Image: Nueva frontera del cante de Jerez 2008

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Discos

Nueva frontera del cante de Jerez 2008

Varios Autores

25 septiembre, 2008 02:00

Bujío BJPS-174

En Jerez existe un impulso musical, que va pasando de padres a hijos, por el que los más jóvenes heredan las características rítmicas y expresivas de sus mayores. Este fenómeno, a medio camino del arte y la antropología, nos remite a las antiguas casas cantaoras, donde cada familia tenía -o tienen- sus particulares maneras de manifestar un canto o una danza. Estas casas, castas o escuelas, han ido alimentando al flamenco, proporcionándole el sustento con los ecos ancestrales que se van repitiendo para dejar el testamento sonoro en otros que lo traspasarán a las generaciones venideras. Y en estos registros encontramos la reivindicación por parte de los más jóvenes del cante de sus mayores, que es algo sagrado, a pesar de las modas y la presión comercial. Junto a Ezequiel Benítez, los hermanos Garrido, El Quini y Miguel Salado, ahí están en riguroso directo, los Carpio, Valencia, Moneo, Lara, Morao, Peña y Méndez, apellidos tradicionales del arte jerezano, descendientes de ilustres nombres de la gitanería flamenca, aunque lo que cantan es algo no por genuino menos moderno. Y eso sucede porque no interpretan, simplemente cierran los ojos y oyen, y a través de ellos suenan las voces de los antepasados haciéndose materia viva, con la secreta capacidad de convocar la enigmática presencia de los más remotos personajes, que un día habitaron esos barrios perdidos en las sombras de los siglos.