La escena de 2022: metateatro y su contrario
- En el año que acaba hemos asistido paralelamente a una profusión de obras que nos muestran sus mecanismos de construcción interna y a un auge del musical
- El mejor teatro de 2022: en la muerte, la enfermedad y la locura
El teatro se ha tomado su tiempo para el reajuste emocional tras la epidemia y ha seguido comportándose como refugio pero en dos direcciones. Por un lado, hemos asistido a una profusión de obras que nos muestran sus mecanismos de construcción interna con la intención de hacer reflexionar sobre cómo se construye la ficción; por otro, es llamativo que el musical, el gran entretenimiento escénico de estética espectacular, haya aumentado su oferta en Madrid notoriamente, pasando de poner a la venta 80.000 entradas semanales antes de la pandemia a 120.000 en la actualidad.
De los espectáculos seleccionados la mayoría pueden considerarse comedias metateatrales. Carolina África cuenta en El cuaderno de Pitágoras la obra que se propone montar una voluntaria con presos a los que pide que escriban sus vivencias para que sirvan de argumento. Pablo Remón en Los farsantes ofrece una metáfora actualizada del tema del mundo como teatro. Y en la segunda obra que ha estrenado, Barbados 2022, revisita la que estrenó en 2017 con el mismo título y los mismos actores para mostrar cómo inciden en ellos el paso del tiempo.
A La voluntad de creer, Silencio o El viento es salvaje, se suman otras como Celebración, Esta noche se improvisa la comedia, Lo fingido verdadero, París, 1940 y La función que sale mal donde el metateatro ha vuelto para quedarse. Para algunos es una muestra del gusto de los artistas por cocerse en su misma salsa; para otros es efecto de la herencia del relativismo filosófico del siglo XX.
La temporada ha comenzado con el estreno de un buen número de musicales hasta componer en Madrid una cartelera con una docena de títulos
En un polo opuesto, la temporada ha comenzado con el estreno de un buen número de musicales hasta componer una cartelera con una docena de títulos: Cantando bajo la lluvia, Matilda, Malinche, Mamma mia, Los chicos del coro, Company, Charlie y la fábrica de chocolate, La historia interminable, Los puentes de Madison…, se suman a El rey león, con once temporadas en cartel, Tina, Wah… “Es un mercado que se ha consolidado en los últimos años y que ha atraído a nuevos productores, pero no sé si hay público para tanta oferta”, explica Marcos Cámara, productor de Som Produce, el primer operador de entradas en la capital (gestiona 4.500 butacas).
Hay otra razón de peso que explica este aluvión: algunos productores compraron derechos antes de la pandemia, pero no pudieron estrenar por la paralización de la actividad; ahora había urgencia en hacerlo antes de que sus licencias caducaran. El musical es el género más caro de producir y requiere de ocupaciones muy altas, en torno al 70 o el 80 por ciento. Pero es eminentemente popular, funciona como reclamo turístico, ya que atrae a un público ocasional, turista que visita la ciudad y quiere disfrutar de una noche de entretenimiento a lo grande. La espectacularidad que ofrece hace que difícilmente pueda ser sustituido por el cine u otro medio digital.