones.

Pasaban cuatro minutos de las once cuando Jagger dejó los precalentamientos y entró en el fondo del repertorio con Miss You. Sus convulsiones ya eran de otro mundo. El bajista Darryl Jones marcó el territorio. Al fin y al cabo, la banda que les acompaña son músicos de alto voltaje. Solventes y bien integrados. Así que Jones dejó el terreno bien abonado para Start Me Up. En este punto se alcazó el éxtasis. Jagger se satanizó por completo (capa roja y negra de plumas) a las 23,25 emergiendo del averno entre una azufrada humareda para incendiar, con la literalidad que permite la pirotecnia, todo el escenario. Tocaba, claro, Sympathy for the Devil. Era mejor no perder el fuelle. Las gradas empezaban a caerse, así que había que rematar con Brown Sugar antes de decir adiós por primera vez.

A las 23,40 iniciaron los bises. El principio del fin. Jagger inspecciona los laterales del escenario para comprobar que no se ha ido nadie. Todo en orden para que el riff más famoso de la historia del rock (bueno, uno de ellos) ponga el broche final a la velada. Avisaban a los vecinos de Chamartín que iban a ser puntuales pero aún había que decir la última palabra: ¡SATISFACTION!. Ni todas las agencias de publicidad del mundo pensando hubiesen compuesto un himno tan feroz, tan enérgico y tan positivo como el que Keith Richards arrancó a las 23,51. Solo Rolling Stones, solo rock and roll. ¿Solo?