La órbita ascendente de Los Planetas
Los Planetas
Desde que Los Planetas editaran La leyenda del espacio en 2007 existe una corriente crítica con el grupo, de cierto descontento nostálgico. Muchos acólitos demandan que los granainos vuelvan al pop puro de atmósferas ruidosas y a los himnos directos de amores torturados adolescentes de sus primeros discos. Lo cierto es, como han demostrado tanto en Una ópera egipcia (2010) como en el EP Dobles Fatigas (2015) y ahora en Zona temporalmente autónoma, que a partir de 2007 el grupo cruzó una línea que ya no tiene vuelta atrás: el sonido planetario va a seguir dialogando con el flamenco y el folclore y no va a retroceder de nuevo a los 90.De hecho podríamos entender este disco como un nuevo paso adelante, como si todo el trabajo realizado para adentrarse en estos estilos tradicionales se hubiera ya asimilado y las canciones, con planteamientos de nuevo más pop-rock, tuvieran ya en su adn la influencia de Enrique Morente. Así sucede en algunos de los temas del nuevo disco, como Una cruz a cuestas, con colaboración de Soleá Morente, Soleá, La gitana (basado en un poema de Aleister Crowley) o en Seguiriya de los 107 faunos.
Sin embargo, el disco es en sus influencias más variado que los dos anteriores. Quizá el mayor hallazgo sea la canción que abre el disco, Islamabad, en la que el siempre inquieto Jota ha adaptado la letra de una de las canciones de la máxima figura del trap nacional, Yung Beef. El resultado es magnético y el vocalista arremete contra las injusticias del mundo valiéndose del discurso del anarquista ontológico y sufí Hakim Bey, alias del escritor estadounidense Peter Lamborn Wilson, con un monótono fraseo que se acerca al rap. Otros momentos reivindicativos los encontramos en la algo tediosa La guitarra roja y en Libertad para el Solitario, sobre el atracador de bancos Jaime Giménez Arbe.
Además pocas veces la voz de Jota ha sonado tan clara y emocional como en el delicado single Espíritu olímpico, una mezcla entre el folclore de Grupo de Expertos Solynieve (proyecto paralelo del propio Jota) y las guitarras de The Cure. Otro homenaje lo encontramos en Ijtihad, en esta ocasión a la Isla de Encanta de los Pixies, y es inevitable que ese "hermanita, vente conmigo" nos transporte directamente al clásico Mi hermana pequeña del primer single del grupo. Sin duda uno de los momentos más efectivos del disco.
Los vientos aparecen con grandes resultados en las tiernas y románticas Porque me lo digas tú y Amanecer e incluso se atreven con una nana en Hay una estrella. Parece que con los años los recurrentes episodios de desamor furioso que asaltaban distintos momentos de los discos de Los Planetas han terminado para dar paso a una versión más madura y sosegada del grupo que les sienta bastante bien.
En definitiva un gran disco de un grupo necesario en este país, por su capacidad para evolucionar, reinventarse y abrir caminos. Aunque no fueron los primeros en cruzar la frontera del flamenco sí es cierto que ahora hay una gran cantidad de propuestas que se enriquecen en uno y otro sentido, del flamenco al pop-rock y del pop-rock al flamenco, y en ello han tenido importancia Los Planetas. Entre ellas encontramos a Rosalía, Soleá Morente, Exquirla, La Bien Querida... Sin embargo, han logrado trascender el sonido de los discos anteriores para seguir entregando grandes canciones de pop y no quedar estancado en fórmulas obsoletas. Quizá no sea un disco perfecto pero totalmente reivindicable, más aún cuando sabemos que el grupo estuvo al filo de la disolución tan solo hace unos años. Además volverán a salir de gira, algo muy esperado por los fans como demuestra que en apenas 24 horas se haya colgado el Sold Out en su concierto en el Circo Price de Madrid. Y a finales de año pasarán por el WiZink Center de Madrid.
@JavierYusteTosi