"María del Carmen" renace en Wexford
Puesta en escena de Luigi Ferrari para María del Carmen
El olvido del patrimonio español se va superando, en algún caso con ayuda de las instituciones europeas. En poco más de un año, dos zarzuelas, La generala y Luisa Fernanda, cruzaban las puertas de la Volksoper de Viena y la Scala de Milán. Ahora le llega el turno a una ópera, María del Carmen, de Enrique Granados cuyo redescubrimiento le corresponde al Festival de Wexford en la costa irlandesa. Este enclave lírico de primera se caracteriza por dar a conocer el repertorio internacional abandonado. Ha sido, de hecho, pionero en la recuperación de obras que ahora surcan el panorama.Bajo la dirección de Luigi Ferrari, que asumirá el mando artístico en el Teatro de la Maestranza, presenta desde este fin de semana tres títulos, De Drei Pintos de Weber, orquestada en su mayor parte por Mahler; Svanda Dudák (Svanda el gaitero) de Jaromír Weinberger, estrenada en 1927 en Praga, que conoció alguna popularidad en Centroeuropa en los años treinta y la citada de Granados. La obra de Weber, que abre esta tarde el Festival, está ambientada en Castilla. Para Ferrari "se trata de una música maravillosa, raramente interpretada". El montaje es de Michal Znaniecki y la dirección musical de Paolo Arribaveni. El sábado presenta Svanda el gaitero, con un montaje de Damiano Michieletto con dirección de Julian Reynolds.
Sin embargo, para el público español ofrece mayor interés el estreno moderno de María del Carmen. El director musical de la producción, Max Bragado Darman, responsable de la edición crítica para el ICCMU, presentó el pasado año unos fragmentos en el Auditorio de Murcia. Pero será ahora cuando podrá verse la obra completa. Estrenada en 1898, en el Teatro Parish de Madrid, en una una campana lírica muy provechosa que produjo obras como Curro Vargas y La cara de Dios de Chapí, cuenta con la fuerte influencia del verismo que se había apropiado de la sensibilidad del público madrileño tras el estreno de Cavalleria Rusticana y continúa en la línea de un éxito previo, La Dolores de Bretón. Ambas a partir de dramas de José Feliu y Codina.
Ambiente murciano
El libreto está ambientado en una huerta murciana llena de celos, emociones descarnadas y que permite evocar referencias folclóricas de la región. Frente a las irregularidades que planean sobre sus Goyescas, -una pieza dramática errónea sostenida por una música de gran intensidad-, María del Carmen puede resultar menos genial, pero funciona en bloque mucho mejor, no en vano Feliu era un experimentado hombre de teatro y Granados tuvo un buen olfato para recrear los momentos más pasionales. Las partes protagonistas son difíciles, lo mismo que las exigencias del foso. En la época fue atacada con dureza en algunos medios porque se despreciaban sus "frases vulgares y corrientes en la gente de la huerta de Murcia", algo que hoy en día se valora como algo muy positivo. Sin embargo, su música fue mucho más apreciada y en la crítica del semanario Blanco y Negro se alabó que su autor era "un músico a la moderna, con una poderosa organización, con un profundo conocimiento de la orquesta y de todos sus efectos armónicos, de una delicadeza exquisita". Se demanda su reposición en España cuanto antes. En Wexford, el montaje es de Sergio Vela, con diseños de Cristiana Aureggi y vestuario de Violeta Rochas. Los principales intérpretes, que afrontan particellas de notable exigencia, son la georgiana Diana Veronese y el mexicano Dante Alcalá, junto a los españoles José Manuel Zapata, Silvia Váquez y Alberto Arrabal. L. G. IBERNI
Jóvenes valores
Continua la temporada de la Nacional. Los días 17, 18 y 19 de octubre, le llega el turno a George Pehlivanian que ha situado en atriles dos potentes composiciones ilustrativas ambas del drama de Byron, Manfred: la obertura de Schumann y el poema sinfónico de Chaikovski. El programa se completa con el Concierto nº 1 de Bruch, con Joshua Bell, violinista de bella sonoridad y efusiva expresividad. También bella sesión ofrece el 17 de octubre la Sinfónica de Tenerife con su titular, Víctor Pablo Pérez. Reúne dos obras auténticamente maestras de Mozart, el Concierto para clarinete K 622, con el clarinetista Michael Kirby y el Requiem K 626, que presenta un equipo vocal hispano: Soledad Cardoso, Luisa Maeso, Francisco Vas y José Antonio López.
La ABAO y Carmen
La segunda ópera seleccionada por la ABAO es la siempre solicitada y apreciada Carmen de Bizet. En estas representaciones bilbaínas de los días 18, 21, 24 y 27, desempeña el papel estelar de cigarrera la rusa Irina Mishura, nacida en 1968 en Krasnodar, que viene precedida de una relativa fama y que posee, según se comenta, un talento indudable. Veremos: no es nada fácil hacer una Carmen convincente. César Hernández, que hiciera en Madrid esta parte, será su José. Es una voz de emisión irregular y algo falta de cuerpo para este lírico-dramático cometido. Inva Mula y Genaro Sulvaran serán Micaela y Escamillo. La producción es la ya conocida, y aplaudida por su colorido, del Real firmada por Emilio Sagi, con los discutidos y curiosos figurines de Jesús del Pozo. Orquesta Sinfónica de Szeged, Coro de la ABAO y dirección musical estarán en manos del práctico Alain Guingal.
Vuelve Pletnev
El VIII ciclo de Grandes Intérpretes que organiza la Fundación Scherzo, está en su equinoccio con cinco de sus nueve conciertos. Por lo pronto, el 21 de octubre actuará en el Auditorio Nacional el ruso Mijail Pletnev, que viene de participar en la inauguración del Auditorio de Tenerife, con una actuación muy controvertida, por cierto. Se trata de un artista sólido, de excelente mecánica virtuosista, aunque de criterios frecuentemente manieristas y que, en ocasiones, resultan un tanto epidérmicos. Es siempre, en todo caso, un pianista muy resultón, que brinda un programa variado donde combina cuatro números de Hojas multicolores op. 99 y cuatro de Hojas de álbum, op. 124, más la imponente Fantasía en do mayor op. 17 de Schumann, con la Danza Macabra de Liszt para culminar con la impresionante Sonata nº 7 de Serge Prokofiev.