Ángel Corella
Cuando vea La Bayadera el Gobierno apoyará a mi compañía
4 septiembre, 2008 02:00ángel Corella delante del Palacio de Santa Cecilia de La Granja, que será la sede de su compañía y de la residencia-escuela. Foto: Sergio Enríquez
En los últimos años varios bailarines han intentado crear una compañía de danza clásica en nuestro país. ángel Corella lo ha conseguido y hoy presenta en el Real de Madrid el Corella Ballet Castilla y León. El bailarín encara el estreno de La Bayadera como una arriesgada puesta de largo, porque no sólo se juega el futuro de la formación, también el de la residencia-escuela para bailarines que quiere fundar en La Granja (Segovia).
Pero vayamos por partes, porque su proyecto, larvado durante siete años, tiene su primer peldaño en el Corella Ballet, que hoy se estrena en el Real. En realidad, la Compañía se presentó públicamente el pasado mes de julio en Las noches mágicas de La Granja. Fue una noche fría y tormentosa la que recibió a los bailarines, quienes por un momento creyeron abortado su bautizo. Pero finalmente actuaron y su entrega fue recompensada con un público entusiasta. Corella quedó eufórico, pero a la vez consciente de que aquello fue un entrenamiento y de que es hoy, en el Teatro Real, donde se juega el futuro de su compañía. De la respuesta que le dispense el público y la crítica depende que crezcan los apoyos institucionales y privados. Y también de que su proyecto más ambicioso, la residencia-escuela para formar a futuros bailarines, tome el impulso definitivo.
El de Corella va a ser un novedoso e interesante experimento de compañía de danza de gestión privada y financiación mixta, muy al estilo anglosajón; sin embargo, hay que subrayar que sin el apoyo de la Junta de Castilla y León hubiera sido impensable sacar adelante el ballet. Corella marca la dirección artística, ha elegido buenos bailarines y se ha rodeado de pedagogos y maestros que conoce bien. Bailarín principal del American Ballet Theatre (ABT), es inevitable que su Compañía siga el estilo artístico de la formación que le ha hecho mundialmente famoso. En la ABT también ha aprendido los entresijos del show business americano, tan útiles ahora para buscar mecenazgos. No siente pudor al afirmar que "además del de bailarín, he tenido que aprender otro oficio: el de contable", por no hablar de sus excelentes dotes como relaciones públicas.
-¿Por qué crear una compañía? Tiene 32 años, le queda mucho que bailar en el ABT.
-Precisamente por eso. Cuando me planteé formar una compañía de danza clásica acababa de llegar a Estado Unidos y había sido una situación forzada. Aunque el ABT es una de las mejores compañías del mundo, yo tuve que dejar mi país, mi cultura, mis amigos si quería bailar. Y siempre tuve esa rabia dentro de mí: ¿por qué los españoles con tantísimo talento tenemos que irnos? ¿Por qué tenemos que hacerlo con tanta gente que hay que quiere ver danza clásica? Si la gente tuviera un poco más de acceso a la danza, crecería el interés. Pero, claro, la respuesta fácil es: "no interesa". Como desde hace 20 años no hay ninguna compañía pública de danza clásica, la gente se piensa que no hay público.
Duato no puede hacer clásico
-Sí que hay una compañía pública en nuestro país, la que dirige Nacho Duato.
-Es una compañía de danza contemporánea.
-Y la Compañía Nacional de Danza, ¿no podría bailar clásico?
-No, no es lo mismo. El entrenamiento es totalmente distinto. Por ejemplo, la Compañía Nacional de Danza (CND) nunca se pone zapatillas de punta y un ballet como La Bayadera o Corsario requiere puntas, una técnica totalmente distinta. A Duato no se le puede pedir que haga algo que no es su especialidad. Cuando controlas la danza clásica, puedes bailar cualquier cosa. El clásico es la formación académica, la formación pura. Y de ahí puedes derivar a los demás estilos, incluso al flamenco.
-En la presentación del Corella Ballet en Segovia usted, sin embargo, eligió un programa ecléctico.
