Image: Empieza la era del DVD clásico

Image: Empieza la era del DVD clásico

Discos

Empieza la era del DVD clásico

2 enero, 2002 01:00

Tras unos inicios un tanto tímidos, parece que las multinacionales apuestan de un modo definitivo por el formato DVD. Incluso piensan que puede ayudar a resolver la tremenda crisis que padece el sector. Esta semana El Cultural analiza los últimos y más destacados lanzamientos.

Las discográficas tienen justificadas esperanzas: mientras los tres minutos de las canciones pop pueden intercambiarse por internet y los cds copiarse y venderse en las aceras frente a la puerta de los grandes almacenes, hoy por hoy es imposible que esto suceda con la imagen, que ocupa muchísimos más bytes. Naturalmente, también se han dado cuenta del fondo, apenas explotado, que dormita en sus cavas y los primeros grandes lanzamientos se centran en clásicos del pasado, incluso a veces no muy reciente.

La Emi apuesta por Karajan y la Filarmónica berlinesa con varias oberturas wagnerianas (Emi 4923979) o el menos popular Rudolf Kempe en su salsa: la Sinfonía Alpina de Strauss con la Staatskapelle de Dresde (Emi 4923969). Entre fondos más recientes cabe citar el DVD dedicado a Walton con la Filarmónica de Londres y André Previn o, mucho más novedad, la Décima de Mahler con la Filarmónica de Berlín y su futuro titular: Simon Rattle (Emi 4929394). Estas publicaciones tienen, a pesar de su calidad, el inconveniente de ofrecer conciertos y no espectáculos más vistosos.

Por eso es más interesante la apuesta de otras compañías, lanzadas por la senda lírica. Así la Deutsche Gramophon presenta una primera selección absolutamente envidiable. Los amantes de Mozart tienen ocasión de adquirir el ya mítico Don Giovanni de Furtwängler, con un reparto excelente que encabezaba Cesare Siepi. La imagen, original de 1955, se deja ver bastante bien. Otra joya de la corona es el Otello salzburgués de 1974, con los mismos berlineses, Freni como Desdémona, Vickers como Otello y Glossop como Yago, tres voces y temperamentos ideales que respondían a la perfección bajo el mando de Karajan, responsable también de la dirección escénica. El mismo maestro dirigía en 1967 un impresionante Réquiem verdiano con un cuarteto solista de los que ya no existen: Leontyne Price, Fiorenza Cossotto, Luciano Pavarotti y Nicolai Ghiaurov. Pero tampoco se queda en un pasado más o menos lejano, pues también lanza unas Bodas de Figaro en el Châtelet parisino con Gardiner y Mille en las direcciones musical y escénica y Bryn Terfel como protagonista o la Walkiria neoyorquina de la pareja Levine-Schenk con el gran atractivo de Jessye Norman y Hildegard Behrens en los papeles de Siglinda y Brunhilda. Para algunos lo más interesante será quizá el Caballero de la rosa y El murciélago con el vivo pero ya mítico Kleiber hijo. La primera corresponde a una elaboración para televisión de la producción del antes citado Otto Schenk en Viena con Lott, Moll, von Otter y Boney. Se trata por tanto del segundo Caballero de Kleiber, casi tan mágico como el muniqués. Sí que pertenece a la ópera de Munich la grabación del otro Strauss, con el mismo Shenk como regista y el veterano Eberhard Wächter de Gabriel von Eisenstein. Son casi todo producciones de corte muy clásico pero bellas y que funcionan muy bien.

Decca aporta dos producciones bastante conocidas entre los adictos al género. La primera es la Madama Butterfly de Karajan y Ponnelle, muy cinematográfica y con un final peculiar, en la que Mirella Freni, Plácido Domingo y Christa Ludwig son protagonistas. También lleva la firma de Ponnelle el Rigoletto de Chailly con Luciano Pavarotti, Edita Gruberova e Ingvar Wixell. En ambos casos se trata de películas, no de representaciones teatrales, y en ambos colabora la Filarmónica de Viena. Decca no se duerme tampoco en laureles gloriosos y para algo tiene en su catálogo a Cecilia Bartoli como estrella rutilante, protagonista de una Cenerentola con orígenes en la ópera de Houston, muy clasicota, bajo el mando televisivo de Brian Large. La ópera que permitió lanzar a la fama a Angela Gheorghiu, Traviata, se incluye también en esta selección de choque. Nucci y Lopardo completan el trío protagonista con Georg Solti en el foso y Richard Eyre en una escena también muy clásica.

La oferta aún da más de sí y, con suerte, algunos se podrán hacer con una impresionante Forza del destino del San Carlo de Nápoles (1958), de imagen deficiente, con una lista de intérpretes apabullante: Tebaldi, Corelli, Bastianini, Christoff, Capecchi y Domínguez bajo batuta de Molinari-Pradelli (Hardi Classic 4002) o un Rigoletto proveniente de Parma (1987) con Kraus, Nucci y Serra (Hardi Classic 4001).

Tras lo expuesto es obvio que se echan de menos producciones más rompedoras, como las de Peter Sellars, por poner un ejemplo, pero el inicio es muy prometedor.