Lisette Oropesa, soprano: "La ópera no es Hollywood, aquí el 'look' no te va a cantar el papel"
La cantante estadounidense debuta en Valencia en el papel protagonista de 'Manon Lescaut' y reflexiona sobre su identidad y el mundo de la ópera.
"Esta es la historia de Manon Lescaut", son las palabras que pronuncia la protagonista de 15 años ante el enamorado Renato des Grieux al principio del primer acto. Las aventuras de la joven han dado vueltas al mundo desde 1731, cuando el abate Antoine François Prévost publicó la historia.
En un mundo en el que coexisten riquezas extravagantes y pobreza extrema, Manon se encuentra en medio de todo. Se enamora de un estudiante sin dinero, pero se ve tentada a convertirse en la amante de un caballero rico. El sueño de la joven es ser una persona rica y feliz. Quiere aprovecharse de la vida y el amor no está en sus prioridades.
La trágica historia amorosa de los jóvenes fue representada en un escenario por Jules Massenet (Saint-Étienne, 1842) por primera vez en 1881. El compositor adaptó la novela L'Histoire du chevalier des Grieux et de Manon Lescaut (1731) a la ópera francesa. Este 3 de octubre, James Gaffigan dirige la producción de Manon en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, con voz protagonista de la soprano estadounidense Lisette Oropesa (Nueva Orleans, 1983). "Será mi debut en Europa", afirma la joven cantante.
La soprano ha comenzado ya los ensayos en el papel protagonista de Manon. "Es un papel muy difícil porque al principio no sientes mucha compasión por ella", afirma la soprano. Manon es frívola, antipática y poco empática. Pero es también la vida de un artista, de una mujer que deja al lado el amor para focalizarse en su carrera profesional. "Cuando interpreto la Manon artista, con su sueño de independencia, la entiendo muy bien".
Después de su debut en Valencia, vuela a Carnegie Hall (New York) para cantar un recital y vuelve a España, a Madrid, para interpretar su primera María Stuarda, una de las tres reinas de Gaetano Donizetti.
Una artista muy joven
Para interpretar un personaje de esta altura se necesita mucho trabajo y mucha experiencia. Oropesa empezó como una artista muy joven, con 21 años, en el Met de New York. Después de tres años trabajando allí, comenzó a interpretar papeles pequeños en toda Europa. Tuve su gran éxito con Lucía di Lammermoor en Madrid, uno de sus primeros papeles importantes. Fue así como empezó a cantar La Traviata.
"Pero, en realidad, empecé a cantar con tres años porque todos en mi familia cantaban", confiesa la soprano. Su abuelo imitaba a Josep Carreras y a Plácido Domingo y ella sostiene que tiene "algo genético" que la ayuda. Estudió flauta de pequeña porque en principio quería tocar instrumentos, pero se dió cuenta que siempre cantaba: en casa, en la iglesia, en los entornos sociales.
Un día, antes de entrar en la universidad, su madre la empujó y le dijo "Lisette, tienes que adicionar para que te oigan cantar". Fue entonces que la encaminaron a estudiar canto y se enamoró de la música clásica, de la lírica, de los recitales, de los personajes. "Hay de todo en la ópera. Es teatro, es música, canto, poesía".
Ana Moffo, Montserrat Caballé, Renata Scotto, Maria Callas y Natalie Dessay han sido sus principales influencias "aunque trato de aprender algo de cualquier persona me pase por delante". En sus últimos veinte años de carrera, Oropesa ha tenido que abrirse un hueco en este mundo clasico, adaptandose a las necesidades requeridas y encontrando su sitio.
La voz de las mujeres
"En cada ópera siempre hay una mujer, pero el balance nunca es igual, siempre hay muchos más hombres", afirma sincera. Sin embargo, reivindicar obras como Manon resalta el papel de las mujeres. "El papel relevante muchas veces recae en la soprano porque se trata su historia y esto es importante, porque es feminismo. Si dejas a la mujer hablar, mejor".
En la ópera, la protagonista femenina está hablando todo el tiempo de lo que quiere, lo que sueña, lo que ama, cómo se siente. "Por esto, hoy en día, nos encontramos con más mujeres que dirigen, que tocan y que cantan". La cantante analiza que ha sido un camino dificil, que todavía no hay igualdad y que el de la ópera, es un mundo estricto.
Menos mal que el estereotipo del cantante de ópera, gordo, sufriendo y sudando, ya se ha superado. Porque, subraya, que para ser cantante, tienes que estar en muy buena salud. "El trabajo del teatro es algo muy físico y atlético. Tienes que estar en el escenario corriendo para arriba y para abajo, en un traje donde sudas mucho, con el calor de las luces inimaginable. Pero tampoco estamos en Hollywood. Aquí no se requiere ese estereotipo de belleza", cuenta.
Hay que ser hábil para interpretar la voz y el personaje, para vestirlo y representarlo en escena. Hay que trabajr mucho con el cuerpo. Pero Oropesa incide en que "el look no te va a cantar el papel".
Cuidarse
Al principio de su carrera, cuando todavía tenía 21 años, Lisette Oropesa fue criticada mucho por su peso. "Me dijeron que por el tipo de voz que tengo, muy ligera, tenía que cuidar más mi cuerpo". Cuando empezó, la soprano tenía sobrepeso que no era saludable para ella, para el trabajo que quería. "No tiene que ver con ser flaco, delgado o gordo. Tiene que ver con la salud".
La soprano incide en que tampoco tenía una voz única y especial. Había miles de cantantes con la misma agilidad vocal, con el mismo timbre. Pero ella era joven, tenía mucho tiempo por delante para crecer con su voz y cuidar su salud física. Su médico, la gente a su alrededor, todos se lo decían.
Consciente de ser gorda y de tener que bajar de peso, empezó a correr. Ahora su vida ha cambiado mucho, sigue una dieta vegana y un camino mucho más saludable y así bajó de peso. "No tuve que dejar de comer, ni hacer dietas". La cantante trata el tema con delicadeza, entendiendo los riesgos que estas conductas esconden, sin juzgar los pesos, focalizándose en la salud. "No tiene nada que ver con el peso. Aunque me lo dijeron así y usaron una forma muy poco bonita".
Encima de un escenario hay que aprender a respirar, subir escaleras, correr y cambiarse el vestuarios con prisa, pero luego actuar cómo si no hubiese pasado nada. Todo el proceso por el cual ha tenido que pasar fue necesario. "Si alguien te dice, a los 21 años, que tienes todo el talento del mundo pero que si sigues así tus sueños no van a ser realizados por culpa de la manera en que estás viviendo tu vida, tienes que elegir".