Image: Ojos nuevos

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Música

Ojos nuevos

Colección Collage

14 junio, 2000 02:00

. Col Legno 20501-505 DDD

La colección collage del sello Col Legno se distingue por la fuerza de sus portadas: nos dan un disco negro, sin casi nada a lo que mirar, salvo una rendijita por la que asoman los ojos arrugados, las bolsas de sabiduría de Gyürgy Ligeti. En el número 2 de la serie, lo que asoman son las gafotas inteligentes de Mauricio Kagel; en el 3, los párpados turgentes, vividores, de Bruno Maderna; en el 4, la mirada ancestral, anterior a todo, de Iannis Xenakis; por fin, en el 5, los ojos bajos, la ascesis laica, de Luigi Nono. En estilo enfático diríamos que Col Legno mira la música del siglo con ojos del siglo. Más llanamente, diremos que, rebuscando en su catálogo, el sello alemán ha reunido en una atractiva serie de discos monográficos la música de cinco gigantes de la composición.

En la variada nómina de intérpretes dominan las orquestas radiofónicas, y entre los directores están Rosbaud, Gielen, Amy, Zender, el gran Maderna y el madrileño Tamayo.

El disco que inaugura la serie está dedicado a la música de teclado de Gyürgy Ligeti. La alemana Erika Haase, sentada al piano y al clave, se enfrenta a obras importantísimas de Ligeti, como el Continuum para clave de 1968 o el primer libro de Estudios para piano de 1985, e interpreta también música húngara del joven Gyürgy. Haase traduce espléndidamente la Invención de 1948 y los Caprichos de un año antes y sabe encontrar la Musica ricercata de 1953, pero su versión de los Estudios para piano resulta menos convincente. Es una cuestión de claridad: tocados bien, o incluso muy bien, los estudios de Ligeti son un barullo de notas. Sólo cuando la interpretación alcanza el grado de excepcional se metamorfosean estos estudios, se vuelven transparentes: lo que era partitura hermética explota en un chorro de luz. Pierre-Laurent Aimard lo tiene demostrado en su versión (Sony 62308). La de Haase es sólo buena, y tiene que buscar refugio en el pedal. Las piezas de clave están mejor, pero tampoco alcanzan el magisterio que tiene establecido Elisabeth Chojnacka.