No es una sorpresa para los que lo hemos visto en tantas ocasiones sobre un escenario, pero sí resulta en verdad gratificante oír este último disco de Enrique Morente integrado por grabaciones en directo, que van de 1992 a 2008, más una realizada en estudio, fechada en 2009. Aquí está el Morente más fresco e inmediato, evitando las sinuosidades y yendo al grano, por derecho y exponiendo. Un Morente sin concesiones, de una autenticidad no por apabullante menos descarnada. Destacan las emocionadas interpretaciones de Nana de Oriente, las serranas y las granaínas, el homenaje a Sernita en los tientos y a Bernardo el de los Lobitos en las malagueñas. Si en los últimos registros hemos conocido al cantaor granadino inmerso en su privado laboratorio experimental, en este feliz regreso al pasado se manifiesta como un apasionado conocedor de todas y cada una de la infinitas variantes flamencas, ensamblando tradición y creatividad en un proceso de restauración con resultados espectaculares.