Un roble para renovar las tablas
Luis Sorolla protagoniza Un roble. Foto: Luz Soria
Bella Batalla Producciones (con Nacho Aldeguer al frente) y Esto Podría Ser ponen en pie Un roble, la original propuesta escénica para dos actores del británico Tim Crouch que llega este lunes, 15, al Teatro Kamikaze de la mano de Carlos Tuñón (Sevilla, 1985). Un hipnotista (Luis Sorolla, auténtico alma máter del proyecto) que ha perdido su capacidad para provocar trances a raíz de un accidente de coche se medirá en el escenario con un personaje que lo único que sabe es que ha perdido a una hija en el atropello. La identidad del actor de este desconsolado progenitor será una incógnita hasta una hora antes de subir el telón y puede ser interpretado por Fran Cantos, Inma Cuevas, Israel Elejalde, Irene Escolar, Javier Godino, Pilar Gómez, María Hervás, Pablo Messiez o Pepe Viyuela. Sorpresa, imaginación y experiencia colectiva convertirán este Roble en un montaje que pone el foco en la distancia existente entre la vida real y la ficción. "La obra -explica Tuñón a El Cultural- es una pieza para hacerse inmediatamente ya que un actor conoce la historia pero el otro no debe haberla leído ni haber visto ni una sola representación. Crouch ha diseñado un dispositivo maravilloso en el que reflexiona sobre nuestro poder de sugestión, sobre cómo trazamos fronteras entre lo real y lo que deseamos que sea real y sobre cómo vamos al teatro, qué esperamos del teatro y que nos depara el contacto con el otro".Para Tuñón -que estará en mayo de 2019 en los Teatros del Canal con un Rey Lear sobre pacientes con Alzheimer y sus familiares- el experimento consiste en que no hay experimento. Sólo hay experiencia: "La obra es un mapa en la cabeza de una mente llena de dolor y por eso la experiencia se coloca en un primer plano. La anécdota se transforma en acontecimiento gracias al viaje de un padre en busca de respuestas. Que no encuentra, como el espectador, como todos nosotros. Para mí, ir al teatro (y, por tanto, hacer Un roble) es ir juntos a un espacio para hacernos preguntas en alto y no sentirnos solos". O como matiza Sorolla: "Nuestra propuesta es algo diferente a lo que suele ser la ‘magia del teatro'. Aquí el truco está a la vista". J.l.r.