Image: Viktoria Mullova, violín posmoderno

Image: Viktoria Mullova, violín posmoderno

Música

Viktoria Mullova, violín posmoderno

21 noviembre, 2002 01:00

Viktoria Mullova

La carrera de la violinista moscovita Viktoria Mullova, nacida en 1959, parece haber sido un camino de rosas alfombrado desde el principio. Es una de esas artistas tocada por la mano divina, que encuentran todo fácil; al menos es la impresión que da de puertas para afuera. Por supuesto, se parte de la base de una gran categoría y talento natural, que fue encauzado en la Escuela Central de Música de Moscú por Bronin. A los 21 años Mullova ganó el Concurso Sibelius de Helsinki y meses más tarde se hizo con el máximo galardón en el Chaikovski de su ciudad. A partir de ese momento los contratos empezaron a llover. Y la joven instrumentista, sin pestañear, se fue imponiendo poco a poco en el mercado de los más grandes violinistas. Un sonido lleno, terso, redondo, que hoy extrae de su Stradivarius Jules Falk, fue desde siempre una de sus señas de identidad junto a la seguridad, intachable afinación y un temperamento caluroso hábilmente controlado.

Artista sin artificio
Hace música de manera muy natural, sin aparente artificio, mostrando una rara capacidad de concentración y una severidad que recuerda a la que hizo célebre a un colega como el ucraniano y extraordinario Leonid Kogan. La movilidad de arco y la intensidad de ataque nos traen a la memoria al gran David Oistraj.

Estas características, que en ocasiones hacen que el arte de Mullova nos pueda parecer a veces en exceso serio, falto de ese encanto que reparte a manos llenas una Mutter, y que su fraseo se nos antoje demasiado adusto, la convierten en cualquier caso en una instrumentista realmente privilegiada, que además consigue muy fácilmente conectar con el público. Así lo reconocía el crítico del Daily Telegraph: "no solamente es una violinista sin parangón y una personalidad con la curiosidad siempre avizor, sino que es una comunicadora insuperable". En efecto, su figura delgada, los rasgos angulosos de su rostro, su talante posmoderno y, por supuesto, el sonido y el fraseo que salen de su instrumento, llegan directamente al oyente, que queda magnetizado, sin poder apartar la vista de ella. No es raro que una mujer tan interesante haya roto más de un corazón y que haya vivido más de un romance, alguno muy sonado con un conocido director.

Podrán comprobarlo los asistentes al concierto que la artista va dar en Santa Cruz de Tenerife con la Sinfónica y Víctor Pablo Pérez el 22 de noviembre, en el que tocará el Concierto de Sibelius, una obra que borda. Poco después, en Madrid el 23, para el Liceo de Cámara, en Zaragoza el 25 y el 26 en Pamplona, Mullova, presidirá el Ensemble que lleva su nombre, fundado en 1994, con un programa la mar de atractivo que incluye la versión de las Metamorfosis de Richard Strauss para septeto de cuerda y el Quinteto para dos chelos de Franz Schubert. Un día más tarde, cumplirá 43 años. Felicidades. A. REVERTER


El Spontini más desconocido
La ópera de Rennes en la Bretaña francesa está considerada como uno de los teatros de programación ejemplar, con un equilibrio casi perfecto entre apuestas novedosas y acercamiento inteligente al repertorio. Su temporada alterna el más raro Strauss, Martinu o Poulenc, junto a operetas y piezas de Verdi y Mozart. EL 22 de noviembre estrena un nuevo montaje de dos óperas cortas poco conocidas de Gaspare Spontini: Julie y Milton, la última basada en la biografía del poeta John Milton. La dirección musical es de Ottavio Dantone y la escénica, de Giorgio Barberio.


El gran Mendelssohn
Se toca ahora bastante, afortunadamente, la música sinfónico-coral de Mendelssohn. Sus dos grandes oratorios están un poco a la orden del día. No es para menos, teniendo en cuenta la perfección formal que derrochan y el tratamiento que el autor, siguiendo los preclaros ejemplos de Bach y Haendel, dio a su polifonía. El público del Palau (en el ciclo Palau 100) va a tener ahora la oportunidad de disfrutar de lo que a priori, considerando los elementos intervinientes, parece puede ser una buena interpretación de Elías. Los conjuntos son los del londinense King´s Consort. con la colaboración en este caso del Orfeò Catalá. Los solistas son de excelente nivel: la soprano colombiana Juanita Lascarro, la mezzo Joan Rigby y el tenor James Gilchrist, ambos especialistas ingleses, y el barítono alemán Olaf Bär. Al frente de todos estará el nervioso y móvil, eternamente sonriente, Robert King.


