Image: Almagro sueña con Calderón en francés

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Escenarios

Almagro sueña con Calderón en francés

13 julio, 2018 02:00

Makita Samba en la piel de Segismundo (La vida es sueño). Foto: Chantal Depagne

Llega este viernes y el sábado una de las apuestas principales del Festival de Almagro, la versión de La vida es sueño del Théâtre de la Tempete. Clemént Poirée, su director, extrema la subjetividad, el furor y el onirismo.

La gran obsesión de Ignacio García en su mandato como director del Festival de Almagro es que nuestro repertorio áureo cale en compañías de fuera. En Hispanoamérica, donde ha desarrollado buena parte de su carrera, se ha volcado para conseguirlo. Allí ha urdido una red de relaciones que le han permitido traer este verano troupes colombianas, argentinas, mexicanas... Pero esa fijación transoceánica no le hace olvidar que hay otro gran reto pendiente: Europa. En el Viejo Continente también ejerce con intensidad su apostolado. Por eso no dudó en hacerle un hueco en la programación a la versión francesa de La vida es sueño manufacturada por el Théâtre de la Tempete.

Dirigida por Clemént Poirée, llega este viernes y el sábado avalada por la crítica gala, que le ha dedicado numerosos elogios. Ensalzaba sobre todo su agilidad, sutileza, atractivo visual y la traducción de Céline Zis para Gallimard, que, según las reseñas, suena de maravilla. "Estamos ante un cuento metafísico y una fábula política", señala a El Cultural Poirée, que desde el año pasado dirige La Tempete, teatro fundado en 1971 y que hoy está situado en la Cartochourie parisina, una vieja fábrica de armas reconvertida en espacio de creación escénica. "Abarca tres jornadas en las que asistimos a tres metamorfosis del espíritu que van desde la sumisión a la revuelta, del triunfo de las pulsiones más bajas a la renuncia del placer. Tres jornadas para descubrir una ética de la responsabilidad, para que el príncipe sacrificado se convierta en príncipe sacrificador de sus deseos en aras de la civilización y restablezca el enlace filial roto por un padre débil".

Este último, ya sabemos, es Basilio, que ha encerrado a Segismundo porque teme que lo derroque e instaure un régimen tiránico en el reino de Polonia. Eso es lo que le han revelado los astros. Luego lo anestesiará y le hará confundir la realidad con los sueños. Estrategias, por otra parte, que no le valdrán para mantener un status quo impugnado por el pueblo. "Tratado como un animal, Segismundo se comporta como un animal. La obra retrata una gran aventura psíquica. El príncipe es de entrada dominado por la rabia y el ansia de venganza, como el propio Calderón en su juventud, cuando llegó -eso dicen- incluso a matar a un hombre", apunta Poirée, que se remite al oscuro capítulo del asesinato de Nicolás de Velasco. "Además, está rodeado por personajes movidos por diversas cegueras: Rosaura padece la del honor, Basilio la del conocimiento, Clotaldo la de la lealtad, Astolfo la de la gloria… Todas son enfermedades del alma que abocan a Segismundo a la duda, el motor que le guiará hasta la templanza".

Lo que fascina a Poirée de La vida es sueño es su desafío a las reglas de la escritura dramática y su extrema subjetividad. "Vemos el mundo a través de los ojos asustados del príncipe y de Rosaura", señala. En su montaje explota al máximo esa perspectiva estrictamente individual. Una escenografía envuelta en brumas y sombras evoca la tundra polaca. Todo tiene un aire espectral. La intención es sumergirnos en los atormentados sueños (tan reales) de Segismundo, encarnado por Makita Samba. "Es difícil encontrar en esta historia una verdad concreta. Nosotros no la abordamos para establecer un orden racional en ese universo onírico. Al contrario: nos adentrarnos en las tinieblas para hallar la potencia teatral del texto, hecha de apariciones, de metamorfosis, de arrebatos líricos, de ruidos y de furor".

@albertoojeda77