Danza

Baile sobre nieve

Peeping Tom gira su última obra por Andalucía

11 diciembre, 2009 01:00


Los escenarios muestran que, en el conjunto de las artes escénicas -les arts vivant, que llaman los franceses-, la danza es la que está experimentando una mayor evolución, en el sentido de que es la que más permeabilidad tiene a otras disciplinas artísticas y a otras influencias ajenas al mundo de la cultura. El mejor lugar de Europa para presenciar esta explosión de la danza contemporánea es, sin duda, Bélgica, en donde convergen hoy coreógrafos y formaciones de interés (Meg Stuart, Rosas de Anne Theresa de Keersmaeker, Les Ballet C de la B). De allí llega precisamente Peeping Tom, compañía que estrena hoy, día 11, en el Teatro Central de Sevilla, su último espectáculo, 32, Rue Vandenbraden, que se representará igualmente en el teatro Alhambra de Granada (días 16 y 17) y de Málaga (19 y 20). La formación pertenece a la última hornada de coreógrafos que han salido de tierras flamencas. Frank Chartier y Gabriela Carrizo (ex-colaboradores de Alain Platel y de las compañías Rosas y Needcompany) dirigen este grupo cuyo estilo une el teatro, la danza, la performance, los objetos visuales y la magia, a la vez que exige a los bailarines un gran trabajo físico.

En 32, Rue Vandenbraden, la compañía aborda la soledad del individuo de la mano de cuatro bailarines que también son acróbatas, además de una mezzosoprano (Euridike DeBreul) y de una formidable contorsionista. La puesta en escena nos traslada a una estación de alta montaña, por lo que el suelo del escenario aparece cubierto de nieve al igual que los tejados de las barracas. Viento, tempestades, noches negras... hasta que hacen su aparición unos personajes que protagonizan escenas aparentemente divertidas y poéticas, pero con un toque inquietante: una mujer que cambia tres veces de vestido en un segundo, una pareja empujada por el viento de la tempestad y que flota en el aire, una mujer que desaparece en una pared rocosa, alguien que imita "El grito" de Munch...

Peeping Tom alcanzó cierta celebridad con la trilogía Le Jardin, Le Salon y Le Sous-sol (que pudo verse también en Sevilla hace dos temporadas), y en el que dio muestras de su estilo propio. Sus fundadores, Chartier y Carrizo, que actuaban en los anteriores montajes, se han limitado en esta ocasión a idear y dirigir el espectáculo.