Juan José Palacios Tele, Jesús de la Rosa y Eduardo Rodríguez Rodway, miembros de Triana, banda de rock sevillana. Foto: Warner Music

Juan José Palacios "Tele", Jesús de la Rosa y Eduardo Rodríguez Rodway, miembros de Triana, banda de rock sevillana. Foto: Warner Music

Música

Eduardo Rodway (Triana): "El rock andaluz fue desbancado por la Movida madrileña, que no ha dejado ningún poso"

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Con motivo de la tragedia de la DANA, que ha hecho mella especialmente en la provincia de Valencia, los medios de comunicación han recordado estos días otras inundaciones en distintos territorios de nuestro país durante las últimas décadas. Una de las más graves tuvo lugar en el País Vasco durante el verano de 1983. Durante los días 11 y 12 de octubre de aquel año se celebraron conciertos en el velódromo de Anoeta (San Sebastián) con el propósito de recaudar fondos para los damnificados. Allí estuvo, en la segunda jornada, el grupo sevillano Triana. A la vuelta se mató con el coche Jesús de la Rosa, el alma de la banda, que acababa de dar su último recital.

Esta historia, sin embargo, se remonta a 1974, e implica al citado De la Rosa, compositor principal, voz solista y teclados; Eduardo Rodríguez Rodway, guitarrista y compositor ocasional; y Juan José Palacios "Tele", batería. Ahora que se cumplen 50 años de la constitución del grupo, la discográfica Warner Music lanza este viernes, 8 de noviembre, un recopilatorio —en formato vinilo y CD— con 17 canciones remezcladas, un doble LP con canciones en directo extraídas de los archivos de RTVE y un DVD con una selección de algunas de las mejores actuaciones de Triana restauradas.

Warner fue la compañía que absorbió en 2002 Fonomusic, que a su vez había ocupado en 1983 el lugar de Movieplay, la discográfica que se encargó de las producciones de Triana desde su primer disco, El Patio (1975), hasta el último, el premonitorio Llegó el día (1983). Pero Triana, decíamos, se fragua mucho antes. Aunque toda su trayectoria se desarrolla en Madrid, amén de las distintas giras, el germen de la banda es Sevilla, que en los 60 experimenta una insólita efervescencia musical. 

Carátula del estuche 'Eternos Triana' (Warner Music)

Carátula del estuche 'Eternos Triana' (Warner Music)

El asentamiento de las bases norteamericanas en Morón y Rota, que da lugar a una creciente pasión por el jazz, el blues, el rock..., y los álbumes que trae de París Gonzalo García Pelayo, personaje ineludible en este relato, alumbran un escenario propicio para la explosión creativa. Este guiso, no olvidemos, se cuece sobre las brasas del arte seminal, el flamenco, que hunde sus raíces en barrios como el de Santa Cruz, La Macarena, Puerta Carmona y, por supuesto, Triana. El flamenco se convierte, por tanto, en una suerte de conejillo de indias que lo mismo puede confluir con el jazz de Joe Beck —Sabicas, de Pamplona, se encontró con el guitarrista estadounidense en 1970— como con el rock de Pink Floyd y Jimmy Hendrix.

Formaciones como Gong y Smash, banda sevillana de la que emergieron figuras inolvidables como Silvio o Manuel Molina (la mitad de Lole y Manuel), sentaron las bases del rock andaluz —naturalmente impregnado de matices flamencos—, en cuyo florecimiento fue determinante Ricardo Pachón. El productor no solo fue una figura decisiva para lo que se denominó flamenco fusión —impulsó los discos Nuevo día (1975), de Lole y Manuel, y La leyenda del tiempo (1979), de Camarón—, sino que contribuyó a la creación y desarrollo de grupos como Triana, que materializó lo que tanto tiempo atrás se iba cocinando en Sevilla, Veneno, Pata Negra, Alameda, Medina Azahara...

"Formamos parte de un movimiento cultural enriquecedor con muchos compañeros", evoca Eduardo Rodríguez Rodway, el único integrante original vivo de Triana, en El Cultural. "Esa fusión de rock y flamenco funcionó como un cohete", añade el guitarrista, alejado de la música desde 1888, cuando se retiró a Caños de Meca (Cádiz), donde ahora vive tranquilo. Eduardo reivindica el hito de haber pasado "de lo underground a lo popular" con "una música guapa, sencilla, cautivadora y con alma", aunque reconoce que los inicios no fueron sencillos.

El monumental libro Triana. A través del aire, publicado en la editorial Almuzara en 2023 y escrito a cuatro manos entre el guitarrista y el periodista Pablo Selma, da buena cuenta de la historia del grupo. Además del testimonio de Eduardo y la detalladísima narración de Selma, cohesionan la retrospectiva testimonios valiosos como el de Miguel Ríos, que coincidió en la cárcel con el guitarrista tras una redada de estupefacientes en 1972, y Antonio García de Diego, que a menudo aportó su guitarra eléctrica en las grabaciones de la banda. 

