Galván o la ley de la gravedad
Israel Galván en Fla.co.men. Foto: Hugo Gumiel.
"La música, ese es el argumento. La música que ha sonado en las propuestas escénicas de Israel Galván, aligerada ahora de tramas, de libretos y de teatros. Los zapatos rojos, La Metamorfosis, Arena, El final de este estado de cosas, Lo Real... sonando sin argumento, con la inercia del cuerpo y el ritmo. Solo la música". Así define el director artístico de Fla.co.men, Pedro G. Romero, el nuevo trabajo del bailaor y coreógrafo sevillano, que presenta -tras pasar por escenarios como el de Temporada Alta o la Bienal de Sevilla- el próximo jueves, 8, en el Festival de Otoño a Primavera de Madrid. "Se trataba de de adelgazar de cualquier gravedad uno de los hallazgos más luminosos de sus espectáculos: el sonido. Todo surgió entre Utrera y La Rinconada, entre la beneficiencia y las hipotecas, reciclando audio con un grupo de músicos y ofreciendo al público breves aullidos de felicidad", añade el director artístico.Galván, Premio Nacional de Danza 2005, ha contado para este montaje con la colaboración de la coreógrafa y bailarina Patricia Caballero, que refuerza la expresividad con la que se ha querido dotar a este Fla.co.men. "La vi bailar en un vídeo y comprendí que tenía algo, una libertad especial. Especialmente hoy, que hay tanta técnica. Me gustó cómo trata al flamenco con el mínimo gesto de su cuerpo", explica Galván a El Cultural. Los músicos David Lagos, Tomás de Perrate, Eloisa Cantón, Caracafé y Proyecto Lorca (Juan Jiménez Alba y Antonio Moreno) ayudan a construir un espectáculo abierto en el que se gestionan gestos y tiempos, se recuperan hallazgos de montajes anteriores y se introducen elementos nuevos. "Las obras siempre las voy cambiando -añade el autor de Galvánicas-. Me gusta mantenerlas vivas".
Galván vuelve al Festival de Otoño tras clausurar, el pasado año, su edición XXXI con Torobaka junto al coreógrafo y bailarín británico Akram Khan, una obra considerada como una ceremonia de la libertad emparentada con las fiestas flamencas, donde predominan la inventiva consciente y la improvisación intuitiva. Vuelve Galván al certamen madrileño para demostrar su buen momento creativo y sus ganas de seguir rompiendo moldes y dinamitando la ortodoxia. "Después de tantos años con el debate de si esto es flamenco o no, Fla.co.men viene a decir que hoy en día uno tiene que hacer lo que realmente le apetezca. El trasfondo siempre es el flamenco. Esta obra es como una liberación", sentencia.