-Hoy todas las compañías nacionales del mundo bailan los ballets clásicos pero han evolucionado integrando ballets de nuevos coreógrafos, que es lo que nosotros queremos hacer. Quiero que la gente vea la evolución del ballet, pero siempre con la base del clásico. Y el clásico no se puede hacer con 20 bailarines y viendo un vídeo de ballet, como lo han intentando otras compañías. Todo esto lleva un proceso, una enseñanza de maestro a alumnos. Yo, por ejemplo, en el ABT he aprendido Quijote, Corsario, La Bayadera de Baryshnikov, y éste lo aprendió de Nureyev, y éste de Nijinski. Es lo que quiero hacer en esta compañía. He estado trabajando no sólo en el ABT, también en el Royal Ballet, en la Scala de Milán, el Ballet de Australia, en el Ballet de Tokio, quiero que los bailarines aprendan todos esos estilos.
-¿Por qué ha elegido La Bayadera para presentar la compañía en el Real?
-He querido hacer La Bayadera porque una compañía no se puede hacer sólo con bailarines principales, sino que exige un cuerpo de baile. Y La Bayadera es uno de los ballets para el cuerpo de baile más difíciles, además de ser de los más grandes y ambiciosos del ballet clásico. Se necesitan como mínimo entre 50 y 60 bailarines. El segundo acto, El reino de las sombras, son 21 bailarinas que tienen que estar impecables, una detrás de otras, perfectas en su posición. Y he querido hacerla también para demostrar que no es una compañía que sólo lleva mi nombre, sino que su importancia reside en sus miembros.
Para tirarse de los pelos
-Pero es obvio que el gran reclamo de la compañía es verlo bailar a usted.
-En Estados Unidos Plácido Domingo es el número uno de la ópera y ángel Corella de la danza. Pero mientras a Plácido se le puede ver y oír en España con cierta asiduidad, a mí no. Sólo he bailado La Gioconda en el Real y fue un shock. Es ahora cuando me van a ver bailar un ballet completo. Van a conocer quién es realmente ángel Corella.
-El 60 por ciento de los bailarines del Corella Ballet son españoles. ¿Cómo explica que sigan saliendo bailarines en nuestro país, donde no hay compañías?
-La gente tiene tantas ganas de salir adelante que cuando lo consigue lo hace con un esfuerzo bestial. Es decir, lo desea tanto que pone el doble de pasión y de esfuerzo, y por eso destacan. Casi en todas las compañías extranjeras hay hoy bailarines españoles que curiosamente no están como cuerpo de baile, sino como principales. Es para tirarse de los pelos que, teniendo todos esos bailarines, no haya una compañía en nuestro país.
-Tengo entendido que ha llamado a muchas puertas para sacar adelante su compañía.
-Llevamos siete años con esta idea. Fui a Presidencia de Gobierno con un libro gordísimo del proyecto, que está avalado por gente como Vladimir Vasiliev, Makarova, Barysnhikhov. El problema en España, creo, es que no se mojan hasta que no ven resultados. Tienen que verlo para creerlo. Y estoy convencido de que en el momento en que vean La Bayadera van a creer en él, si no, será para denunciarlo.
-Ha montado la compañía en un tiempo récord, pero el proyecto más complejo es la residencia-escuela. ¿En qué va a consistir?
-Va a ser una residencia para niños de 11 a 18 años, y se les va a dar una formación completa de danza clásica, que incluye aspectos como maquillaje de danza, música, escenografía, crítica ... Van a ser 150 alumnos, que se alojarán en el Palacio de Santa Cecilia, que va a rehabilitar el arquitecto Rafael de la Hoz.
-Esos chicos combinarán la formación en danza con la educación obligatoria, supongo.
-Claro, seguirán la LOGSE. Dependiendo de las edades, alternarán la educación obligatoria con las clases de danza. Cuando eres más joven es mejor que las mañanas se dediquen a los estudios, que exigen mayor concentración, y las tardes a la danza. Cuando eres pequeño el cuerpo es más flexible y es más fácil moldearlo. Pero cuando se es adulto, hay que invertir las clases.
-¿Y el profesorado?
-Del profesorado de la LOGSE se encargará la Junta de Castilla y León, y el profesorado de danza estará formado por profesores fijos e invitados de diferentes estilos. Por ejemplo, de la escuela Vaganova quiero traer a Irina Kolpakova, traer figuras de la escuela de Bournonville, de la de Suecia, personas de la escuela americana como Merrill Ashley. Quiero que los chicos experimenten diferentes estilos.
-¿Va a ser una escuela pública?