De Sevilla a Madrid

En la primavera de 1973, Eduardo acababa de salir de prisión —después de tres meses— y andaba inmerso en Tabaca, un proyecto sin vuelo que sucedió a Los Payos, grupo del que fue fundador y que alcanzó una gran popularidad con la canción María Isabel —"Coge tu sombrero y póntelo...". En aquel grupo tocó más de una vez Juan José Palacios "Tele", motivo por el que conoció a Eduardo. Jesús de la Rosa, por su parte, acababa de dejar Los Bravos y se presentó, casi con una mano delante y otra detrás, en el piso de Eduardo, en la madrileña calle San Nazario.

En realidad, Eduardo y Jesús se habían conocido en 1969 en la Plaza de España de Sevilla, cuando Los Payos grababan un número musical para el programa Estudio Abierto, de José María Íñigo. Jesús se presentó y le cantó una canción allí mismo. Se emplazaron para verse más adelante y así fue. En principio Jesús suplió a Carlos Attica cuando este dejó Tabaca, pero aquella banda acabó siendo la antesala de Triana. Faltaba un batería y, pese a la resistencia inicial de Jesús, decidieron llamar a Tele, que estaba en Sevilla conspirando para crear un grupo, junto a Manuel Molina y su novia Lole, que se llamaría Triana.

Jesús de la Rosa, Eduardo Rodríguez Rodway y Juan José Palacios Tele, miembros de Triana, banda de rock sevillana. Foto: Archivo

Jesús de la Rosa, Eduardo Rodríguez Rodway y Juan José Palacios "Tele", miembros de Triana, banda de rock sevillana. Foto: Archivo

Aquel proyecto no prosperó, como se sabe, aunque Manuel acompañó a Tele a Madrid para la primera reunión con Jesús y Eduardo. Desde entonces, tomaron el nombre. A pesar de las especulaciones, "nunca se plantearon unos Triana junto con Lole y Manuel", desmiente Eduardo en el libro. Además, Manuel "no cuadraba con nuestro ideario", aclara el guitarrista. Bien es cierto que la canción Todo es de color, en cuya composición participó Tele, apareció —en versiones completamente distintas— tanto en el primer disco de Triana como en el de Lole y Manuel.

Triana arranca con un objetivo: "Queríamos sacar de la negrura a aquella España, llenar de color ese país gris y casposo. El ideario era reivindicar lo andaluz con una música que tenía luz propia, estábamos hartos de copiar patrones extranjeros", cuenta Eduardo a El Cultural. Jesús estaba inspiradísimo y empezó a traer canciones como Abre la puerta, Luminosa mañanaRecuerdos de una noche (Bulerías 5x8)Sé de un lugar.

Todas ellas integraron una soberbia ópera prima, el álbum El patio"Dentro de cuarenta años la gente se habrá enterado bien de nuestra obra y nos reconocerán y hablarán de nosotros", llegó a manifestar el cantante y teclista. El misticismo que irradian estas canciones —introspectivas, líricas y profundas, ligeras pero complejas, unas biográficas y otras lisérgicas— se corresponden con el carácter de su compositor principal, tímido e inquieto, preocupado por el esoterismo y por lo que, en general, escapa a nuestro entendimiento. 

El proyecto entusiasma al triunvirato. Eduardo incluso vende el piso de San Nazario para invertir en el grupo, que siempre apostó por la autofinanciación, aunque sería injusto obviar la ayuda que en los inicios les prestaron Teddy Bautista, que impulsó la primera grabación, y los hermanos Javier y Gonzalo García Pelayo. El primero, fascinado por las canciones grabadas en el garaje de una casa que alquilaron en la calle Aluche, de la que acabaron siendo desahuciados por impago, entrega la cinta a su hermano, que paralelamente estaba montando Serie Gong, sello discografíco que acabaría integrado en la compañía Movieplay.

Tras el rechazo de EMI, Hispavox, CBS y RCA, comienzan a grabar en los estudios Kirios bajo la intermediación del músico Teddy Bautista y al cobijo de Serie Gong. Pese a contener canciones inolvidables como las citadas, el grupo no despega. Sin embargo, hay quien empieza a hacerse eco de una originalísima propuesta. El periodista Jesús Quintero, que cuenta con el grupo para el programa que dirige en RNE, es uno de ellos. Hijos del Agobio (1977), el segundo álbum —contiene canciones como Sr. Troncoso—, empieza a calar en una generación de jóvenes que se identifican con el ideario del grupo, que traslada un mensaje universal y humanista a través de la "música callejera sevillana", como ellos mismos denominaron su estilo. Rock progresivo con raíces flamencas. Un cóctel explosivo.