Batuta en alza
Se va introduciendo poco a poco Lorenzo Ramos en la actividad musical madrileña, donde ha tenido ya oportunidad de ser visto. Este artista, nacido en Viena en 1968, alumno de Karl Üsterreicher, director de orquesta y de coros -en la actualidad es responsable de la Escolanía del Monasterio de El Escorial-, ha demostrado ya su saber hacer y su tacto para el repertorio sinfónico-coral. El concierto que va a ofrecer el 21 y el 22 de noviembre en el ciclo de la RTVE, entra en este apartado e incluye, perfilando lo que es un programa realmente bello, la obertura de Las bodas de Fígaro y el Concierto para arpa y flauta -con las solistas Isabelle Moretti y Mónica Raga, esta última miembro de la orquesta- de Mozart, y la Oda a Santa Cecilia de Haendel, una obra exultante y bellísima, en la que participarán el coro de la entidad, la soprano norteamericana Alexandra Coku y el tenor tinerfeño Agustín Prunell-Friend.


César cabalga de nuevo
Cuando hace pocos días que ha pasado por Madrid la ópera Giulio Cesare de Haendel, un manjar que se disfruta en raras ocasiones, he aquí que hay una nueva oportunidad de verla en España, esta vez en una versión concertante. El evento tendrá lugar en la catedral de Valladolid el 23 de noviembre, dentro del ciclo Otoño en clave, que se sacó de la manga el año pasado Valentina Granados, gerente de la Orquesta de Castilla y León. Hemos dicho bien: evento. Porque así hay que calificar un acto en el que intervienen Les Musiciens de Louvre-Grenoble al mando de su titular, el inquieto y eficiente Mark Minkowski, uno de los músicos más emprendedores y omnívoros del presente; algo peligroso porque ya sabemos lo que suele suceder cuando se quiere abarcar demasiado. Este director parisino, de 1962, quiere estar en todos los ajos, y de hecho está, bien que no siempre alcance las calidades que obtiene cuando se enfrenta al repertorio barroco, en el que se encuentra como pez en el agua y en el que ha conseguido cotas de muy difícil superación, tanto en vivo como en disco (suele grabar lo que antes ha tocado o viceversa). Su Alcestes, su Orfeo y Eurídice de Gluck, sus aproximaciones a Rameau, sus Haendel se han hecho un sitio muy importante y nos han revelado una exquisita sensibilidad para los colores y el tratamiento del ritmo; algo que, extrañamente, hemos podido apreciar asimismo en su versión de la opereta La bella Helena de Offenbach, llena de vida, de verbo, de gracia.

Timbres agresivos
Esperamos lo mejor de esta nueva experiencia haendeliana en los timbres agresivos de Les Musiciens du Louvre-Grenoble llevados por la convincente batuta de su director, y de las voces que van a participar, entre las que se encuentran la siempre interesante mezzo sueca Anne Sophie von Otter como Sesto y el ascendente barítono francés Denis Sedov. Julio César recae en la joven soprano Marjana Mijanovic. El resto del reparto principal lo componen Danielle de Niese, Charlotte Hellekant y el contratenor Bejun Mehta. A raíz de esta gira y con este mismo reparto Deutsche Grammophon grabará el disco.


Recuerdo a Tárrega
El 21 de noviembre se conmemora el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de uno de los más importantes compositores españoles, Francisco Tárrega, padre de la guitarra moderna. Nacido en Villarreal (Castellón) en 1852, recibió sus primeras lecciones ya desde muy niño y consolidó su formación en el conservatorio de Madrid junto a Hernando y Galiana. Desde muy pronto se dedicó íntegramente a la guitarra con gran éxito, que fue coronado a raíz de su estancia en París, donde se le abrieron todos los grandes salones, lo que le permitió establecer una estrecha relación con todo el mundillo de la cultura y la música. Ofreció giras por toda Europa con gran éxito. Cuando se instaló en Barcelona, ejercició una gran labor pedagógiga y de divulgación de su instrumento. Fue uno de los primeros en recuperar la obra de Bach y transcribió numerosas piezas. Para el recuerdo queda su célebre Recuerdos de la Alhambra, entre decenas de composiciones que abrieron las puertas a la guitarra contemporánea. Murió en la Ciudad Condal en 1909, el mismo año que Albéniz y Chapí. Entre sus alumnos figuran nombres tan importantes como Miguel Llobet, Daniel Fortea y Emilio Pujol.


Arte de transcribir
El violinista Dmitri Sitkovetski, hijo del célebre intérprete del mismo instrumento Julian Sitkovetski y de la pianista Bella Davidovich, es una de las figuras más interesantes e inquietas del panorama actual. Creó la New European Strings, una orquesta de cuerda, con algunos de los mejores músicos de Europa que se reúnen para sus interesantes propuestas. El 26 de noviembre en Oviedo, el 27 en Madrid y el 28 en Alicante, presentan un programa dedicado al arte de la transcripción que incluye la Sonata en Mi bemol de Bach, transcrita por Respighi, la Sonata Trino del diablo de Tartini en la versión de Kreisler y los Souvenirs de Florence de Chaikovski en revisión del mismo Sitkovetski.