Image: Jansons & Jansen

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Danza

Jansons & Jansen

Director y violinista se descubren en la gira española de la Concertgebouw

5 febrero, 2010 01:00

Nunca antes Mariss Jansons y Janine Jansen habían coincidido frente a un mismo público. Lo harán por primera vez durante la gira de la Royal Concertgebouw Orchestre. Director y violinista se descubren para El Cultural antes de empezar en Murcia su cita con los auditorios españoles.

Nunca se olvida una primera vez". Son palabras de la violinista holandesa Janine Jansen (Soest, 1978) a propósito de su estreno estos días como solista invitada de la Royal Concertgebouw Orchestre de Mariss Jansons (Riga, 1943). No es de ninguna manera la primera vez que maneja su violín a instancias de esta orquesta centenaria, para muchos la mejor del mundo, pero la profusión de los compromisos de Jansons y las agitada dedicación de Jansen han impedido el encuentro durante los cinco años que el letón lleva de titular del conjunto.

No se recuerda tanta expectación desde que Kurt Masur convocara a Anne-Sophie Mutter para festejar los 200 años de Mendelssohn o Claudio Abbado y Giuliano Carmignola se enrolaran en una cruzada histórica con los Conciertos para violín de Mozart. Sinergias estelares, como las de Valeri Gergiev y Vadim Repin, John Eliot Gardiner y Viktoria Mullova o Esa Pekka-Salonen y Hilary Hahn, despertaron interés suficiente, pero carecieron de la urgencia simbólica que estos días trae a director y violinista de gira por España.

Acudirán, primero, al Auditorio Víctor Villegas de Murcia (7 de febrero) y el Palau de la Música de Valencia (8). Luego, pasarán por el Auditorio Nacional de Madrid (9) y el Palacio de Congresos de Zaragoza (12). En los atriles, el Concierto para violín de Sibelius, la Segunda sinfonía de Rachmaninov (Madrid y Valencia) y la Cuarta de Brahms (Murcia y Zaragoza). Además, repetirán en el Auditorio Nacional, este miércoles, para una Tercera de Mahler con la mezzo argentina Bernarda Fink y el Orfeón Donostiarra de José Antonio Sainz.

Una vida en el podio.
El padre de Mariss, el también director de orquesta Arvid Jansons, murió con las botas puestas mientras dirigía a la Orquesta de Manchester. Algo parecido estuvo a punto de sucederle a su primogénito en 1996, cuando ofrecía en Oslo las páginas finales de la Bohème. Queda claro que los Jansons viven la música intensamente, y hasta se podría decir que les va la vida en cada concierto. "Me ha preocupado siempre la autenticidad -nos explica el director- y el compromiso para ayudar al público a discernir entre lo bueno y lo malo. Para que no construyan dioses si lo que se les ofrece es mediocridad. Algo cambia cuando uno se ha debatido entre la vida y la muerte. Pero he ganado en profundidad y mantengo intactos mis niveles de adrenalina. Siempre quiero más". Curtido en los adustos métodos soviéticos y ayudante en su juventud de Yevgeni Mravinski en la Sinfónica de San Petersburgo, Jansons se ha ganado el respeto de las sinfónicas de Pittsburgh, Londres y la de la Radio de Baviera y el aprecio de los filarmónicos de Oslo y Berlín. Pero ha sido sobre todo en Ámsterdam donde ha conseguido hacer escuela y acercarse a los músicos con una defensa, igualmente apasionada, del repertorio y los salarios.

En la sede de la Concertgebouw de la capital holandesa Janine Jansen debutó con 19 años. Por entonces aún no había grabado su primer Vivaldi, una declaración de principios que la hermanaría de por vida con Anne-Sophie Mutter, Nigel Kennedy o Thomas Zehetmair, de la saga de violinistas que renegaron de la pastelización romántica invocada en los setenta por Karajan, de quien también fue ayudante Jansons en su juventud. El Verano de la holandesa alternaba la modernidad del instrumento con los criterios historicistas para la ejecución de su Barrere, lo que enseguida le valió el beneplácito de la crítica y la licencia para otro tipo de experiencias con "b" de buenas. Beethoven, Britten, Bruch o Bach, a quien ha iniciado en el éxito de las descargas electrónicas, la colocaron en la primera línea del fuego mediático. "La clave ha estado en combinar los criterios de interpretación barroca para el fraseo, la articulación y las regulaciones con un sonido que conecta con nuestro tiempo". Por algo ya la llaman Queen of the download, un reino que rara vez visitan los barrocos, y al que ella dedica live sessions en exclusividad. Se lo puede permitir porque sus últimas cinco grabaciones para Decca han sido disco de platino en los Países Bajos. No le gusta a la holandesa que se diga, pero se insinúa que su arma no reside sólo en el violín. "Forma parte del juego mediático. Pero prefiero pensar que despierto otro tipo de sensibilidades".

A la salida de uno de los ensayos, los músicos de la Concertgebouw no pueden contener la emoción. "Es un día para marcar en el calendario -nos cuenta Gustavo Gimeno, percusionista allí desde hace ocho años-. Tanto Janine como el maestro tenían muchas ganas de coincidir. Y en los ensayos ya han saltado las chispas". No ocurría desde la visita de la también letona Elina Garanca. "La relación con una orquesta -explica Jansons- es como un matrimonio que va ganando en confianza. Hay que exigir y ceder".

Luna de miel de la pareja.
Puesto que las nupcias con Jansen se acaban de celebrar en Ámsterdam, se entiende que a España vienen de luna de miel. De momento, en el idilio Jansons & Jansen todo son elogios. Para Janine, Mariss es una institución: "Su estilo es clarividente y perturbador al mismo tiempo. Su método conecta con las grandes batutas de antaño y los públicos de hoy". El maestro recoge el guante con elegancia contenida. "Janine consigue una rara y excelente combinación de musicalidad, intimidad y sentimiento que ha conseguido calar de lleno en esta orquesta".