Festival Mozart: el triunfo de la idea
La cita coruñesa reclama el carácter latino del creador salzburgués
20 mayo, 2004 02:00Escena del montaje de La finta giardiniera
Beethoven (Missa solemnis) y Donizetti (El elisir de amor) son los inesperados compositores que inauguran y cierran el Festival Mozart de La Coruña. La cita, larga y bien nutrida, comienza el 27 de mayo y se prolonga hasta el 3 de julio. Su programación, la primera íntegramente diseñada por el equipo que dirigen Alberto Zedda y Víctor Pablo Pérez, incluye una plural y variada oferta artística.
Tras la partida de Antonio Moral, éste fue sustituido por un equipo integrado por Alberto Zedda (asesor artístico), Víctor Pablo Pérez (director musical), Cristina Vázquez (directora de producción) y Patrick Alfaya (director gerente). Para Alfaya, el cambio apenas ha afectado a la estructura del festival: "Todo sigue tan diáfano y transparente como cuando estaba Antonio Moral", subraya. Alfaya asegura que el futuro del festival pasa "por la gente joven". "Aunque es cierto que cada día tenemos más público, el reto de llenar en una ciudad como La Coruña dos funciones en el Palacio de la ópera no es fácil. Piense que son 3.500 localidades. Y no precisamente haciendo traviatas o bohèmes, sino con títulos como Gli amori d’Apollo e di Dafne o La finta giardiniera". Alfaya, que además es gerente de la Sinfónica de Galicia, habla con la misma franqueza con la que mira a su interlocutor. Sin reservas revela las cifras del festival: el presupuesto de la presente edición asciende a 1.800.000 euros, "de los cuales, 1.200.000 son aportados por Caixa Galicia; el resto lo cubren la orquesta y los ingresos de taquilla, que este año esperamos rebasen los 300.000 euros".
Esperado Rossini
Estos 1.800.000 euros son para una programación en la que abunda la música de Rossini, compositor que acapara dos de los títulos operísticos más esperados: la farsa cómica La cambiale di matrimonio y la ópera La donna del lago, que a pesar de presentarse en versión de concierto constituye uno de los platos fuertes del cartel, al ser protagonizado por las estrellas rossinianas Juan Diego Flórez y Daniella Barcellona. En el podio, el propio Alberto Zedda gobernará los pulidos mimbres de la Sinfónica de Galicia.
"No, no pienso que se esté produciendo una rossinización del Festival Mozart. Lo que ocurre es que sería imposible polarizar la programación exclusivamente en Mozart. Eso no lo aguantaría ningún festival, ni siquiera Salzburgo", dice el famoso rossiniano, cuya decidida implicación con el Festival le ha llevado incluso a establecer residencia en La Coruña.
Zedda, que también es director artístico del Festival Rossini de Pésaro, no duda en enclavar la esencia ideológica del Festival Mozart en "una vocalidad, en un modo de cantar, que arranca del barroco y se prolonga hasta Rossini". El festival tampoco elude, según su asesor artístico, puntuales ramificaciones hacia el mundo romántico. "Nuestro Mozart, nuestra manera de entender el repertorio barroco y clásico, e incluso algunas obras belcantistas, arranca de una perspectiva eminentemente latina y mediterránea, que intenta romper con la severidad impuesta en los últimos años", precisa Zedda, quien reivindica con pasión la latinidad del canto barroco. "Esa manera cálida y libre que procede de una cultura vocal virtuosística, aristocrática y muy cultivada, profundamente diferente al verismo y a la sobredimensión de los sentimientos pasionales. Una vocalidad pre-romántica. éste y no otro es nuestro ideario vocal". "Es, por ejemplo", añade a modo de ejemplo, "el Mozart que dirige Riccardo Muti, y que tanto gusta también al público centroeuropeo. Este reencuentro con la pureza del canto es precisamente lo que queremos que encuentre el espectador que acude al Festival Mozart". Zedda reivindica la latinidad del salzburgués: "Recuerde que cuando al influyente crítico Eduard Hanslick le preguntaron cuál era el más grande compositor italiano, después de pensarlo respondió sin vacilar: ¡Mozart!".
