Billie Eilish parece no tener techo con su nuevo disco: del imparable rompepistas a la balada desgarradora
La compositora de Los Ángeles entrega un tercer álbum deslumbrante, 'Hit Me Hard And Soft', con amplia variedad de registros inesperados.
17 mayo, 2024 12:15Con tan solo 18 años y gracias a su primer álbum de estudio, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? (2019), Billie Eilish consiguió provocar un terremoto musical al saltar a la primera línea de la escena musical, llegando a convirtirse instantáneamente en el icono de toda una generación.
Unos años después, tras nueve Grammys y ser la artista mas joven en obtener dos Oscars por sus canciones originales en blockbusters de la talla de Time To Die y Barbie, Billie sigue teniendo el control total de su carrera como si nada de esto hubiese pasado.
La clave principal es el bloque sólido y creativo que conforma junto a su hermano Finneas, ambos componen mano a mano todas las canciones en su estudio mientras que él se ha encargado de la instrumentación y de la producción de todos los álbumes hasta la fecha.
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Una autonomía artística y una posición privilegiada que el dúo ha sabido aprovechar perfectamente, creando un sello íntimo y personal a prueba de bombas, tal y como reflejan composiciones del calibre de "Bad Guy", "I Didn`t Change My Number" o "Lost Cause". La asociación cualitativa de estos dos hermanos es, sin duda, una de las mejores noticias que puede tener el pop actual en un mundo musical sobrado de poses y elementos artificiales constantes de dudosa calidad.
Pero si hay algo que realmente marca la diferencia es la característica voz y la personalidad de la cantante de Los Ángeles. Su talento interpretativo y vocal es capaz de dibujar unos paisajes de una intimidad poderosa y desbordante, y sus letras retratan con gran claridad e ironía la hipersensiblidad y fragilidad características del periodo vital en el que se encuentra.
Además, su magnetismo personal y su naturalidad aparentemente centrada la confirman como una de las artistas mas importantes e irresistibles del momento.
Tras tres años de silencio y después de su excelente segundo album, Happier Than Ever, por fin ha llegado su esperado nuevo disco, Hit Me Hard and Soft, disponible para escuchar desde el 17 de mayo. Todo ello sin ninguna noticia previa, ni single de adelanto, ni foto promocional, ni nada de nada que permitiera saber por donde iban a ir los tiros. Tan solo algunos letreros luminosos y carteles relacionadas con la artista en algunas de las ciudades más importantes del mundo con frases misteriosas como "Did I cross the line?" o "She's the headlights I'm the deer" dejaban alguna pista suelta.
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Para el estreno de su nuevo álbum, al igual que sucedió con la presentación del Dark Matter de Pearl Jam, la compañía discográfica organizó ayer una escucha para prensa y fans en una sala de cine gigante y así poder comprobar también, a través de la reacción del público, si la espera había merecido la pena.
Y desde luego la respuesta no pudo ser mejor en un patio de butacas repleto de teenagers entregados a la pantalla de la sala mientras desprendía a todo volumen cada una de las diez nuevas canciones que conforman el disco.
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El resultado no deja lugar a dudas, Billie Eilish no tiene miedo alguno en evolucionar e incorporar nuevas sonoridades a un discurso musical que sigue teniendo su sello personal tan reconocible. Un disco con un gran dosis de romanticismo y madurez que, sin duda, significa un paso mas en su carrera.
"I Felt in love for the first time" es la primera frase que abre el disco y que pertenece a "Skinny", una preciosa y desgarradora balada a flor de piel confeccionada tan solo con guitarra y voz mientras un cuarteto de cuerda estremecedor acaba redondeando de manera impecable una canción que quizá otros artistas hubiesen elegido para cerrar el álbum.
En cambio, la potente línea funk del bajo con la que comienza "Lunch" rompe rápidamente con el dramatismo anterior y abre la puerta a la canción mas sexy y juguetona de la cantante de Los Ángeles. La letra explícita no deja lugar a dudas (I could eat that girl for lunch… she dances on my tongue…) convirtiéndola en una imbatible rompepistas abiertamente queer que como no podría haber sido de otra manera, ha sido seleccionado como primer single oficial del álbum.
"Chihiro" se mueve también en coordenadas dance similares a las de "Lunch", pero en clave más contenida e intimista gracias a su producción Low Fi, que da la impresión de estar grabada debajo del agua y que acaba derivando progresivamente hasta una excelente parte electrónica final capaz de transportarte a la mejor noche festivalera de verano.
Con "Birds Of A Feather" llega la primera sorpresa del álbum. Billie se despoja de su contención habitual para deslizarse por un soul-pop mas comercial, inédito hasta el momento. Y es que la belleza melódica que desprende su melodía de desamor teenager es simplemente irresistible. Una canción que podría haber sido un hit en cualquiera de las décadas anteriores.
"Wildflower" y "The Greatest" siguen confirmando el infinito gusto y talento vocal de Billie de sus primeros dos álbumes. Composiciones de corte más clásico creadas a partir de instrumentos tradicionales como la guitarra y el ukelele reflejando perfectamente la faceta más hipersensible y romántica de la artista.
La especie de bossa nova bella y juguetona de "L'Amour de Ma Vie" acaba derivando sorprendentemente en unos sintetizadores mas propios de un hit tecno-pop ochentero en el que Billie abusa un poco del Autotune en la, quizá, mayor concesión mainstream que haya hecho hasta la fecha la cantante angelina. No en vano, fue una de las más celebradas por el público que abarrotaba la sala de cine.
"The Diner" y los beats tan característicos del dúo vuelven a recuperar la parte más R&B y desenfadada de la artista, mientras que el reggae camuflado y oscuro de "Bittersuite" se recrea en la incesante ironía de una letra que parece hablar de encuentros furtivos y excitantes en habitaciones de hotel.
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Y, finalmente, con la delicadeza pop de "Blue", Billie Eilish cierra el disco de manera hipnótica tendiendo un puente musical entre el lirismo intimista de una Lana del Rey y el dramatismo desolador de unos Portishead dejando bien claro que Hit Me Hard And Soft realmente golpea fuerte y suavemente y también que Billie Eilish, de momento, no tiene a nadie en la escena musical que le pueda hacer sombra.