Image: Borrón y Auditorio nuevo

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Música

Borrón y Auditorio nuevo

El INAEM confía a Antonio Moral un cambio de modelo

22 octubre, 2010 02:00

La Sala Sinfónica del Auditorio, hecha puzzle.

El Auditorio Nacional quiere ser rentable y salir de Madrid. Con esta idea, el INAEM lo ha integrado en el nuevo Centro Nacional para la Difusión Musical que dirige desde el 1 de octubre Antonio Moral. Se pone fin, así, a la dirección artística de José Manuel López López, cuya polémica salida coincide con la reducción de los presupuestos para 2011.

José Manuel López López se enteró de su destitución como director artístico del Auditorio Nacional dos horas antes de que, el pasado 28 de julio, se presentara en rueda de prensa el nuevo Centro Nacional para la Difusión Musical. Es el último trabalenguas del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que desde el 1 de octubre aglutina las competencias de programación y gestión del Auditorio, el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea y el Centro de las Artes Escénicas y de las Músicas Históricas de León. Al frente del nuevo Centro figura Antonio Moral, que hereda la programación anterior durante los próximos tres meses.

López López y su equipo ven así interrumpido el contrato que les vinculaba al Auditorio hasta 2012. "He sido literalmente torturado por cuestiones de forma que nos han hecho perder un tiempo valiosísimo", cuenta López López a El Cultural. "¿Los motivos del cambio? Una vendetta entre directores generales". Hace tres años, César Antonio Molina le encomendó la primera titularidad artística del Auditorio desde su apertura en 1988. No fue un nombramiento a dedo, sino a propuesta del Consejo del Auditorio, presidido por Luis de Pablo.

Un INAEM más musical
Félix Palomero asumió la dirección del INAEM a mediados de 2009. Fue una apuesta clara de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, por un profesional del sector. Durante seis años, Palomero ocupó la dirección técnica de la Orquesta y Coro Nacionales de España. En ese tiempo fue responsable del fichaje de Josep Pons como titular del conjunto. Con el nombramiento de Moral, que no fue sometido a concurso, se confirman las reservas de Palomero al extinto Código de Buenas Prácticas y también al propio Consejo del Auditorio, que tuvo que disolver. El director del INAEM zanjó la cuestión alegando que "el CNDM es un centro de gestión y no de producción", al contrario de lo que se especifica en las bases de la Subdirección de Música y Danza del Instituto.

El cambio radical del organigrama tiene como propósito la optimización, homogeneización y descentralización de criterios y recursos en tiempos de crisis. Palomero lo describe como un "brazo articulado de gestión directa", que ha engrasado su maquinaria administrativa con la implantación de los llamados contratos comerciales, que dinamizan un gasto presupuestario que hasta ahora operaba en números negativos y en razón de un déficit tope. En su nueva etapa, el Auditorio quiere ganar dinero, y para ello plantea sus objetivos según unos criterios musicales, pero "también sobre una cuenta de explotación".

La letra pequeña del BOE habla de mejoras en coordinación y difusión, criterios homogéneos en política de precios, acuerdos entre festivales y nuevos modelos de coproducción con instituciones no necesariamente asentadas en Madrid. La "letra grande" dice que el CNDM gasta menos que la suma de las partes que aglutina, en un contexto de contención del gasto público y unos modestos presupuestos para 2011 (un 10% menos con respecto al año anterior) que destinan al INAEM 161,9 millones de euros de los 789,3 con los que cuenta Cultura. El CNDM se reserva dos, a la espera de su definitiva aprobación.

López López contó con un millón de euros para su primera temporada, y la mitad para la segunda. Su equipo consiguió que el Auditorio fuera la única unidad del INAEM con patrocinio externo. Lo hizo a través de la Fundación BBVA y el Concurso de Composición Musical, que en enero prepara su segunda edición como parte de los "compromisos adquiridos" por Antonio Moral. En la memoria de las 212 actividades de la era López López el gasto se sitúa en torno a los 12.000 euros de coste por actividad y 20 por espectador, con una ocupación media del 65%. "Si alguien supera esas cifras, que me llame y me lo cuente". En el tintero del compositor madrileño, que se lamenta de que la nota de prensa de presentación del CNDM incidiera en la necesidad de la creación y difusión musicales ("como si no se estuviera haciendo ya"), queda un monográfico Gerhard, un ciclo Stranvinsky o una ópera virtual encargada a Art Futura. "No hemos hecho conciertos de rock, ni han venido las famosas tonadilleras. ¿Es eso lo que querían?".

Por su parte, Antonio Moral pretendía tomarse un año sabático después de su etapa como director artístico del Teatro Real. Pero, sólo unos días después de pasar el testigo a Gerard Mortier, le propusieron el proyecto, que aceptó "sin dudarlo". Desde el pasado 4 de octubre ocupa uno de los despachos del Auditorio, donde se afana en desarrollar las líneas maestras de una programación que hará pública próximamente. "Por ahora no tengo ni ordenador", bromea al teléfono, "pero pronto podré ofrecer unas coordenadas".

Moral viene avalado por los números del Real, el Festival Mozart de La Coruña, la Semana de Música Religiosa de Cuenca y ciclos como el Liceo de Cámara y Grandes Intérpretes que han visto la luz precisamente en Madrid. Su perfil está más cerca del programador que de las tablas de Excel con que se cuadran los presupuestos. "Si bien ambas cosas van de la mano", aclara. Su centro de operaciones estará en el Auditorio ("un contenedor que acogerá todo tipo de propuestas"), pero también en las sedes del Auditorio 400 del Museo Reina Sofía ("para la creación contemporánea") y varios espacios en León ("donde se velará por el repertorio histórico y el patrimonio").

El fin del centralismo
Una de las claves de la gestión consistirá, según Palomero, "en ir reduciendo el centralismo de Madrid e impulsar una política más ambiciosa de difusión de la música española a nivel estatal e internacional, a través de giras por España y por el extranjero". Es otro de los factores de riesgo del CNDM, que viene precedido por la mala prensa que ha acompañado a los altos cargos y funcionarios del Auditorio. Jorge Fernández Guerra, relevado también como director del CDMC pero que seguirá al frente del Festival de Alicante, rehuye la polémica. Tiene claro que "en el sector público uno tiene que dejar el cargo con la misma buena voluntad con que lo asumió".

Palomero se ha propuesto llevar "más allá" la vanguardia musical del edificio de Jean Nouvel, resolviendo lo que considera "las crecientes incongruencias" de dos programaciones paralelas. "No tiene sentido que para un mismo concierto haya que pagar en Príncipe de Vergara y no en Atocha". ¿Se empezará a cobrar la entrada a los conciertos del CDMC? "Desde luego no inmediatamente, pero la gratuidad en la cultura tiene una razón de ser y una fecha de caducidad".

En cualquier caso, la gran incógnita a despejar será saber hasta qué punto el nuevo modelo de explotación del Auditorio podría afectar a las relaciones con programadores independientes, tras el sonado caso de Promoconcert, y con el fantasma del Palau de la Música Catalana deambulando todavía por los despachos del ministerio.