Este ideal estético se extiende también, según Zedda, al ámbito dramatúrgico. "Desde la ópera cómica que nace con Monteverdi a los dramas de Da Ponte, e incluso el dramma giocoso, razón por la que una ópera como El elixir de amor sí tiene cabida en la programación, al inscribirse de pleno en esa corriente". El elixir de amor se presenta los días 1 y 3 de julio en la aplaudida producción concebida por Mario Gas para el Liceo. Musicalmente será dirigida por Víctor Pablo y contará con un calibrado reparto que incluye a Antonino Siragusa, Eva Mei, Carlos Chausson y José Julián Frontal.
Mozart latino
El Mozart latinizado que reivindica Zedda aparece representado por dos títulos. La finta giardiniera, que llega en la vistosa versión concebida por Emilio Sagi para la ópera de Niza, se representará el 4 y el 6 de junio bajo la dirección de Gustav Kuhn. El reparto combina jóvenes y brillantes caras españolas -José Zapata, Ruth Rosique- con figuras consagradas, como Carmela Remigio o Carmen Oprisanu. El segundo Mozart llega con el singspiel La obligación del primer mandamiento, que alterna en el programa con la tronchante farsa rossiniana La cambiale di matrimonio. Uno y otra serán dirigidos por Luigi Squarzina (escena) y Arnold Bosman (música). El elenco vocal augura lo mejor: Agata Bienkowska, María José Moreno, Aldo Caputo, Bruno de Simone.
Pero el festival, fiel a la filosofía expresada por Zedda, extiende sus miras cronológicas aún más atrás. Y lo hace con lo que puede ser el acontecimiento del festival: el estreno en España de Los amores de Apollo y de Dafne, "drama para música en un prólogo y tres actos" del gran Francesco Cavalli, el autor de La Calisto. Se podrá descubrir y disfrutar esta "verdadera obra maestra" (Zedda) los días 21 y 23 de mayo en el Rosalía Castro, con puesta en escena, de Pier Luigi Pizzi y dirección musical de Zedda. En el extenso elenco vocal, destacan Marisa Martins, Soledad Cardoso y Marianna Pizzolato, cantante ésta última recientemente descubierta por Zedda, al que se le hace la boca agua al hablar de sus excelencias vocales.
Tampoco los recitales y ciclos de cámara han eludido la imbricación ideológica. Los recitales instrumentales versan y exploran la función didáctica y virtuosística que inspiran algunas páginas del gran repertorio. No faltan en este original ciclo los estudios pianísticos de Sgambati, Glazunov, Szymanowsky, Liszt, Schumann, Debussy o Rachmaninov, que serán recreados por Massimiliano Damerini, Alba Ventura y Nicolái Luganski. En el ámbito del violín, los 24 Caprichos de Paganini, defendidos el 5 de junio por Tedy Papavrami.
También los recitales líricos se nutren de similar filosofía. Si en anteriores ediciones estaban orientados fundamentalmente hacia el repertorio operístico y liederístico, en la actual muestran una visión más ecléctica. Cuatro recitales que suponen otras tantas miradas panorámicas nacionales, y en las que también hay espacio para la contemporaneidad. España, Italia, Francia y Polonia son los protagonistas de estos recitales monográficos, que cuentan con la participación de la soprano Luisa Castellani (Petrassi, Dallapiccola, Nono, Berio), las mezzos Silvia Tró Santafé (Anchieta, De la Torre, Granados, Turina, Rodrigo, Montsalvatge) y Marie-Ange Todorovitch (Bizet, Massenet, Ravel, Canteloube), así como de la contralto y vieja amiga del festival Ewa Podles, que el 26 de junio cantará, entre otras piezas, canciones de su paisano Chopin.
El Festival Mozart tampoco se olvida de la música de cámara. Cinco citas entre las que destacan la presencia de Massimo Spadano como solista de violín y director de la Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Galicia (3 de junio), y la doble comparecencia del Cuarteto Keller.