Sombra y luz es el disco de su consagración definitiva. Triana se alza con el número 1 de Los 40 Principales y el concierto del Parque de atracciones de Madrid para más de 35.000 personas en 1979, año del lanzamiento del álbum, representa la cima de su éxito. Faltarían, no obstante, canciones icónicas como "Tu frialdad", contenida en Un encuentro (1980), y "Una noche de amor desesperada", integrada esta en Un mal sueño (1981).

Eduardo Rodríguez Rodway, miembro de Triana, banda de rock sevillana. Foto: Warner Music

Eduardo Rodríguez Rodway, miembro de Triana, banda de rock sevillana. Foto: Warner Music

Eduardo habla en El Cultural de "un movimiento glorioso que fue más tarde desbancado por la Movida madrileña, que no ha dejado ningún poso musical. Nosotros cantábamos con pasión un mensaje de solidaridad y cariño, no es lo mismo que cantar que hoy he comprado en el supermercado un bote de Colón —se refiere, sin duda, a un estribillo de Alaska y los Pegamoides: 'Quiero ser un bote de Colón / y salir anunciado por la televisión'—. Oiga, mire usted... Ya está bien".

Tampoco comulga el guitarrista con la música actual. "Salvo excepciones, es decadente. Con los medios digitales que hay, lo que se ofrece al público es una mamarrachada. Es una música que no entiendo, no me gusta", afirma. Sin embargo, se muestra entusiasmado con "el nuevo rock andaluz"; concretamente, con bandas que manifiestan abiertamente los influjos de Triana, como el caso de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba —"son unos chicos estupendos y me gusta muchísimo lo que están haciendo", asegura Eduardo— y con proyectos como Califato ¾. "Triana mostró el camino y ellos lo han interpretado", celebra.

Un triste final

Los problemas de Triana, que se mantuvo en activo hasta la muerte repentina de Jesús de la Rosa, no estaban exclusivamente vinculadas a la música comercial de los 80. Para entonces, las diferencias con Gonzalo García Pelayo se habían vuelto insalvables. Eduardo y Jesús no soportaban que se atribuyera "producciones en las que no había hecho nada". Además, surgen algunos roces en torno a la autoría de las canciones. Para Jesús no era negociable que los temas que llevaba al ensayo fueran registradas exclusivamente a su nombre, mientras que Eduardo, que introdujo multitud de arreglos en ellas, cree que "debería haber sido más benevolente".

Por si fuera poco, el carácer de Tele estaba erosionando el grupo. "Era un tío muy jodido, se pasó de la raya. Tanto Jesús como yo estábamos hasta los cojones de sus tonterías. Como persona era inaguantable. El que no digiere la fama se convierte en un engreído", expresa Eduardo, cuyo rol entonces era también "equilibrar toda esa fuerza porque no quería que se rompiera el triunvirato". En Triana. A través del aire, el guitarrista confiesa que en una ocasión, poco antes del accidente, Jesús le dijo que se iba del grupo. Hoy, en cambio, no cree que se hubiera marchado. La muerte de Jesús, en todo caso, se produce en un momento de grandes tensiones internas. 

Lo que sucede tras la fatídica noche de octubre del 83 es una triste historia. Eduardo decide cumplir el pacto entre caballeros sellado con un abrazo años antes: si se iba uno de los integrantes, el grupo se acababa. Tele, por su parte, decide seguir utilizando el nombre Triana para conciertos en los que incorpora a otros músicos, lo que le distancia de Eduardo. "Traicionó los principios del grupo. Es un traidor. Incluso registró el nombre del grupo cuando yo me vine a Cádiz", cuenta el guitarrista a El Cultural.

Que Tele registrara la marca Triana antes de morir en 2002 sigue siendo un quebradero de cabeza para Eduardo. Desde hace años presencia cómo un grupo de músicos —"usurpadores", les llama— se hacen llamar Triana, bajo el amparo de la viuda de Tele, en sus actuaciones. Eduardo ha demandado esta "suplantación", según su criterio, pero el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Sevilla consideró en julio de este año que el único miembro vivo de los fundadores de la banda "no ostenta derecho sobre la marca, ni sobre las canciones, en su conjunto, sino que serán titulares aquellos que las tienen registradas".

Más allá de los sinsabores, Eduardo conserva la conciencia tranquila: "He cumplido con el deber que me impuse a mí mismo, defender los valores que tenía con Triana. Soy un hombre justo e intento ser honrado y honesto. Trato de vivir y envejecer con dignidad, compañero".