-No, va a ser una escuela privada. Haremos audiciones para seleccionar a los alumnos y estará abierta a niños de cualquier nacionalidad. Aunque se dará prioridad a los españoles. Sé que no va a haber tanto problema para conseguir recursos, la gente es más sensible a apoyar este tipo de proyectos que el de una compañía, que en realidad es un forma de entretenimiento, bueno... aunque muy necesario porque el arte es el alimento del alma.
-¿Cuándo funcionará?
-Cuando terminen las obras del Palacio, para finales del 2009, principios del 2010, pero yo creo que va a tardar más. Ahora la compañía está provisionalmente en las naves inmensas de la fábrica de Femsa, que han sido acondicionadas.
-¿Cree que podrá obtener ingresos privados como en América?
-Hay muchas empresas que se han dado cuenta de la importancia del proyecto. En Estados Unidos tengo muchísimos fans y he tenido miles y miles de cenas para ver cómo podía conseguir recursos. Allí la ley de mecenazgo es más conveniente que la española, ya que las donaciones a fundaciones sin ánimo de lucro se desgravan en los impuestos. Se ha dicho que yo me iba a hacer de oro con este proyecto, cuando se trata de una fundación sin ánimo de lucro y todo el dinero que recibe debe revertir en ella.
-Y usted ¿estará aquí? ¿Seguirá bailando en el ABT?
-Cada vez estaré más tiempo aquí. El año pasado estuve casi todo el año en España. Voy a Nueva York sólo para los dos meses de la temporada del Metropolitan. Y así seguiré. Estaré la mayor parte del tiempo aquí porque es muy necesario que los bailarines me vean, aunque estoy rodeado de gente de confianza, como mi hermana, que es la asistente de dirección, o Karemia Moreno, que fue mi maestra y lo ha sido de importantes bailarines.
-¿No echará de menos Nueva York?
-El ser uno de los bailarines más populares de Nueva York me ha abierto todas las puertas de las grandes compañías y es muy difícil triunfar allí. Pero también han sido catorce años de mucha presión. Es muy emocionante tener al público chillando de pie durante 25 minutos después de cada espectáculo, pero en el ABT saben que poco a poco me iré alejando, para ocuparme de mi compañía. Antes bailaba mucho más con el ABT, pero ellos entienden que mi futuro está aquí. A lo mejor me habrían dado la dirección de la ABT, pero yo quiero volver a España, no quiero quedarme allí.
-¿Hay muchas diferencias entre bailar en una compañía americana y hacerlo en una europea?
-Allí es más competitivo. El Metropolitan tiene 4.000 localidades y si no llenas el teatro, se busca al siguiente, al que lo llene. Por eso yo bailo casi todos los días, porque conmigo casi siempre agotan las entradas. Me llena de orgullo, pero también de mucha presión.
Estados Unidos, a lo grande
-¿Y desde el punto de vista artístico?
-En Estados Unidos es todo a lo bestia, como en Hollywood. Cuando ves una producción, es la más grande y lujosa de todas. El ABT siempre ha acogido a los mejores bailarines del mundo, Nureyev, Alonso, Makarova, Baryshnikov... Tienes que ser muy, muy bueno para ser bailarín de esta compañía.
-Después de años en EEUU, ¿qué admira de los norteamericanos?
-Su capacidad de inversión. Si ven algo que funciona, sea de la nacionalidad que sea, van a por ello. Saben que eso será positivo para ellos, que les ayudará. Yo llegué con 19 añitos y a los 20 años ya era principal. Uno de los más jóvenes que ha habido en el ABT junto con Paloma Herrera. Y también soy el primer español que ha bailado en el Ballet Kirov. A los norteamericanos la envidia no les corre por las venas.
Cuentas claras
ángel Corella afirma: "Quiero hacerle ver al Ministerio de Cultura que una compañía de danza no vale tanto como dice". El 90 por ciento del presupuesto del Corella Ballet, un millón y medio de euros, lo aporta la Junta de Castilla y León. Además, recibe 100.000 euros del INAEM. "Contamos también con el apoyo de empresarios como la familia Tous y patrocinadores como Rolex y Loewe. Luego tenemos una fundación en Estados Unidos que ayuda a la española", añade el bailarín. Y ello sin contar los ingresos que obtendrán por actuar. Con este presupuesto el Corella Ballet ha hecho dos programas. La compañía la forman 54 bailarines, pero llegarán a 70. La mayoría procede de otras formaciones y el 60 por ciento son españoles.