Ainhoa Arteta
“Si los Nobel han hecho publicidad, ¿por qué no yo?”
9 enero, 2002 01:00Ainhoa Arteta. Foto: Begoña Rivas
El martes se estrenará en el Teatro Campoamor de Oviedo una nueva producción de Romeo y Julieta de Gounod, dirigida por Francisco López, con el indudable aliciente de la presencia de la soprano vasca Ainhoa Arteta en el papel de la heroína shakesperiana. La cantante, una de las más populares y controvertidas del momento, vuelve después de algo más de un año a una representación operística en España para afrontar un papel “que siento por su sensibilidad muy cercano y que se adapta a mis cualidades vocales”.
Dispuesta a acallar estas impresiones, vuelve a los escenarios operísticos el próximo martes con Romeo y Julieta de Gounod, que podrá verse en el Campoamor ovetense en una nueva coproducción del coliseo asturiano y el Villamarta de Jerez en lectura de Francisco López. A su lado intervienen el tenor mexicano Rolando Villazón, una de las nuevas figuras en claro ascenso, y el bajo Stefano Palatchi, con la dirección musical de Reynald Giovaninetti.
En entrevista concedida a EL CULTURAL, Ainhoa Arteta comenta que “Julieta es uno de mis personajes favoritos porque se adapta a mis cualidades vocales, está muy cerca de mi sensibilidad y es un personaje que a lo largo de la ópera adquiere una madurez personal, reflejada tanto dramática como musicalmente. Debuté con este personaje en 1999 en Las Palmas y ésta será mi segunda producción.
-Hace bastante tiempo que no lleva a cabo una producción operística en España y este montaje ha generado indudable expectación.
-Mis compromisos en el extranjero me lo han impedido en 2001. Tampoco creo que un año sea mucho tiempo y además durante este periodo he ofrecido más de quince recitales por todo el país. No me siento especialmente presionada, sino muy feliz de volver con uno de mis papeles favoritos.
-¿Por qué ha debido cancelar recientemente algunas actuaciones?
-Todo ello ha venido por una sinusitis que me detectaron en París. Me aconsejaron cancelar todo durante dos meses y seguir un tratamiento para atajar el problema y no arrastrar las molestias durante mucho tiempo. Ahora ya estoy en plena forma para disfrutar de mi trabajo.
-¿En qué medida siente que han cambiado los condicionantes para el intérprete operístico?
-Las exigencias hacia los cantantes actualmente son enormes, sobre todo para las sopranos. No es suficiente con tener una voz bonita y cantar bien. Se necesita una preparación musical sólida, unos conocimientos generales amplios, cualidades interpretativas y, además, una presencia física agradable.
-Su popularidad por sus apariciones en publicidad ¿no le puede generar alguna imagen negativa?
-Creo modestamente que mi popularidad en España se ha debido fundamentalmente al trabajo desarrollado en los últimos cinco años, presentándome en recital junto a mi pianista Alejandro Zabala en los teatros y auditorios de la casi totalidad de las ciudades más importantes de España. El contrato de publicidad ha venido como consecuencia de esta popularidad, pues nadie hace un anuncio de una persona desconocida o sin prestigio. Si es válido o puede generarme una imagen negativa, pienso que ésta se articula en el escenario, al igual que un deportista la crea en la competición o un pintor en sus cuadros. Publicidad han hecho hasta Premios Nobel y si esto ha sido así, ¿qué inconveniente había en que lo hiciese una humilde cantante de ópera?
-Sorprende que siendo tan popular todavía no haya hecho una ópera en el Real o en el Liceo.
-En el Real me han invitado en dos ocasiones que no se materializaron. La primera porque no disponía de fecha y la segunda, cuando Juan Cambreleng me ofreció la Nedda de Pagliacci. Aconsejada por mi agente decidí no aceptar y esperar un tiempo ante la posibilidad de hacer en el futuro Romeo y Julieta.
-La falta de belleza física parece un inconveniente para la ópera ahora. ¿En qué medida su atractivo también puede serlo?
-Se habla mucho de la belleza física ahora y no en tono positivo. Es indudable que la primera impresión es la visual y me parece que sería absurdo negar que si uno tiene ese don, de entrada cuenta con unos puntos de más. Otra cosa es que si la persona en cuestión no tuviese otras cualidades y no hiciese bien su trabajo, entonces de poco le serviría su atractivo visual. Por lo que a mí respecta, le diré sinceramente que mi presencia escénica ha sido más un inconveniente que otra cosa, porque a veces he tenido que luchar al inicio de mis conciertos con la resistencia de parte del público que pensaba que era imposible tener cierto atractivo y cantar bien.
Fenómeno Ainhoa
-La concesión de varios premios recientes,¿ supone la constatación de un “fenómeno Ainhoa Arteta”?
-Con toda sinceridad le diré que no me veo como ningún fenómeno de nada. A veces cuando una persona en nuestro país recibe un premio por su trabajo tendemos a exagerar sus cualidades, magnificándola en exceso. Por fortuna, me queda mucho camino por recorrer y mucho que aprender. Decía por fortuna, porque estamos siempre pensando en objetivos, cuando el refranero español lo deja bien claro: “La posada siempre es mala”. El camino es lo verdaderamente importante.
-En su mundillo se comenta mucho de su influencia mediática.
-Son apreciaciones ajenas a mi percepción. Me sorprende el interés que despierta mi opinión sobre lo divino y lo humano, cuando me siento una persona normal. No sé si es positivo, pero lo que sí es cierto es que me divierte muchísimo.
- ¿No se corre el riesgo de popularizar la ópera en exceso?
-Estoy notando que hay un sector del público que durante años acudió a los espectáculos musicales siempre con invitación, al que no le caigo nada bien. Y es lógico que se sientan mal conmigo, pues muchos de ellos, a pesar de no gustarles la música, se sentían muy halagados de que el director del festival, teatro o auditorio, les enviase las invitaciones a domicilio para que hiciesen de relleno. Afortunadamente los tiempos cambian y ahora, si quieren que se les siga viendo en el foyer, deben pasar por taquilla como todo el mundo. Me siento muy orgullosa de haber contribuido con mi granito de arena para que esto suceda.
- ¿Cree que algunos críticos tienen una visión old fashion y no se han adaptado a la nueva manera de ver este mundo?
-Afortunadamente la mayor parte de las críticas me han animado a continuar por la senda de mi trabajo. Tengo muchísimo respeto por ellas y créame que procuro leerlas todas, pues siempre se saca algo positivo, cuanto más de las constructivas de cuyos consejos siempre he tomado nota.
-¿Qué debe aprender la ópera del mundo del pop?
-Fundamentalmente de su márketing. El bombardeo publicitario es increíble. Al final, sin darnos cuenta e independientemente de si somos o no aficionados a este género, conocemos los nombres de los intérpretes, si están promocionando su nuevo disco y cuando será su próxima actuación. Esto es algo que la ópera tendría que aprender: a promocionarse mejor.